Camille es una de las mejores diseñadoras de vestidos de novia en España y aunque por un momento cree tener la vida perfecta, todo se desmorona cuando el día de su boda su prometido la deja plantada en el altar. Con el alma herida y el corazón devastado por la traición, decide olvidarse del amor sin imaginar que su nuevo jefe, Leonardo Ruíz, ese hombre egocéntrico y arrogante al que odia profundamente caerá rendido a sus pies. ¿Será Leonardo capaz de sanar su corazón herido o solo le causará más sufrimiento?
Leer másCamille Dumont
Me encuentro frente al espejo, arreglándome en un precioso vestido de novia que yo misma diseñé con tanto esmero para este día tan especial y sin dejar de sonreír, me doy una pequeña vuelta sobre mi eje, apreciando cada mínimo detalle en lo que considero es el día más feliz de mi vida o por lo menos es lo que creo, ya que más tarde me daré cuenta de que estaba totalmente equivocada.
Soy una mujer exitosa o así es como la mayoría de las veces me veo. Mi nombre es Camille Dumont, tengo veintiocho años y estoy a punto de casarme con el hombre de mi vida, Iker Soto.
Llego a la iglesia acompañada de mi padre Antoine Dumont; entramos y, mientras caminamos por el pasillo, espero escuchar la marcha nupcial; no obstante, eso no sucede. Busco con la mirada al que será mi futuro esposo, pero no lo encuentro, solo veo a nuestros invitados un poco confundidos, al igual que yo. En cuanto llego al frente, su familia se acerca a mí para preguntarme si sé algo de él, ya que tienen rato tratando de localizarlo sin éxito.
Con una ligera punzada en el corazón, le pido a mi padre que me preste su celular para comunicarme con él. El miedo de que algo malo le haya sucedido me embarga de tal forma que las manos me tiemblan y cuando por fin soy capaz de marcar el número que me sé de memoria, al instante me manda automáticamente al buzón.
No puedo más con esta angustia y estoy a punto de pedirle a mi papá que vayamos a buscarlo a su departamento, cuando una persona llega a la iglesia, se acerca a mí y me entrega una carta, lo cual me da un mal presentimiento, pero me apresuro a abrirla.
En cuanto la abro, me doy cuenta de que es la letra de Iker: “Camille lo lamento tanto, no puedo continuar con esta farsa. Ya no te amo más y creo que si continuaba con esta boda solo nos lastimaría a ambos. Espero que algún día puedas perdonarme, me he enamorado de mi compañera de trabajo, Amaya. Te deseo lo mejor en esta vida y nuevamente perdóname”.
Sin darme cuenta, me dejo caer de rodillas y mis ojos se llenan de lágrimas a tal grado que me impiden hablar cuando mi familia pregunta a qué se debe mi reacción.
—¿Qué es lo que decía esa carta para que termines así, Camille? —cuestiona mi madre.
Por toda respuesta les entrego la carta y escucho a mi padre maldiciendo a Iker.
No sé cómo tomo fuerzas para levantarme y salir corriendo de ahí. Lo único que deseo es que esto sea una pesadilla y que al despertar todo sea un mal sueño. Que Iker se encuentre frente a mí, sosteniendo mi mano para continuar con nuestra boda.
Detrás de mí escucho algunos gritos, pero los ignoro a todos. No tengo ganas de que me abracen, porque sé que si lo hacen, harán que esto sea real y no podré soportarlo.
Al salir de la iglesia, me doy cuenta de que está lloviendo. Cruzo corriendo hacia la avenida, tratando de quitarme este maldito velo que me impide ver con claridad. Cuando estoy en ello, escucho cómo frena un auto, esto me toma por sorpresa, ya que me esquiva por muy poco.
La persona que va manejando se baja y algo me grita, pero al igual que a los demás, lo ignoro. En ese momento tiro mi velo y sigo corriendo hasta encontrar un taxi libre y me dirijo al departamento de Iker. Todo esto debe de ser una broma, no me puede hacer esto. Sin embargo, cuando llego a su departamento y me encuentro con el guardia de seguridad, este me mira con un atisbo de sorpresa y al mismo tiempo de tristeza.
—Lo siento, señorita Camille —se disculpa con pesar—. Ayer por la noche el joven Iker tomó sus maletas y se fue con una mujer.
Y con esas palabras es suficiente para hacer que mi corazón quede destrozado, no puedo más con esto y me echo a llorar.
Tomo otro taxi hacia mi casa donde sé que mi familia me debe de estar esperando. No tengo ganas de enfrentarlos, pero no puedo evitarlos.
Al llegar a casa, ahí están mis padres y mis hermanos, se dirigen corriendo a mí y sin perder tiempo cierran la puerta detrás de mí. Me acurruco en brazos de mi padre; en este momento necesito de su protección para no dejarme llevar a un abismo.
Después de mucho rato, uno de mis hermanos me toma en brazos y me lleva a mi habitación. Ahí se encuentran mi madre Fleur y mi ama de llaves Regina, quienes me preparan la tina para que me dé un baño. Justo cuando están a punto de desabotonar mi vestido, tomo unas tijeras de mi velador y viendo sus caras de terror al creer que estoy por cometer una locura, comienzo a cortar el maldito vestido que se ciñe a mi cuerpo como si fuese una prisión.
Al cabo de unos minutos, yace en el piso destrozado, así como mi alma. Tomo una ducha, después me pongo mi ropa de cama, tomo unas pastillas para dormir y no sé más de mí hasta el siguiente día.
Leonardo Han pasado cuatro años desde que me casé con la mujer más maravillosa que pude encontrar y cada día estoy más enamorado de ella. Hoy decidí llegar temprano a nuestra casa para darle una pequeña sorpresa.Una vez que llego, me dirijo a su taller, sé que es el primer lugar al que va una vez que no está tan ocupada. Me quedo en el umbral de la puerta, observando cómo trabaja en una nueva creación, y a su lado veo a nuestra pequeña Charlotte de tres años. Es físicamente muy parecida a mí hasta en el color de ojos, pero con el mismo temperamento y gustos de su madre, ya que al igual que Camille desea ser una respetada diseñadora.En el lado opuesto está nuestra pequeña Layla, también de tres años. Ella contrario a Charlotte es tan parecida físicamente a su madre con esos hermosos ojos verdes que me cortan la respiración, pero su carácter es tan parecido al mío y, al igual que yo, desea ser una exitosa CEO cuando sea mayor.No puedo estar más agradecido con la vida por la hermosa f
Después de aclarar las cosas con mi familia, lo cual fue más complicado de lo que esperaba, hemos decidido seguir con nuestros planes de matrimonio y, como yo cancelé todo, tuvimos que volver a empezar, con la única diferencia de que esta vez le pedí a Leonardo cambiar el lugar de nuestra boda.Deseo que la celebremos en Portofino, el lugar donde nos reencontramos. Chandler, por su parte, nos ha ofrecido su casa para celebrar la boda, debido a que en esta ocasión queremos que sea algo más íntimo, solo entre familiares y amigos cercanos. Por un momento pensé que Leonardo se negaría rotundamente, pero para mi sorpresa, su actitud para con Chandler ha cambiado drásticamente, ya no se comporta como el hombre celoso que solía ser y eso me agrada.Debido a que Leonardo no quería esperar más para casarnos, ya que según él, los meses que estuvimos alejados, gracias a las intrigas de Lina, fueron una tortura. Optamos por acelerar todos los preparativos y, por fortuna, todo ha salido mejor de lo
Después de descubrir la verdad, decidimos pasar unos días más en Portofino, sobre todo porque Leonardo y yo nos hemos extrañado tanto, que los días y las noches no nos alcanzan para demostrarnos nuestro amor. Al final, con mucho pesar, debemos decirle adiós al lugar donde volvimos a ser felices y donde, gracias a Don Xavier, aprendimos que lo más importante es confiar el uno en el otro.[…]Durante los días que estuvimos solos, comenzamos a planear la mejor forma de desenmascarar a Lina y tal como lo acordamos, debo de llegar a la empresa antes que cualquiera de los empleados para que ninguno de ellos tenga la oportunidad de avisarle a Lina que Leonardo y yo nos hemos reconciliado.En cuanto Lina llega a la empresa, Leonardo la manda llamar y, al cabo de minutos, el toque a su puerta nos indica que la mujer por la que tanto hemos sufrido por fin recibirá su castigo.Abre la puerta con ese aire de arrogancia que la envuelve y apretando mis manos en puños, me contengo de lanzarme sobre e
En la grabación que les muestro se puede observar el momento en que Leonardo llega en compañía de Lina y, como uno de los guardias, le ayudan a bajarlo del auto, debido a que parece inconsciente. Lo llevan hasta su habitación y el hombre sale para continuar con su trabajo.Por su parte, Lina no ha salido de la habitación de Leonardo y después de unos cuantos minutos aparece Camille, quien abre la puerta de la habitación y sale corriendo de ahí casi de inmediato y, aunque no se aprecia muy bien, al parecer sale llorando. Alrededor de cinco minutos después se ve claramente como sale Lina de la habitación de Leonardo, casi brincando de alegría.—Como pueden ver y, si no me equivoco, ella les ha tendido una trampa, ¿aún conservas el mensaje que te mandó Leonardo? —cuestiono a Camille.—Sí, es este.Prende su móvil y nos muestra el mensaje que supuestamente mi nieto le mandó ese día. Leonardo, por su parte, toma el celular y puedo ver cómo su cara cambia de asombro a rabia total.—¡Maldita
—¿Y entonces me dirás que yo vi mal? —se burla Camille—. ¿Dime, para eso, me citaste ese día, para dejarme en claro que la estaban pasando de maravilla con su sexo de despedida? ¡¡Los escuché, nadie me lo contó, Leonardo!! En verdad pensé que eras diferente a otros hombres, pero veo que me equivoqué, resultaste peor que Iker —solloza, limpiando con furia las lágrimas que se derraman por sus mejillas.—¡¿Cómo te demuestro que no te engañé?! Yo no te cité en ningún momento, sabía que tenías mucho trabajo al igual que yo, además, quedamos en que nos veríamos hasta el siguiente fin de semana. ¿Por qué cambiaría de planes en el último momento?»¿Y por qué piensas que te cambiaría a ti por alguien como ella? ¡¡Y no me compares con ese imbécil!! —replica molesto ante semejante comparación.—Hijo, creo que es tiempo de que le expliques a ella sobre el día en que te sentiste mal y que no recuerdas nada —le sugiero con calma.Ambos me miran extrañados como si debido a su discusión se hubiesen ol
Don XavierCon la excusa de que estoy por regresar a España invito a Camille a mi casa el domingo por la tarde y gracias a que aún cree que no estoy en contacto con Leonardo acepta de inmediato, sin imaginar que ese día se revelará que mis sospechas eran ciertas, alguien interfirió entre la relación de mi nieto y Camille.Por fin, el día que tanto había esperado llegó, el día en que todo saldrá a la luz y, aunque pensé que estaría un poco más tranquilo, lo cierto es que desde que amaneció me siento un poco ansioso, deseando que ninguno de los dos cabezas duras me deje plantado.Cuando son cerca de las tres de la tarde, tocan a mi puerta y sin siquiera mirar sé que se trata de Camille.—¡Buenas tardes, Don Xavier! Le he traído un postre como agradecimiento a su invitación —comenta, dándome un abrazo, mientras mi ama de llaves toma el postre y lo lleva a la cocina.—¡Buenas tardes, pequeña! Me alegra que estés aquí. Vamos, siéntate un momento conmigo en lo que está lista la comida para p
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