Un encuentro fortuito, un embarazo inesperado y la historia de una asistente y su jefe. Catarina Vergara acepta la invitación de su amiga para asistir a una fiesta, principalmente para evitar la boda de su prima, quien la ha traicionado al iniciar una relación con su exnovio. Durante la velada, vive un breve pero intenso encuentro con un desconocido que termina en un momento de pasión. Como consecuencia, queda embarazada de un hombre del que apenas conoce unos cuantos detalles y al que probablemente nunca más volverá a ver. El recuerdo de aquella noche permanece en su memoria hasta que comienza a trabajar como asistente de Alessandro Mellendez, un atractivo pero exigente CEO de una importante empresa. Lo que Catarina no sabe es que Alessandro está buscando a una mujer que desapareció misteriosamente después de un encuentro fugaz, sin imaginar que ella podría ser precisamente esa persona.
Leer más"Ricardo"Tenía poco más de una semana desde que Taís había aparecido en la puerta de la empresa, desde entonces había desaparecido. No sabía qué esperar, pero tenía la certeza de que no se rendiría tan fácil y eso me estaba poniendo nervioso, así como el silencio de Leonel.Leonel estaba muy callado, desde la audiencia que reveló el ADN, y eso me preocupaba, porque hasta donde sabía, era tan persistente como Taís. Sinceramente, todos callados de esa manera era hasta medio inquietante, nos mantenía en estado de alerta y miedo constante.Sin embargo, con ese respiro que nos dieron, tuve tiempo de pensar. Anabel me convenció de no despedir a Douglas y Sandra, principalmente a Sandra. Y después de lo que le hizo a Taís, la quería realmente al lado de Anabel para siempre. ¡Esa mujer era realmente un pitbull!Pero tuve una conversación muy franca con Douglas y Danilo, me molestó que me escondieran algo tan importante, pero, como dijo Ana, ya había pasado mucho tiempo, eso ni tenía impor
"Taís"¡Esa mujer otra vez! Si es que eso realmente era mujer, porque la fuerza que tenía no era normal. ¿Pero qué estaba haciendo ahí? ¿Será que Danilo la puso a trabajar en el Grupo Meléndez? ¿Y esa muñequita de lujo que Rick se apuró a defender, diciendo que era su mujer? Pero mi papá me garantizó que estaba solo y mi papá no solía equivocarse.Esa monstrua me lastimó, el lado izquierdo de mi cara estaba todo despellejado y me rompió dos dientes, tuve que venir directo al dentista y esto me costaría buen dinero, aunque hubiera buscado un dentista baratito, pero no podría quedarme con los dientes rotos, justamente los de adelante. Y sabía que no serviría de nada que pusiera una denuncia en la policía, todos los que vieron la escena negarían lo que pasó.—¡Taís, tu turno! —La secretaria del dentista me llamó y entré al consultorio.—Dios mío, ¿fuiste agredida? —Preguntó el dentista cuando me vio.—No, me atropelló una moto, pero el motociclista se escapó, afortunadamente no fue n
"Ricardo"Observé la mirada de Sandra hacia Taís y había mucha rabia ahí. Ya me había dado cuenta de que Sandra y Anabel se habían vuelto amigas y se llevaban muy bien, conversaban mucho y Sandra hasta andaba sonriendo. Entonces pensé que Sandra había tomado partido por Anabel, pero cambié de idea luego después.—Tu... ¡me agrediste! —Gritó Taís y se pasó la mano por la boca dándose cuenta de que estaba sangrando.—¿Yo? No, apenas te solté, ¿no dijiste que te soltara? Te caíste solita. Puedes preguntarle a todo el mundo aquí. —Sandra respondía con sarcasmo y parecía sentir tanta rabia de Taís como Anabel, tal vez hasta más.—¿Quién eres tú, tu... —Taís paró de hablar de repente como si reconociera a Sandra.—¡Te acordaste, ¿verdad, puta?! —Sandra sonrió confiada. —¡No te imaginas hace cuánto tiempo quería hacerle daño a esa carita de golfa! Ahora, tú decides, si te vas o si te quedas. Hasta ahora solo, "ups, se resbaló", pero de aquí en adelante puedo voltear esa carita tuya al re
"Ricardo"Había sido un alivio disculparme con Anabel, detestaba cuando se molestaba conmigo, me volvía loco por resolver, para que las cosas estuvieran bien entre nosotros. Al final, terminé dándome cuenta de que lo del matrimonio está mucho más en mi cabeza que en la de ella, debe haber alguna razón para que piense tanto en eso. Tal vez debería preguntarme por qué no en lugar de preguntarme por qué casarme otra vez.Con la cabeza en orden y las cosas en paz con Ana, ahora necesitaba ocuparme de mi trabajo. Y eso era lo que estaba haciendo, cuando sonó el teléfono sobre mi escritorio.—Rick, es Danilo. Necesito tu orientación. —Ya me pareció extraño que me llamara el jefe de seguridad de la empresa.—¿Qué pasó, Danilo? ¿Algo con Ana? —Ya me estaba levantando para ir por Anabel.—No, ella está bien, está en su oficina. Es otra persona. —Danilo parecía estar incómodo para decirme lo que quería.—Puedes hablar, Danilo, ¿cuál es el problema? —Cerré los ojos, pero allá en el fondo de
"Taís"¡Dios, pero qué hotelito decadente este en el que me metí! Pero, qué le iba a hacer, tenía poco dinero y hasta convencer a Rick de que me mantuviera al menos hasta que Héitor me devolviera el empleo, tendría que someterme a esto.Apenas llegué me topé con un hombre extraño y medio borracho, entrando al elevador apretado, acompañado de una prostituta, sí, porque con ese cabello rojo que parecía una peluca de plástico y ese vestido del color del cabello, que no cubría ni lo necesario, pareciendo que había sido todo recortado con un cúter y todavía tenía esas cuerditas laterales para dejarlo arrugado, ah, eso solo podía ser una prostituta. Y fingí que no vi que mascaba chicle como si fuera una vaca rumiando en el pasto.Pero al día siguiente me encontré con esa figura otra vez, otra vez en el elevador, a media tarde, con otro hombre dudoso, esta vez un viejo que apenas parecía aguantar estar de pie y me pregunté qué iba a hacer con una prostituta. Pero la criatura tuvo el descar
"Anabel"Me extrañó que Rick ya se hubiera ido de la oficina cuando Douglas vino a avisarme. Después de nuestra conversación esta mañana no tuve más noticias de él, pasé el día sumergida en el trabajo y, si no fuera porque Sandra puso la comida en mi escritorio y me dijo que comiera, ni hubiera almorzado. Eso me hizo pensar que debería tener más cuidado ahora, necesitaba cuidarme por el bien de mi hijo.Llegué a casa y me extrañó que solo las luces indirectas de lámparas y faroles estuvieran encendidas y aun así, ni siquiera eran todas. La casa estaba sumergida en una iluminación tenue que le daba un aspecto agradable y la dejaba aún más acogedora. Pero Rick caminando de un lado para otro en la sala desentonaba con ese ambiente calmado y relajante.—¡Llegaste! —Me dijo al verme, parecía ansioso al caminar hacia mí, abriendo los brazos para recibirme.Me abrazó fuerte, como si tuviera mucha nostalgia y solo después me dio un beso, suave y lento. Después me miró fijamente, me miró bi
Último capítulo