Angelina di Monti a vivido enamorada de Lucien Black, desde que tenía diecisiete años, cuándo por fin consigue casarse con el millonario empresario acabando de cumplir sus veintiun primaveras, descubre que su esposo no tiene corazón y amor para nadie más que su cuñada Taylor, la esposa de su hermano muerto, en dos años Angelina, no ha recibido otra cosa que no la frialdad y la crueldad de su marido, ella no puede luchar más en contra del verdadero amor de su esposo y decide renunciar a él, pero... cómo dicen siempre por ahí, nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve pérdido... ¿podrá Lucien, recuperar el amor que su esposa un día le tuvo..?
Leer más—¡Yo no fui, te juro que yo no la empujé, tienes que creerme Lucien! —
Angelina, lloraba de angustia mientras que su marido la llevaba jalando de la muñeca hacía su habitación.
La mansión Black, se encontraba vuelta un caos, acusaban a Angelina, de haber tirado por las escaleras a su cuñada embarazada Taylor, pero la mujer se había tirado ella misma con la intención de dejarla como una asesina a los ojos de Lucien Black.
— ¿Cómo has podido hacer semejante aberración? ¡Taylor, está embarazada de mi hermano muerto! ¡ese bebé es lo único que queda de él! ¡maldigo el día en el que mi padre me convenció de casarme contigo, eres la peor mujer que he conocido, Angelina!
— ¡No, Lucien, te juro por lo más sagrado que yo no lo hice, yo no sería capaz de matar a nadie, eres mi esposo, tienes que creerme, esa mujer se dejó caer sola por las escaleras!— Angelina, hacía todo lo posible para lograr que su marido confiara en ella, pero parecía que solo lograba enfurecerlo más.
El hombre no quiso seguir hablando con Angelina, él simplemente se dio la vuelta y se marchó, solo dejo unas frías palabras para su esposa:
—¡No voy a seguir casado con una mala mujer como tú!
Lucien, salió de la mansión en su coche deportivo con rumbo al hospital a dónde había sido llevada su cuñada, él siempre estaba pendiente de ella, comía con ella, paseaba con ella y pasaba interminables tardes charlando con ella, mientras que, a Angelina, apenas la miraba.
En dos años, fueron contadas las veces que la tocó, el hombre parecía ser un tempano de hielo cuando estaba cerca de su esposa, parecía que en este mundo, no había nadie más a sus ojos y en su corazón que Taylor Miller, la viuda de su hermano mayor.
De la habitación conyugal que ocupaba con Lucien, Angelina, fue sacada por los sirvientes por la fuerza, la llevaron arrastrando hasta el jardín trasero, ahí ella fue castigada con odio por el viejo amo Black y por la hermana menor de Lucien, Robert Black, apenas se enteró de lo que le pasó a su nuera favorita, se enfureció y dejó que Angeline, se quedará ahí tirada en medio del frío invernal de finales de noviembre.
La crueldad de la familia Black, no tenía límites, odiaban a Angelina, por qué no la consideraban a la altura de Lucien, como esposa, él era un joven empresario exitoso, heredero de la fortuna Black, la despreciaban por qué ni siquiera había podido darles un heredero, sin saber que no pasaba por qué Lucien, no la tocaba y cuando lo hacía se protegía para no embarazarla, así de cruel era su marido con ella.
Angelina, tuvo que pasar por incontables humillaciones en esos dos largos años, ella soportaba todas esa vejaciones por qué tenía la esperanza de que algún día su marido correspondería su amor por él, pero ese día jamás llegó, el seguía enamorado de la esposa de su hermano sin importar qué hiciera Angelina, por ganarse su corazón.
Tirada en ese frío jardín, llorando sus últimas lágrimas amargas Angelina, se hizo una promesa, ella se marcharía de la familia Black, le daría la libertad a su esposo para que fuera feliz con Taylor, ya no se quedaría más a recibir su desprecio y su desamor.
Por la mañana, cuando al fin le fue permitido regresar a su habitación, la alta fiebre que aquejaba a Angelina, la hacía temblar, más ella no recibió ni siquiera un poco de misericordia de sus suegros ni de su cuñada Valeria, ellos la veían como una carga, una gran molestia, si no hubiese sido por una sirvienta que le dio un poco de medicina, ella tal vez habría... muerto ese desafortunado día.
Con todo lo que había pasado, Angelina, fue obligada a bajar a las sala de estar donde toda la familia Black, se encontraba reunida, querían que admitiera lo que había hecho.
— ¡Entonces mujer, confiesa! ¿por qué aventaste por las escaleras a la viuda de mi hijo mayor fallecido? ¡¿acaso no tienes conciencia de tus acciones?! — Robert Black, le gritaba enfurecido a Angelina, mientras que ella cayó de rodillas al ya no poder sostenerse.
— Sí, arrodíllate, esa es tu posición, estabas celosa de Taylor, ¿verdad? ¿por eso la empujaste? ¡no eres más que una arribista que se casó con mi hermano por su dinero y su posición social, nunca has estado a la altura de Lucien y nunca lo vas a estar! — Valeria, la hermana de Lucien, se ensañaba con Angelina.
— Yo... yo no lo hice, juro que no hice lo que Taylor dice, ella es una mentirosa que me quiere inculpar — Angelina, habló con voz apenas audible.
Robert Black, tiró al suelo una decoración rompiéndola en pedazos, el filoso material cortó a Angelina, en los brazos y en las piernas, pero eso a la familia Black, poco les importó, ella era una asesina, así que se lo merecía
Lucien, permanecía de pie observando la escena pero no hacía nada para defender a su esposa, Angelina volteó a ver su rostro pero solo encontró sus fríos ojos verdes y su cruel indiferencia, entonces ella río con ironía, era tan ilusa al pensar que el que había sido su marido por dos años y que nunca la había amado, abogara por ella.
— Confiesa lo que hiciste Angeline, si no confiesas no te dejaremos levantar de aquí — Lucien, permanecía con su rostro ilegible, Angelina, no podía leer lo que él estaba pensando, pero sabía que fuera lo que fuese, no sería un pensamiento bueno hacía ella
— ¡No voy a confesar nada, por qué no he hecho nada, ahora me voy a levantar de aquí para marcharme, si intentan detenerme los denunciaré por maltratos a todos!
— ¡Eres una descarada!
<¡Splas! >
Valeria dio una fuerte bofetada a Angelina, lo que la llevó a caer al piso, sus lágrimas y su débil figura, habría causado un poco de compasión humana en cualquier persona, pero no en los Black.
Angelina, hizo un esfuerzo sobrehumano para levantarse de nuevo y subir las escaleras para tomar sus cosas, al llegar a la que había sido su habitación por dos años, ella llamó a su mejor amiga Diana Foster, empacó algunas de sus pertenencias y bajó, mientras caminaba los Black, todavía estaban ahí, pero Angelina, no les dió una sola mirada, ni siquiera al esposo que había amado tanto por tanto tiempo, solo dejó una frase para él :
*DIVORCIEMONOS*
Alexander y Raymundo que no eran para nada hombres que se estuvieran tranquilos frente a un enemigo, estaban analizando la situación, no querían lastimar a sus hijos, tampoco que Sofía se pudiera en peligro por su embarazo, pero... ¿cómo hacían para resolver sus diferencias— Es él quién ha empezado está guerra, quiere quedarse con mi hijo y eso no lo voy a permitir, Alessandro es mío, es un Black, eso es lo único que yo peleo, si Vargas me cede la custodia de mi bebé, puedo considerar dejar las cosas así— ¡Tú me jodiste la vida y pides que te ceda a Alessandro así de fácil! ¿quién te creés, Alexander Black? quiero que sufras, que no puedas tener cerca a tú hijo, ¡quiero que pagues por haberte burlado de mí! — Lo vez Sofía, es tu ex esposo el que quiere venganza... ya superarlo Raymundo, fue solo una noche de copas, un error, deja el rencor atrás y se feliz con Sofía y tu bebé que viene en camino, deja al mío en paz y conmigo, si sigues con esto solo vas a terminar destruido— Alexa
Raymundo pudo la cita el mismo como dijo que haría, después de quedarse trabajando un rato en el despacho salió a pedir que le prepararán fruta y un jugo de naranja, fue ahí que de encontró con Alessandro, él estaba también pidiendo un refrigerio— Alessandro, ¿tienes hambre? ¿quieres ir por un helado? vamos, yo te llevo — el niño lo dudo, estaba un poco confundido, las últimas veces que vió a Raymundo le había gritado a su mami, no estaba seguro de ir con él pero al final levantó la manita y se dejó llevarEn el camino, Raymundo reflexionaba sobre su comportamiento con el niño, Alessandro no tenía la culpa de nada, él pensaba que era su papá hasta que lo alejó diciéndole que no era su hijo— Alessandro, yo... me equivoqué en tratarte mal, estaba muy dolido, pero te prometo que de aquí en adelante voy a cuidar de ti como antes, yo te quiero como si fueras mi propio hijo, te quise desde que supe que venías al mundo y estabas en la barriga de mamá, ¿puedes perdonarme? voy a demostrarte
Alexander estaba muy molesto y desesperado, no quería alejarse de su hijo, él lo necesitaba, pero tenía que seguir a pie de la letra la órden del juez, se acercó a Sofía y le habló— Quiero que vayas con Alessandro y no te separes de él, cuídalo y protegerlo estos tres días, yo voy a buscar todo lo que pueda en contra de Raymundo Vargas para hundirlo— Estaremos bien no te preocupes, solo serán tres días, no voy a separarme de mi hijo, Raymundo tendrá que soportarme aunque me odie— Me voy a despedir de Alessandro, enseguida vuelvo con él — Alex salió a la pequeña sala de juegos en donde la niñera cuidaba de su pequeño— ¡Papá! el niño de trajecito lavanda corrió a los brazos de su padre y se le acurrucó en el pecho mientras lo apretaba con sus bracitos — Ahh.... mi pequeño, escucha campeón, el juez ordenó que vayas con mamá y Raymundo tres días, después volveremos aquí y te llevaré conmigo, sé que eres muy pequeño para entender pero así tienen que ser las cosas, ahora vamos a llevar
Sofía lloraba en su lugar, ella estaba resintiendo demasiado todas las palabras, se había equivocado sí, pero eso no les daba derecho a hablé de ella de esa manera tan cruel, ella amaba a Raymundo, pero él no le perdonaba que le hubiese mentido en algo tan importante como lo era la paternidad de Alessandro, ahora se aferraba a Alexander por qué sentía que era lo único que le quedabaDe pronto Sofía se comenzó a sentir mal, ella se desmayó en la sala, todos corrieron a levantarla, se la llevaron a prisa a la enfermería, ella estaba muy pálida, el juez detuvo el juicio hasta que la mujer estuviera en condiciones de continuar El aré de servicio de salud, era de primer nivel, no pasó más de media hora cuando ya tenían un diagnóstico, Sofía estaba embarazada de casi tres meses, no se había dado cuenta por qué pensó que el periodo noble llegaba por el enorme estrés que tenía encima Una vez que Sofía se sintió mejor, pidió ver a Alexander, ella estaba en un mal estado, lloraba abrazada a s
Raymundo se quedó unos momentos sin palabras, se preguntaba de dónde sacaba esa seguridad el hombre que tenía frente a él, parecía no importarle que lo exhibiera delante de todo el mundo en el juicio, el que le gustarán los hombre no lo hacía menos CEO, ni menos despiadado— Debes estar bromeando por qué cuando te exponga delante del jurado y el juez, van a quitarte al niño por su propio bien, tu vida oscura y lle na de depravaciones va a hacer que caigas, tú y Sofía vana a lamentar haberse burlado dee miJoan entró en ese momento con Alessandro, el niño estaba impecable en un trajecito de shorts color azul, su cabello peinado de lado y la travesura en sus bellos ojos azules— ¡Papá! ya mine, estoy muy apuesto, milame — el niño le mostraba a Alexander su atuendo— Estás muy guapo hoy, eres el niño más hermoso del mundo, ven aquí...— Alessandro, ¿no me vas a saludar? sigo siendo tu padre legalmente— ¡No...! no papá, tú malo, le glitas a mami — Alessandro corrió a refugiarse en los br
Raymundo Vargas, se dió cuenta de que los jueces no estaban a su favor, tampoco estaban a favor de Alexander, eso estaba obligando a los abogados a trabajar muy duro— ¡No puedo creer que sean tan inútiles, le pago una fortuna para que resuelvan mis asuntos pero es hora que no me traen al niño!— CEO Raymundo, no hemos podido sobornar al juez ni a los que trabajan a su alrededor, es lo que a ayudado a ese hombre Black, en estos momentos hay mucha gente que lo está protegiendo y ayudando, todas ellas a están a favor de que Alexander se quede con el niño— Pues que se queden esperando por qué no se lo voy a permitir, pide que el juez emita una orden para quitarle a Alessandro a Sofía— Eso... eso no es posible, ella es la madre y lo niños según las autoridades deben estar con sus madres, no me darán nada más con respeto a eso, solo queda esperar el juicio Raymundo cortó la llamada, tomó su saco para salir de su oficina, tenía un destino, debía ver a alguienRaymundo llegó a la compañía
Último capítulo