Leonardo Al día siguiente, cuando bajo a desayunar, como de costumbre, encuentro mi periódico en mi lugar. Mientras lo hojeo, llego a la parte de espectáculos y veo unas fotografías, las cuales por supuesto ya esperaba. Una donde nos estamos besando Camille y yo, y otra donde ella me suelta la cachetada; sonrío al recordar ese beso, aun no entiendo por qué lo hice, pero no me arrepiento de nada, por el contrario, deseo volver a besarla.Durante el viaje a la oficina me doy cuenta de que Mateo quiere preguntarme sobre lo sucedido en el aeropuerto, ya que por lo que pude leer es el tema principal en los medios, pero se abstiene dado que conoce mi carácter.—Quita esa cara y pregunta lo que quieras —comento rodándole los ojos.—No tengo nada que preguntarle, jefe. Usted sabe lo que hace, solo le recuerdo que, si su abuelo ve esto, no creo que lo tome nada bien.No le respondo nada, pero me quedo meditando en lo que Mateo me acaba de decir y tiene razón. Mi abuelo pensará que solo estoy j
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