Después de descubrir la verdad, decidimos pasar unos días más en Portofino, sobre todo porque Leonardo y yo nos hemos extrañado tanto, que los días y las noches no nos alcanzan para demostrarnos nuestro amor. Al final, con mucho pesar, debemos decirle adiós al lugar donde volvimos a ser felices y donde, gracias a Don Xavier, aprendimos que lo más importante es confiar el uno en el otro.
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Durante los días que estuvimos solos, comenzamos a planear la mejor forma de desenmascarar a Lina y tal como lo acordamos, debo de llegar a la empresa antes que cualquiera de los empleados para que ninguno de ellos tenga la oportunidad de avisarle a Lina que Leonardo y yo nos hemos reconciliado.
En cuanto Lina llega a la empresa, Leonardo la manda llamar y, al cabo de minutos, el toque a su puerta nos indica que la mujer por la que tanto hemos sufrido por fin recibirá su castigo.
Abre la puerta con ese aire de arrogancia que la envuelve y apretando mis manos en puños, me contengo de lanzarme sobre e