EL NUEVO CEO

A la siguiente semana llego a la empresa y me percato de que muchas personas me miran con tristeza y tratan de evitarme. No lo tomo a mal, sé que no saben qué decirme ante lo que me sucedió. Cuando llego a mi estudio y abro la puerta, veo a todo mi equipo de trabajo de un lado para otro, pero en cuanto se dan cuenta de mi presencia, se acercan a mí, me rodean y me dan un fuerte abrazo diciéndome lo mucho que me extrañaron.

Me cuentan las nuevas noticias, las cuales son que tenemos un nuevo CEO, ya que Don Xavier Ruíz sigue enfermo y su nieto se hará cargo de la empresa de ahora en adelante, pero según los rumores se dice que es un desalmado y arrogante así que todos están un poco temerosos ante lo que nos espera y como hoy es la presentación formal, todos están tratando de proyectar una mejor imagen.

Cuando me están contando todo esto, se acerca la persona a la que menos deseaba encontrarme, Lina. Desde hace varios años, ella desea mi puesto, ya que yo soy la diseñadora estrella en la empresa. En cuanto veo su cara, sé que no tiene buenas intenciones.

—¡Camille qué sorpresa, te extrañamos mucho! No pensamos que te tomarías tantos días, aunque pensándolo bien, es normal. Supongo que después de que te dejaron plantada en el altar sí que eran necesarios —musita con una pequeña sonrisa en sus labios.

—¡Cállate, Lina! Eres una desgraciada —gruñe Valeri, siempre tan leal a mí.

—Tranquila Valeri, gracias por tu preocupación Lina y sí, efectivamente necesitaba unos días para despejar mi mente y regresar a mi trabajo como la mejor diseñadora de vestidos de Maya´s Fashion, ya que no es fácil poder remplazarme como tú muy bien sabes —para mi regocijo veo como su cara se crispa del coraje y eso me hace sonreír como no lo he hecho en varios días. Con un pequeño bufido, se da la vuelta y regresa a trabajar.

El resto del día transcurre muy tranquilo hasta la hora de la comida, cuando nos mandan a llamar a todos en el auditorio para presentarnos al nuevo CEO, Leonardo Ruíz.

A mi lado Valeri no puede evitar soltar un suspiro cuando lo ve, ya que es su tipo de hombre ideal, alto, de piel blanca, buen cuerpo y con cara de modelo, nariz recta y perfecta, cabellera negra así como unos labios que quisieras morder todo el tiempo y unos ojos azules en los cuales es fácil perderse, tan hermosos como el mismísimo mar, según palabras de ella. En cambio, a mis ojos lo veo como cualquier hombre que no vale la pena y, a decir verdad, es que no le presto ninguna atención a este hombre.

Leonardo Ruíz

Antes de comenzar con mi discurso, observo a todos los empleados de Maya´s Fashion, debido a ello pienso en lo mucho que mi abuelo ama esta empresa, tanto así que en cuanto cayó enfermo me pidió tomar el puesto de CEO y si bien es cierto que al principio no lo deseaba, no podía defraudarlo cuando más me necesitaba.

Desde mi posición, me percato de cómo todas las mujeres me miran y con cierta satisfacción puedo decir que es una mirada de deseo, suele suceder donde quiera que vaya. Estoy a punto de comenzar con mi discurso cuando noto que solo hay una mujer a la cual parece ser que no le atraigo. Puedo percibir cierto aburrimiento en su mirada, algo que realmente me fastidia. No estoy acostumbrado a que me hagan este tipo de desplantes, por lo que con un breve movimiento de mi mano le pido a mi secretario Mateo que averigüe el nombre de esta mujer tan insolente.

Después de una hora de discurso, me dirijo a mi oficina y Mateo ya me tiene la información que le pedí. El nombre de la mujer es Camille Dumont una de nuestras tantas diseñadoras que trabaja en el piso de vestidos de novia, piso en el cual trabaja nuestra diseñadora estrella, a quien por desgracia aún no he tenido el placer de conocer. Me encuentro pensando en ello cuando tocan a mi puerta.

—¡Adelante! —le indico a la persona del otro lado. La puerta se abre casi al instante y por ella entra una mujer alta, de buen cuerpo y bastante guapa. En cuanto me mira, se sonroja y no puedo evitar sonreír por dentro.

—¡Buenas tardes, señor Leonardo! Mi nombre es Lina Álvarez y soy la diseñadora del piso de novias —se presenta aún con las mejillas coloradas.

—Dígame, señorita Álvarez, ¿a qué debo el honor de su visita? Y por favor, tome asiento —le pido, señalando el asiento frente a mí.

—Solamente deseaba ponerme a sus órdenes. Para mí siempre ha sido un placer trabajar con su abuelo y espero que sea lo mismo con usted —responde con una tímida sonrisa.

—Gracias por sus palabras. ¿Entonces debo de suponer que usted es la mente maestra detrás de todo ese éxito que hemos tenido en los últimos años?  Mi abuelo siempre habla de la joya que tiene en ese departamento.

—¡Eh! ¡Sí, claro! —confiesa apenada y claro, esta debe ser la mujer de la que el abuelo habla todo el tiempo, humilde pero muy entregada a su trabajo.

—Solo una duda, señorita Álvarez, ¿cómo han ido las cosas, en este tiempo en que mi abuelo ha estado ausente?

—Bien, pero ya sabe que, como en todos los equipos hay problemas, siempre hay alguna persona con la cual es imposible trabajar —comenta con una mueca como restándole importancia al asunto de tener problemas con alguien del equipo.

—¿Y cuál es el nombre de esa persona problemática? —la cuestiono con interés. Siempre me gusta mantenerme al tanto de si es conveniente prescindir de alguna persona para no generar un mal ambiente laboral.

—¡Camille Dumont! —asevera sin titubear.

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