Amanda estaba cansada de luchar por un trabajo, pero al no tener éxito, el desespero la hizo dar un paso del cual se arrepiente cada segundo; ser Dama de Compañía. Esa decisión apresurada la arrastrará a un mundo que nunca imaginó y pondrá en juego todos sus valores. Por otro lado, está Fabián, un exitoso escritor de novelas románticas que no logra iniciar una nueva historia que debe cumplir con su editorial. Tras su divorcio, el bloqueo es ahora parte de su vida, al igual que la soledad, amargura y depresión. Amanda llegará a su vida de una manera inesperada, pero, aunque ese primer encuentro parece ser el peor inicio de todos, se convertirá en algo que ninguno de los dos podrá ser capaz de controlar. Ella tomó una decisión y no puede dar un paso atrás… No tan fácilmente. Pero él no estará dispuesto a perderla y hará todo para protegerla.
Ler maisNo es fácil intentar cada día alcanzar mis sueños, si mi padre todo el tiempo me critica, me señala y me menosprecia. No quiero que su trato me afecte, pero muchas veces es difícil ignorarlo. Estudié para ser chef y me gradué hace poco, pero mi gran pasión es la pastelería. Sin embargo, debo seguir trabajando en el restaurante de mi padre un poco más; estoy muy cerca de lograr reunir dinero suficiente para que mi sueño al fin sea una realidad.
―¡Date prisa! La mesa 12 está esperando la comida ―gritó mi padre entrando a mi espacio de la cocina. Siempre hacía lo mismo.
―Está casi listo ―dije, conteniendo mi deseo de salir corriendo de ese lugar.
―¡Siempre te demoras! ¡No sabes hacer nada! ¿Y así quieres tener tu propia pastelería? ―exclamó con sarcasmo.
Entregué la orden de la mesa que faltaba y lo observé con rabia. Siempre me trataba mal, me decía que no servía para nada. Nunca fue un padre ejemplar.
En cuanto a mi madre ni siquiera sé qué decir de ella; a veces estaba de mi lado y me defendía, pero no era así todo el tiempo.
Salí como una fiera de la cocina, tropecé con algunos empleados; y mi madre me detuvo.
―¿Qué estás haciendo? Se va a enojar de nuevo contigo.
―No me importa, mamá. Ya no lo soporto ¡Necesito salir de aquí ahora!
―¡No te atrevas a poner un pie afuera, Amanda! ―vociferó mi padre justo detrás de mí.
―¿Y qué pasa si lo hago? ―Me observó con ira y se quedó callado algunos segundos.
―No te pagaré nada de este mes.
―¡No puedes hacer eso!
―Puedo hacer lo que se me plazca. ¡Regresa a la cocina! ―Me observó con su mirada fija.
Intenté contener el sentimiento enorme que sentía dentro de mí, apreté mis dientes y volví a la cocina. No tenía opción si quería terminar de reunir el dinero.
Volví a casa llorando, molesta, con mucha rabia, y llamé a mi mejor amiga, Alison, para contarle. Necesitaba despejar mi mente.
Salí de casa y caminé algunas cuadras para llegar al apartamento de Alison. A ella la conozco desde hace muchos años, y desde el primer día nos convertimos en las amigas inseparables. Es la mejor del mundo.
―Deberías irte de ahí…
―Todavía no tengo el dinero suficiente ―dije, triste con mis manos en mi rostro.
―Pero busca otro empleo…
―No es tan fácil, sabes que lo intenté, pero por mi “poca experiencia” no me han aceptado. Ahora estoy luchando por la pastelería.
―La pastelería “Amanda Cake” ―Y alzó su mano dibujando el nombre en el aire. Sonreí―. Sabes que puedo ayudarte a conseguir un nuevo empleo ―dijo ella, para darme ánimos como siempre, y acarició mi hombro.
―Sí, lo sé, pero no sé atender una mesa.
―No soy mesera, pero si vas conmigo podrás ver mejor lo que hago. Estoy segura de que a mi jefe le agradarás.
―No lo sé. Solo debo soportar un poco más a mi padre. Creo que con esta última paga podré lograrlo.
Alison sonrió, se retiró a pasos rápido y volvió sosteniendo una gran cantidad de dinero.
―¿Y esto?
Se quedó en silencio un momento y apretó sus labios.
―Mis ahorros―Los colocó en un sobre y me los entregó―. Ve y alquila un local, por favor.
―Pero… ¿De dónde salió tanto dinero? ―dije sosteniendo el sobre entre mis manos―. Es demasiado.
―Alquila y después hablamos ¿sí?…
***
Al día siguiente revisamos juntas algunos anuncios, ella tenía que ir a trabajar, la acompañé a la salida del edificio y me fui caminando algunas calles para llegar ver el local que habíamos visto.
Seguí la dirección del anuncio y, frente a mí, encontré el local perfecto muy cerca de la plaza principal de la ciudad, en Barcelona. Me detuve algunos segundos y mi imaginación me hizo incluso sentir el aroma de mis pasteles. Estaba cerca de lograrlo. Me acerqué a la entrada y un señor muy elegante estaba de pie junto a la puerta.
―Hola, ¿es el local que están alquilando?
―Sí, señorita. Pase adelante.
Al entrar sentí que el local era perfecto. No era tan grande, pero tampoco tan pequeño. Era ideal para iniciar y demostrarle al fin a mi padre que sí podía ser capaz de lograrlo.
―¿Tiene todos los servicios?
―Sí, tiene todo ¿Para qué lo necesita?
―¡Quiero montar una pastelería! ―dije muy emocionada.
―Es el local ideal para su pastelería, señorita… está muy bien ubicado. Además, tiene un horno…―dijo señalando al fondo.
―Sí, es maravilloso―añadí observando a mi alrededor imaginándome los detalles de la cocina, las mesas, la decoración. Estaba tan cerca de mi sueño que no podía creerlo.
―Tengo muchos interesados en el local. Si lo quiere, tenemos que hacer negocio ahora mismo.
La emoción me recorría de pies a cabeza, y sin pensarlo, le entregué el dinero del depósito y dos meses más de pago, me entregó un recibo y las llaves. Tenía tiempo suficiente para que el negocio iniciara y luego seguir pagando las mensualidades.
―Espero pasar pronto a degustar alguno de sus pasteles― dijo el hombre sonriendo y se retiró.
Caminé un poco por el local, tomé algunas fotografías y le envié un mensaje a Alison para vernos. Quería darle la sorpresa. Mientras la esperaba caminé un poco por los alrededores.
Alison llegó a los pocos minutos:
―¡Alquilé un local!― dije emocionada sosteniendo las llaves, la abracé y le di las gracias. Sin ella no lo hubiera logrado tan rápido.
―¡Es la mejor noticia!
Nos abrazamos, caminamos un poco, llegamos al local, pero había algunas personas discutiendo en toda la puerta.
―Disculpen…―dije, acercándome hacia el grupo.
―Seguro que es otra de las victimas ―mencionó una señora cruzándose de brazos.
―¿Victima? ¿Qué sucede? ―pregunté acercándome un poco más a ellos.
―¿Tu alquilaste este local?
―Sí…
Les mostré las llaves.
―¡Nosotros también! ¡Nos estafaron!
―¡¿Qué?! ―En ese momento sentí un fuerte ardor en mi pecho, mientras que el sueño de mi pastelería se destrozaba frente a mis ojos―. ¡No, no, yo pagué, tengo el recibo, tengo las llaves!
―Nosotros igual…―agregó un hombre joven con voz suave y me mostró sus llaves.
―Amanda, vámonos―dijo, Alison sosteniéndome del brazo―. Tranquila.
―¿Cómo puedo estar tranquila? ¡Se acabó, todo se acabó! ―dije en medio de muchas lágrimas que intentaba contener―. Perdí mis ahorros y tu dinero―Cubrí mi rostro con mis manos llorando sin poder parar―. ¿Cómo no me di cuenta?
―No te preocupes, no es tu culpa. Ya veremos si hay forma de recuperarlo―Acarició mi espalda.
―¡No podré renunciar! ―Lloré aun con más fuerza.
Sentir mi pastelería tan cerca me había dado la esperanza de que sí era capaz y que mi padre no tenía razón. Pero al parecer sí la tenía.
―Ven conmigo a mi trabajo.
―¿Por qué tanto misterio con lo que haces? ¿De qué se trata?
―No es tan fácil explicártelo, es mejor que lo veas con tus propios ojos.
―No entiendo nada. Me está dando miedo.
―No digas tonterías ―Sonrió―. ¿Vamos?
Asentí y me fui con ella. Tomamos un taxi y a los pocos minutos estábamos frente a una enorme casa con ventanas oscuras y todo de color púrpura. Era un sitio extravagante y elegante.
Confié en Alison, y al entrar caminamos por un largo pasillo. Mientras íbamos avanzando, pude ver a algunas mujeres maquillándose, con vestidos cortos, largos, muy elegantes; y con peinados ostentosos. Llegamos al final y un hombre alto de aspecto rudo me miró de arriba abajo.
―¿Qué lugar es este? ―pregunté nerviosa.
―Bienvenida a “Luxury Place”. Es un trabajo que me ha dado mucho dinero y que a ti también puede servirte―dijo Alison y sostuvo mi mano―. Es mi amiga, Amanda… ―añadió, dirigiéndose a la figura masculina que estaba frente a nosotras.
―¿Qué sabe hacer?
―Un momento, no entiendo nada―Vi los ojos de Alison y me di media vuelta recordando a esas mujeres elegantes.
―Amanda, ¿a dónde vas? Confié en Alison, y al entrar caminamos por un largo pasillo. Mientras íbamos avanzando, pude ver a algunas mujeres maquillándose, con vestidos cortos y largos; muy elegantes, y peinados ostentosos. Llegamos al final y un hombre alto de aspecto rudo me miró de arriba abajo.
―¿Qué lugar es este? ―pregunté nerviosa.
―Bienvenida a “Luxury Place”. Es un trabajo que me ha dado mucho dinero y que a ti también puede servirte―Alison sostuvo mi mano―. Es mi amiga, Amanda… ―dijo, ella, dirigiéndose a la figura masculina que estaba frente a nosotras.
―¿Qué sabe hacer?
―Un momento, no entiendo nada―Vi los ojos de Alison y me di media vuelta recordando a esas mujeres elegantes.
―Amanda, ¿a dónde vas? ―me dijo al alejarme de ella.
―No sé a qué lugar me trajiste, pero no quiero estar aquí.
―Necesitas dinero… Aquí puedes obtener mucho…. Solo debes… atreverte…
―¿Haciendo qué?
―… Dama de compañía.
Sin pensarlo mucho acepté la propuesta de Nora Price, sería su “pareja” por un tiempo; quizás ella tenía razón y eso funcionaría con la prensa. Es un ganar, ganar. Nora se retiró y nuestro primer encuentro público sería esa misma noche. No debía ser nada complicado de llevar a cabo.Me quedé con Matt afuera de su oficina, me preguntó por Angie y no supe qué responderle. En realidad, aún estaba procesando lo que me había dicho.―Habla con ella para que organice una primera cita con Nora. Será todo un éxito ¡Ya verás!―Sí, seguramente ―dije casi arrepentido por mi decisión.―Pero esto no te salva de escribir el libro, espero que ya tengas algo adelantado que pueda leer.―No, aún nada―dije un poco avergonzado.―¿No piensas poner de tu parte para salvar tu carrera?―No se trata de eso…―Bueno, olvídalo, quizás salir con Nora te ayude a despejarte y a encontrar inspiración. Te voy a dar un mes de gracia, luego quiero ver por lo menos los primeros tres capítulos de lo que será tu nuevo Best
La noche en el “Toscana” no había sido tan difícil como lo esperaba. Sin embargo, ver a Fabián Mistic era algo que no tenía en mis planes; y mucho menos volver a discutir con él. Sin embargo, no podía dejar de pensar en él.«¿Por qué»Salí del “Toscana” junto a Valentín e ignoré el inesperado encuentro con Fabián. De nuevo la limusina pasó por nosotros en el restaurante. Valentí había sido todo un caballero. Pero ahora de nuevo me sentía preocupada y nerviosa.Quería regresar al Luxury, pero no sabía qué intensiones tenía Valentín. Quizás había cambiado de opinión, pero necesitaba saberlo ahora mismo.―¿La pasaste bien está noche? ―dijo, Valentín, acercándose a mí, dentro de la limusina.―Sí, fue una noche agradable ―dije sin olvidar sonreír.―Ma alegró―Sonrió de vuelta y colocó su mano sobre mi rodilla―. Eres hermosa, Amanda―Su mano pasó de la rodilla a mi muslo y sentí una corriente eléctrica acompañada de un sutil escalofrío. Me observó sin parpadear, se ubicó más cerca de y vi en
Ver de nuevo a Amanda me había sacado de mis casillas. No solo por todo lo que había pasado el día del concurso, sino porque estaba con, Miller. El mismo supuesto amigo que años atrás permitió que organizara una firma de libros en los salones de uno de sus hoteles, pero solo con la intención de acercarse a Elisa. Él estuvo interesado en ella años atrás, en nuestra juventud, pero Elisa siempre estuvo conmigo; y sus celos siempre se manifestaban para arruinar nuestra felicidad. Pero él no solo la buscaba a ella, sino a cualquier mujer, solo que Elisa era una que no podía obtener.La última vez que unas fanáticas de mis libros se reunieron conmigo en el salón VIP de su hotel, no había suficientes sillas; las luces en gran parte de la sala no funcionaban y el micrófono fallaba cada dos minutos. Semanas después descubrimos que todo había sido su culpa. De nuevo volvía con esos celos de la juventud, pero ese día dañó mucho mi reputación y la de él también.No quise enfrentarlo, decirle que
Estaba dentro una encrucijada, pero sin la opción de poder elegir verdaderamente el camino que quería tomar. Había aceptado ser parte de este lugar extraño, diferente; y ahora debía atender a mi primer cliente. Tenía miedo de siquiera conocerlo, de saber su nombre, de sentir su mirada profunda; o el roce de sus manos en alguna parte de mi cuerpo. Solo imaginarme eso, me hacía sentir repulsión y lástima por mí misma. Pero había tomado una decisión, necesitaba el dinero y era el momento de poner mi mayor esfuerzo en que el cliente quedara satisfecho con mi servicio.Me sentía tan extraña vistiendo elegante, usando zapatos altos que quizás había usado un par de veces en mi vida; además de llevar el cabello suelto y maquillaje. Todo era nuevo. Mi vida antes de esto era “normal”, con el sueño de una pastelería; y ahora debía ser expuesta como un servicio a cambio de dinero.Terminé de vestirme con ayuda de Alison y Emily; y mientras tanto, me decían los últimos detalles importantes que deb
Después de recibir la visita de Elisa, los siguientes días lo pasé peor que nunca, encerrado, bebiendo y en completa desdicha. Se iba a casar con ese hombre que la alejó de mí. Me sentía tan patético al no ser capaz de dejarla ir, de arrancar ese pasado que ya no era para de mí, de alejar sus recuerdos. Dos años no habían sido suficientes, pero estaba harto de lo que sentía, de lo que era, de lo que me había convertido.Quería de verdad seguir sin ella, avanzar. Ese día del reencuentro pensé que podía lograrlo, pero ¿por qué era tan difícil?Me puse de pie luego de estar horas acostado en el piso rodeado de las botellas, y el timbre me hizo acercarme a la puerta. Era Angie.―¿Qué haces aquí?―grité cerca de la puerta sin abrirla.―No contestas las llamadas ni los correos…Abrí un poco la puerta.―¿Estás bien?―No es tu problema, Angie―dije respondiendo sin filtro y sin importarme nada.―Basta, Fabián… abre, por favor.―No, vete.―Te prometo que no te juzgaré.―No me interesa lo que dig
Había tomado una decisión que no sabía si iba a ser capaz de mantener. Pensar en ser dama de compañía me daba escalofríos, miedo, incertidumbre; pero ninguna puerta se abría, nadie me daba empleo, estaba viviendo en casa de Alison; y mi madre necesitaba dinero para ser operada. Eran varias razones que me impulsaban a elegir el “Luxury Place” como esa salvación que tanto necesitaba. Aun así, no me sentía capaz de vestir elegante, salir con algún caballero con mucho dinero y mucho menos ir a la cama con ellos.Tomé un taxi junto a Alison y de nuevo tenía frente a mí a esa enorme casa purpura con ventanas oscuras. Era un sitio extravagante, elegante; pero no era para mí. El taxi se detuvo, Alison me observó esperando quizás de mi parte algún tipo de arrepentimiento, pero debía avanzar. No podía desistir.Nos bajamos del taxi y pude sentir que mi corazón latía con mucha fuerza con cada paso que dábamos al acercarnos a la entrada. Era una sensación extraña, difícil de describir, pero segu
Último capítulo