Había tomado una decisión que no sabía si iba a ser capaz de mantener. Pensar en ser dama de compañía me daba escalofríos, miedo, incertidumbre; pero ninguna puerta se abría, nadie me daba empleo, estaba viviendo en casa de Alison; y mi madre necesitaba dinero para ser operada. Eran varias razones que me impulsaban a elegir el “Luxury Place” como esa salvación que tanto necesitaba. Aun así, no me sentía capaz de vestir elegante, salir con algún caballero con mucho dinero y mucho menos ir a la cama con ellos.
Tomé un taxi junto a Alison y de nuevo tenía frente a mí a esa enorme casa purpura con ventanas oscuras. Era un sitio extravagante, elegante; pero no era para mí. El taxi se detuvo, Alison me observó esperando quizás de mi parte algún tipo de arrepentimiento, pero debía avanzar. No podía desistir.
Nos bajamos del taxi y pude sentir que mi corazón latía con mucha fuerza con cada paso que dábamos al acercarnos a la entrada. Era una sensación extraña, difícil de describir, pero segu