Mila se crió en las calles y para ella, no hubo mejor escuela que los bajos mundos de Chicago: violencia, estafas y sexo. Mila no fuma. Mila no bebe. Mila no se droga. Pero Mila posee un gran defecto y ello también es su gran virtud. Su belleza y el arte de la manipulación esconden la verdadera esencia de su alma; un alma oscura, un alma avara, un alma pendenciera, un alma putrefacta. Mila no conoce los límites. Mila es insaciable. Mila siempre quiere más; porque más jamás es suficiente. Mila es pecado. Mila es AVARICIA.
Leer másMila se crió en las calles y para ella, no hubo mejor escuela que los bajos mundos de Chicago: violencia, estafas y sexo.
Mila no fuma. Mila no bebe. Mila no se droga.
Pero Mila posee un gran defecto y ello también es su gran virtud.
Su belleza y el arte de la manipulación esconden la verdadera esencia de su alma; un alma oscura, un alma avara, un alma pendenciera, un alma putrefacta.
Mila no conoce los límites.
Mila es insaciable.
Mila siempre quiere más; porque más jamás es suficiente.
Mila es pecado.
Mila es AVARICIA.
Mila tenía apenas nueve años cuando en un fatídico asalto perdió a sus padres.
Diez, cuando desembarcó en la prometedora tierra de oportunidades llamada Estados Unidos.
Veinticinco, cuando se propuso atrapar a un codiciado y acaudalado soltero de una potencia mundial.
Con peculiar gusto por las ciencias económicas, los números y la Bolsa de Wall Street, Mila arrinconó al aclamado magnate de los valores americanos.
Su propósito fue simple, pero maquiavélico: el fin justificaba los medios y para ella, entrometerse en su camino solo era el recorrido.
Su desproporcionada sed de poder, audacia peligrosa e inteligencia despiadada ensamblaron un indestructible frente de batalla contra su mayor oponente: Jackson Lennox.
Conocido como El Lobo de la Bolsa, Jackson ha mantenido en pie la dinastía que padre y abuelo alzaron en el mundo de Wall Street; un mundo lleno de trampas, vicios e ilicitudes que engrandecían o, por el contrario, destruían.
Con la avasallante prepotencia de un hombre de las cavernas, Jackson creyó dominar la partida estableciéndole al pequeño cuervo un violento y amedrentador acuerdo: matrimonio.
Los beneficios eran bilaterales, para él, quitarse de encima la estricta vigilancia de su padre y desterrar la mala fama que se había echado en los medios de cotilleo; medios que lo definían como un empresario mujeriego, de accionar mezquino y ciertamente agresivo con el sexo femenino.
Mila en cambio obtendría lo que tanto deseaba y por lo que tantos años había estado esperando; para el mundo sería su ciudadanía americana, pero para el aquelarre, nada más y nada menos que el opulento, poderoso e invencible sistema de finanzas Norteamericano. Nada podía salir mal. Sin embargo y aunque el negocio parecía ser fríamente prometedor, las almas pendencieras, las almas oscuras, almas dañadas y corrompidas… No contaban con que el destino sería dadivoso, pero también caprichoso y en sus planes solo existía un final… Amor… O la muerte. Algo que ninguno de los dos estaba dispuesto a aceptar.
HISTORIA DISPONIBLE EN FISICO, BAJO EL SELLO DE EDITORIAL INDIGO.
EN FORMATO ILUSTRADO EN TAPA DURA, TAPA BLANDA, A COLOR, EN BLANCO Y NEGRO, Y TAMBIEN DIGITAL, TANTO POR A****N COMO INDIGO EDICIONES.
CATALOGADA EN CONTENIDO APTO PARA MAYORES DE VEINTIUN AñOS, AVARICIA POSEE ESCENAS DESCRIPTIVAS DE
VIOLENCIA
TORTURAS
SEXO
ADICCIONES
TRAFICO
AUTOLESIONES
ABUSO INFANTIL
CEO DOMINANTE, MANIATICO Y PRIMITIVO
PROTAGONISTA CON TINTES DE ANTAGONISTA, INTELIGENTE, VENGATIVA Y UN GENIECILLO DE LAS MATEMATICAS Y ECONOMIA.
PRIMER TOMO DE LA SAGA PECADOS CAPITALES. SE RECOMIENDA DISCRECION.
Aquel que más posee, más miedo tiene de perderlo todo. Leonardo da VinciLOS HAMPTONS, 1 año antes del derrocamientoJACKSON LENNOX—Estoy esperándote, ¿dónde te metiste? —su risa fresca, apacible y en cierto modo, premeditada se apodera de la línea—. ¿Vas a contestarme o qué?Aferrado al Long Island que llevo bebido hasta la mitad, noto que bajo ningún concepto mi cita de la tarde pretende ceder.—Hay mucha gente —suelta en risadas; haciéndome entender que está aquí; en mi casa; entre todos los invitados que se sumaron a una de las cuantiosas fiestas de blanco que se celebra cada verano en Los Hamptons.—Pierdo la paciencia demasiado rápido —advierto—. Apareces o nuestro trato se va a la m****a.La carcajada que escapa de su garganta me es insultante, principalmente, cuando corta el teléfono, dejándome en ascuas y con unas cuantas palabras incrustadas en la punta de la lengua.Jodida mujer con la que vine a negociar.Resignado a sus mofas y artimañas guardo el celular en el bolsillo d
«Antiguamente la gente creía que cuando alguien moría un cuervo se llevaba su alma a la Tierra de los Muertos. Una fábula transformada en mito, y el mito en leyenda. Un ave de carroña, un mal presagio, un bicho depredador que junto a un final terrible y también junto al alma éste se llevaba la profunda tristeza de su víctima, impidiendo así su descanso eterno y pacífico» Avaricia.—Era difícil.—Define difícil.Trago saliva pese a que me cuesta.Estiro la mano, bebo un sorbo del agua que me fue servida y junto todo el aire que el sofoco en mi pecho permite.—Podía ser día como también noche —se me queda viendo con una ceja levantada y cierra el bibliorato dónde estaba apuntando—. Y eran tan impredecibles sus eclipses que cualquier cosa pasaba a su lado. Siendo sol, nos llevábamos muy bien. Era atento y había aprendido a ser cariñoso; tenía palabras bonitas y me cuidaba —se me empañan los ojos y parpadeo; lo hago hasta que las ganas de llor
MILASus manos van a mis hombros, prensando la escasa carne que hay en ellos como si sus dedos fuesen tenazas.La sangre se agolpa en mis pies y el dolor de los calambres estrujan mis tendones, mi estómago y mi cuello.No puedo hablar, por dentro tiemblo como vara y sé que mi piel se ha puesto tan blanca como la nieve misma.—¡Dame una perra respuesta! —el grito me hace entrecerrar los ojos y la agresiva forma que tiene de zamarrearme va embotándome poco a poco—. ¡¿Qué hacías ahí?! ¡Qué mierda hacías ahí! ¡Dímelo! ¡¿Quiénes eran esos tipos?!Sus yemas se me entierran causando molestia, pero el verdadero dolor se agolpa en mi pecho, justo en el esternón, irradiando por mis costillas, mi corazón y mi columna.—Suéltame —pido en nerviosos parpadeos, notando la embriaguez que destilan sus ojos. Mirar tan brillante y enrojecido que fácilmente podría pasar como personaje en una película de suspenso y miedo. —¡Entonces contesta! —la luz de los jardines le baña el rostro, ensombreciendo ángu
MILAAún siento el sabor amargo de la taquicardia y todavía se pasean por mi mente retazos de lo sucedido.¿Realmente pasó?Observo mi brazo sin percibir un ápice de pena por lo hecho.Sí pasó.Y no me arrepiento; me habría amputado tejido carne y hueso de haber podido.Lo único que me pesa es haberlo lastimado a él. Al salvaje que me ve con suma cautela y tensión.—Necesito pedirte un favor enorme —recito con tal frialdad que los ojos de Jackson se abren de sopetón.—No voy a dejar impune nada de esto.Me leyó el pensamiento y mi corazón se retuerce. Su anticipación significa que me he ablandado, saliéndome de líneas mucho antes de lo imaginado.Es la clara señal de que debo encauzarlo cuanto antes, o de lo contrario el coletazo de la onda expansiva será irreparable.—Tienes qué —siseo.Anudo el vendaje en su palma, ignorando el asombro que exuda al observar mi proceder.Podría explicarle que aprendí primeros auxilios gracias a mi madre, pero opto por callarlo. Callo cada detalle glo
—¡Corte, corte, corte! —la arenga llega al unísono en el momento que, a las risas, Jackson empuña la cuchilla.—¿Mucho o poco?—¡Un buen pedazo, jefe!Cruzándome de brazos y con negativas de por medio contemplo a mi marido, quien, con un buen estado de embriaguez, el utensilio en una mano y su vaso de whisky y un habano en la otra, baila alrededor del pastel de bodas.—¿Sólo uno?Se parte en carcajadas y los miembros del corporativo y demás empleados; esos que eligieron quedarse hasta el final de la fiesta aplauden con el fervor del alcohol y la celebración colándoseles por las venas.Suspiro profundo y apoyo los codos en una mesa repleta de copas vacías, para, desde ahí reparar en Jackson, comportándose como lo que realmente es: un salvaje.Se soltó el cabello, se sacó la chaqueta y se desprendió la camisa. Fuma a placer y bebe sin importarle otra cosa.Está feliz... Y me gusta verle feliz.La sonrisa bobalicona muere y trago.Ojalá el recuerdo de este día sea el bálsamo que le ayude
MILAMe despierto y me desperezo con un genio fantástico.Estiro los brazos, estiro las piernas, bostezo y me retuerzo saboreando la placidez de una cama tan inmensa sólo para mí.Vuelvo a bostezar, incluso río de lo bien que dormí.Qué comodidad.Kilómetros de somier Kingsize traen sus ventajas, principalmente si no te toca compartirlo.Qué delicia.Voy incorporándome de a poco, arreglando las almohadas cual nido a mi alrededor, buscando en el cajón de la mesilla de luz el control del televisor y encendiendo mi mañana con Nickelodeon.Justo lo que necesitaba.Ladeo la cabeza y me saco los pequeños tapones de las orejas.Si se desató un terremoto en este caserón no lo sentí. Si cierto hombre de las cavernas zafó de sus cadenas y vino a reclamar un bonus de consolación pues ni lo escuché.Miro las pequeñas gomitas de color beige, antes de guardarlas en su correspondiente cajita; realmente las cosas que se consiguen por internet son muy interesantes y efectivas.La descripción del produ
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