-No, por favor... no quiero ir- suplico con desesperación. -¡Shhh! Cállate y coopera- gruñe y siento el calor de su aliento en mi oreja. El miedo se apodera mis sentidos, la angustia destroza mi poca cordura y solo quiero escapar. -¡Mamá, ayúdame!- Mi grito no la conmueve y voltea el rostro como si yo no fuera su hija, abrazando a mi hermano menor. Este era mi fin... Aunque me remuevo desesperada y muerdo la mano del hombre que me sujeta no logro inmutarlo. Mi espalda choca con su pecho a medida que me arrastra fuera de la casa.
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Este libro contiene violencia, escenas +18 crudas y sin piedad. No soy responsable, si tu estabilidad emocional se va a la m****a después de leer esto. Si no es suficiente para ti, no se que más lo sea. Dedicado a todas las que prefieren ser amadas de formas oscuras y extrañas... El amor sano no es para ti. ~~~~~<<<<~~~<<<~~~<<<~~~~><~~~<<<~~~~<<<~~~~<<~~ —¡Aaaaagghhh, basta!— el dulce sonido del dolor. —¡Shhh!— le coloco un dedo en los labios y empiezo a reír. Generar violencia me hacía sentir tan bien. Saber que yo tenía el control de todo, lo hacía tan divertido. Por eso unos me llamaban loco y otros, hombre cruel. —El dolor es mental... pero el dinero que gastaste en apuestas y follar putas no era mental, ese sí era real, ¿entiendes la diferencia de ambas cosas? O prefieres que te las explique nuevamente, Dr. Emiliano Thunder— Al parecer toqué una tecla dolorosa. La esposa, con la mirada clavada en mí, me mira sin pestañear, abrazando al niño. Camino con calma hacia una silla, mientras dos de mis hombres lo sostienen por el cabello y los brazos. La sangre gotea de su nariz, su boca y su mejilla derecha. Me doy un sorbo de Ron, haciendo una mueca sutil por el ardor, al sentir cómo el líquido quema mi garganta. —Entonces... mi dinero. ¿Cómo saldarás esa deuda? Hoy es el último día para pagar. ¿O pensaste que estaba mintiendo?— Aprieto mis puños y observo mis nudillos ensangrentados y las puntas de mis costosos zapatos de cuero también. —¡fuck! Estos zapatos cuestan más que tu vida y los arruinaste. Quisiera limpiarlos con tu cara, pero está sucia igual— —T-te dije que lo voy a pagar, dame más tiempo... solo eso... te lo suplico— masculla entre llantos asustado. Tartamudea, como todo mentiroso que sabe que no tiene un centavo para pagar. —¿Más tiempo dices?—me levanto de la silla. Me empiezo a aburrir. —Qué cosas más sucias salen de esa boca mentirosa—saco mi navaja favorita y juego con el hueco que entra mi dedo, dándole vuelta. —P-por favor... Dante... dame otra oportunidad— Y con calma, después de dejar el vaso sobre la mesa, doy unos pasos hasta acercarme a él y colocarme a su altura. —¿Ves a tu patética esposa? ¿No te duele que esté en esta situación con una pistola en su cabeza por tu culpa, junto a tu hijo?... aunque mirándola bien— Saco de mi bolsillo un cigarro y lo enciendo. —Ja, es igual a ti. Solo una desquiciada vanidosa se queda al lado de un ser tan repugnante como lo eres tú. Es más que obvio que ella sabe que no le eres fiel a nada en esta vida— Suelto unos copos de humo en su cara y me doy unos golpecitos en la frente. —Pero... ya sé cómo vas a pagarme...— la malicia en mis palabras eran más que obvias. El sabe de mi buena fama o bueno... mala fama para algunos. —¿C-cómo?— preguntó mostrándose ingenuo. —Voy a cortarte por partes— gritó alarmado. Sabe que no estoy jugando. —por favor, Dante... por favor— Uno de mis hombres se acercó y me susurró. "la hija mayor ya regresado" —Eso es maravilloso. Que venga a ver este espectáculo. Dame otra navaja, esta no esta tan afilada— Pero justo cuando tomo la navaja. La puerta es abierta y una chica de aproximadamente 1.70 escoltada por dos de mis hombres se presenta frente a mí. —No... ¿que hace ella aquí?— gimotea su padre. Podía ver ese pánico creciente en su mirada. El terror en su rostro, sus ojos muy abiertos. —Mamá... papá— sus ojos se llenan de lágrimas viendo la escena de terror. —¡oh por Dios!— grita exasperada. —¡Vaya! Toda la familia reunida... me tomé el atrevimiento de mandarla a buscar a la escuela. Espero que no te moleste Emiliano— arqueo una ceja divertido. Me levanto con una sonrisa de victoria, mirando a la chica fijamente, sin pestañear. Ladeo la cabeza ampliando más la sonrisa, detallando parte por parte su cuerpo. Mantengo los brazos cruzados. —¿Qui-én es usted?— observa en mi mano la navaja. —¿P-por qué golpea a mi papá?— llevo el cigarro a mi boca. Suelto el último copo de humo y me relamo los labios. —¿No sabías que a tu papá le gusta jugar con chicos malos?— frunce el entrecejo. —No, mi padre no juega con chicos malos, él es un hombre ejemplar y desent...— La risa de burla me ataca. —Acércate...— ella duda y mira a su familia —No me gusta hablar dos veces... ven— No me hace caso, está tan nerviosa que no se atreve a moverse, pero no me importa. —¿Sabes qué?, dispárale en la pierna— —¡No!— —¡ahhhhh!— el grito del sufrimiento que es música para mis oídos. —¡por Dios!—grita la madre con la voz pastosa, el chico más pequeño llora sin consuelo y su hija por igual. —Lo próximo sería arrancarle un brazo. Ven aquí— sus ojos me miraron muy abiertos, con gran sorpresa. —No, yo hago lo que usted quiera. Por favor ya no le haga más daño, se lo suplico— Mmmh... sus lágrimas por alguna razón se veían sinceras. No tenía idea de quién era yo ni de quién era el asqueroso de su padre. —Buena chica, ven a mí— sus piernas se mueven solas y se acerca cabizbaja. Levanto su mentón con dos de mis dedos rojos por la sangre y tiembla aún más. —Tu papá me debe dos millones de dólares y no quiere pagarme. El papito perfecto que creías tener es un viejo asqueroso que le gustan las chicas con más o menos tu edad. Eso si es repulsivo— carraspeo. —No... no te creo nada. Mi padre es un gran doctor — se llena de valor para hablarme, es una niña tonta. Pero sonrío de forma retorcida. La pego a mi pecho en un movimiento rápido, logrando que su espalda quede pegada a mí y mi ante brazo se envuelva en su cuello. Tomo el mando y enciendo la televisión mostrándole a su padre teniendo sexo con una mujer que no es su madre. Ella solo voltea el rostro y llora con dolor sosteniendo mi brazo y la obligo a mirar. —No dejemos de ver... mira, ¿no es ese tu héroe?— —Por favor, deténgase— llora y el temblor en su cuerpo me causa gracia. Me acerco mas a su oído y le susurro con maldad. —No tienes por qué llorar... no tienes idea de lo que hacen las personas con apariencia perfectas como lo es tu padre— le paso el pulgar por las mejillas. —No me toque—dice. La escena de su familia en esa situación se que es algo terrible para alguien que apenas está empezando a vivir. Me imagino que nunca imaginó que su héroe era un bastardo. —Bien— La empujo y cae en los brazos de uno de mis hombres. —Te estás desangrando y es asqueroso— digo, con los ojos vueltos a Emiliano. —Dante...no tenías que mostrarle ese video a mi hija. Sácala de esto... déjala en paz— respira con dificultad. —Papá, no te esfuerces en hablar, por favor. Tienes que ir a un hospital— —Que conmovedor— me llena de ira. Doy unos pasos hacia él, y una idea brillante llega a mi cabeza. —Me llevaré a tu hija hasta que me pagues lo que me debes. Cuando tengas mi dinero a mano, entonces te la devuelvo.— niega sin fuerzas, como si su miserable culo se podría levantar del suelo y detenerme. —N-o, mi hija estudia y tiene una vida fuera de todo esto. No la manches...—una tos lo ataca. —apenas tiene diecinueve años... cof— me rio y lo miro. —Tú no estás para escoger. Agradéceme que te estoy dando una oportunidad para vivir. Vas a llamarme cuando tengas dos millones de dólares a mano, de lo contrario, no intentes llamarme o te aseguro que no volveré de forma pacífica como hoy. Y tranquilo, no voy a tocar a tu "princesa"— el sarcasmo en mi voz es notorio. Me levanto y vuelvo hacia ella. La tomo por un brazo arrastrándola fuera de la oficina. —¿Qué me harán?— dice con un atisbo de miedo suficiente para que yo sonriera. Me gustaba cuando tenía el control como si fuera Dios. —Serás el pago momentáneo de tu padre. Una garantía de que mi dinero vendrá a mis manos. Claro si te quiere, te salvará— —Q-qué... mamá, por favor...—con la mirada pidiendo auxilio le grita a su madre. Está aterrada. Me gusta. —No quiero ir...— llora perdiendo la voz en un hilo de dolor.Estoy sobre la cama, con el cuerpo exhausto y la piel pegajosa. Entre mis piernas, su semen aún gotea, marcando las sábanas como testigos de lo que me hizo. Me siento sucia... usada. Dante me dejó amarrada mientras se duchaba, como si fuera un objeto que le pertenece. La cama está mojada, mis muslos arden y mi pecho se agita con cada respiro.Escucho sus pasos acercándose otra vez y el miedo me invade de repente. Ya no soporto el ardor en mi interior... me duele tenerlo dentro, pero él no se detiene. Nunca se detiene.Desperté atada, con una correa de cuero alrededor del cuello. No era cualquier correa, era una con un claro propósito sexual. Todo en él lo es. No importaron mis lágrimas ni mis súplicas... estaba poseído por ese deseo enfermo, por ese instinto salvaje que lo consume.Por esa ira desenfrenada que se desquita en la cama.Me obligó a tragar su semen varias veces. Lo hizo mirándome a los ojos, con esa sonrisa torcida que me enloquece y me asusta a la vez. No sé cómo puede
Podía escucharlo gruñir. A pesar de la música alta, su enojo se colaba entre los sonidos como un rugido salvaje.—¿Y de mí...? ¿No te gustaría conocerme? Te hice una pregunta, respóndeme, hijo de perra—su voz me eriza la piel.Me sujeta con fuerza del brazo.No necesito verlo a la cara para saber que está ardiendo en rabia y celos. Siento el frío del cañón rozando mi hombro desnudo.Me aterra.Javier se rasca la garganta y palidece. Puede darse cuenta de que está en territorio enemigo.—T-todo bien, hermano... solo hablábamos—balbucea, tratando de disimular que está a punto de huir.Dante no contesta de inmediato.—No soy tu hermano... ¿por qué besaste su mano?—pregunta con dureza.—Yo... no sabía que ella estaba con a-alguien... Le pregunté si estaba sola y me respondió que sí...—Hijo de puta.Ahora Dante me matará a mí.Dante ríe, pero su risa no tiene ni una pizca de humor.Más bien una rabia contenida que me pesará en unas horas.Porque conmigo no se contiene nada.—¿Te dijo que
La puerta de la oficina está entreabierta. Justo cuando intento tomar la manija para abrirla, escucho la voz de Dante.—Sí... Esta noche nos vemos a las nueve en el club. Ya sabes, en Élite Club Night. Hay de todo, entre mujeres y alcohol...Mi corazón late frenético, desbordado de rabia.Entro justo cuando cuelga la llamada y me detengo frente a él. Quisiera borrarle esa estúpida sonrisa de la cara, pero finjo estar contenta.—Dante... quiero que salgamos a cenar.Él se levanta de su asiento y camina hacia mí, tomándome suavemente por los hombros.—Qué más quisiera que irme a cenar con mi mujer... pero hoy tu hombre tiene trabajo.La mandíbula me tiembla.Maldito mentiroso.—¡Mmm! Entiendo... Pues me iré sola.Frunce el ceño.—¿Qué harás sola? ¿Qué dijiste? No escucho nada —responde con sarcasmo.—Salir. ¿O acaso no puedo salir sola?Ríe.—Sola no vas ni a la esquina, Sol.Niego con la cabeza.—Claro... Yo no tengo derecho a nada. Muy bien, Dante.Me giro para marcharme, pero él me d
Estoy molido a golpes.Mi padrino, como siempre, necesitaba un espectáculo de mi parte. Podría jurar que mi oponente fue luchador o algo así. Hace tiempo no perdía en una pelea cuerpo a cuerpo.Cada parte de mi cuerpo duele considerablemente. Siento el brazo entumecido... y un peso sobre él.Tengo algo en el dorso de la mano, pero no puedo tocarlo, porque ese brazo está ocupado... sosteniéndola a ella.Necesito prepararme mentalmente para escucharla pelearme por esto.Se remueve, y su mano se posa en mi pecho, deslizándose con suavidad mientras suelta un gemido gutural que me eriza la piel.Mi cuerpo se estremece con ese roce, y aunque no está completamente pegada a mí, la erección que me provoca es incontrolable.Es la única mujer que ha logrado llevarme a estos extremos. Cada parte de mí la desea. Me muerdo el labio inferior hasta hacerme daño.Suspiro. No aguanto esta erección.Necesito liberarme de ella... dentro de Sol.—Sol —intento girarme, pero no puedo. Todo me duele demasiad
Ambos nos miramos mientras desayunamos. Sol ríe.—Debemos parar... De verdad tienes muchas ojeras—dijo después de masticar.—Te acuestas a mi lado desnuda, ¿qué esperas que haga si no puedo controlarme?——Okay, dormiré con ropa——Ni lo sueñes. Con ropa para los demás. Conmigo, siempre sin nada—negó riendo.—Dante, quiero ir a la escuela de arte. Yo puedo pagarla si tú no quieres. Con este caso me darán una indemnización de un millón de dólares y...—me miraba con timidez.No podía negarme a que estudiara...aunque eso significa dejarla exponerse al peligro.—Vas a llevarlo al banco y lo dejarás ahí—escupí molesto.—¿Qué? ¿Por qué? —preguntó confundida.—No necesitas ese dinero. Yo tengo todo lo que tú necesitas. Pagaré esa estúpida escuela, pero escúchame bien, Sol: vas a estar vigilada, ¿entendido?Sonrió, se levantó y me abrazó, dándome varios besos en la mejilla.—Te quiero tanto—dijo sonriendo.La agarré del cuello y le mordí el labio inferior.—¿En serio me quieres?—No podía creer
Lloro de impotencia en el juzgado. Molesta e irritada. Como dijo Dante, tuve que hacerme análisis de sangre para confirmar que Martín me había drogado.Sus preguntas fueron crueles y duras. Tuve que desmentir cosas y hablar de lo que sucedió.Ahora estoy en el coche con él. Lloro mientras le cuento todo lo que pasó. Él me observa en silencio, acariciándome la espalda mientras me desahogo.El hipo me ataca. Me limpia la cara con una servilleta.—No tienes por qué llorar. Yo estoy aquí —me dice con voz baja.Hago un puchero. Él se inclina y me da un beso en la frente.⸻Ha pasado toda una semana. No sé cuántas veces lo hacemos al día... Lo hacemos cuando viene del trabajo, cuando está de paso, incluso cuando salimos. Es como si el sexo fuera su forma de aferrarse a mí.Aunque ha estado muy ocupado con lo del bar, me mostró cómo va quedando. Me sorprendió lo rápido que avanza la construcción.Pero, aun así, está tenso. No sé si es por las ocupaciones o por otra cosa, pero se mantiene ríg
Último capítulo