Bardi es un peligroso mafioso. Renata es la mujer de su peor enemigo, la esposa del hombre que asesinó a la suya, hay una deuda de sangre que necesita cobrarse, pero ni la sed de venganza pudo contra el deseo y el amor que comenzó a crecer entre ellos por más que lo evitaron. El pasado los une, el presente los obliga a separarse... Ella carga un pasado lleno de miedos Él lleva años arrastrando culpa ¿El amor será lo suficientemente fuerte para combatir las sombras y heridas del alma?"
Leer másUn sonido fuerte llega a mis oídos sacándome de mi sueño profundo, el sonido de las detonaciones de armas me obliga a abrir los ojos de golpe, despertando por completo, no es como que me interrumpieran teniendo un hermoso sueño, ya he olvidado cuando fue la última vez que soñé algo, por lo menos una pesadilla que perturbara mi mente, pero ni eso, no había nada, solo es cerrar los ojos dejándome caer en un vacío oscuro para después despertar de nuevo en la mañana por ese sonido desagradable que a pesar de que su origen se encuentra en la distancia logra llegar a mis oídos y colarse en mi habitación para ser el primer sonido que llega a mis oídos al despertar.
Ya me he acostumbrado a ese sonido que siempre me llega a primera hora del amanecer, para ser más exacta a las 7:00 am, es mi horrible despertador, y a pesar de que lo he escuchado todos los días durante años, no creo que nunca me acostumbre a ello, o me parezca por lo menos un poco familiar Me giro hasta quedar boca arriba, extendiendo ambos brazos a los lados de la enorme cama que tengo solo para mí por ahora, acariciando el colchón lentamente, pasando las yemas de los dedos por las sabanas oscuras de seda extremadamente suaves de la habitación tan solo unos segundos, con la mirada perdida sin tener nada en la mente solo admirando el vacío, con la mente en blanco, perdiéndome en el color gris del techo. Otro débil sonido de detonaciones me hace salir de mi trance, parpadeo varias veces, me siento algo incómoda (Como siempre) en vez de bajar a desayunar como de costumbre me voy directo al baño para darme una larga ducha de agua caliente. ˜˜˜˜˜˜˜˜˜˜˜ Salgo del baño dejando escapar una nube de vapor que escapa al abrir la puerta, me pongo de nuevo mi pijama y seco mi cabello un poco con la secadora, una vez lista para desayunar abro la puerta de la habitación y camino por el gran pasillo con alfombra roja ignorando el montón de ridículos adornos hasta llegar a las amplias escaleras. Este lugar es como un castillo de la realeza, es enorme, un tamaño ridículo considerando las pocas personas que estamos aquí, todo está inmaculado, pero este lugar no podría ser menos de mi agrado, todo es... excéntrico, llamativo, exagerado. Lejos de verlo como un bello palacio, para mí es mi gran jaula de oro. Al llegar a la cocina bañada de color blanco y dorado, me encuentro a una de las empleadas, estaba limpiando una repisa de la cocina, al verme entrar se exalta un poco y empieza a andar de una manera frenética por el espacio. — Señora... buenos días, déjeme le preparo el desayuno de nuevo, tiene sus horarios un tanto inestables, me es difícil saber cuando bajara en las mañanas y tenerle el desayuno recién echo Ella toma con rapidez un plato que estaba en la mesa central de la cocina que tiene unos omelette con tocino, se disponía a tirarlos a la basura, no era para tanto. — Solo mételo al microondas no pasa nada. - le digo con total calma, haciendo un movimiento con mi mano restándole importancia al asunto. Pero ella abrió mucho los ojos, como si meter la comida a recalentar fuera pecado. — Pero al patrón no le gustaría... - la preocupación y miedo a su empleador se filtra por sus ojos oscuros, me da algo de lástima. — Él no está aquí no te preocupes, además el horno microondas no esta solo de adorno en la cocina, yo no soy tan quisquillosa, solo recaliéntalo en el microondas y llévame el almuerzo al jardín por favor, hoy voy a comer fuera. — Como ordene señora. Los rayos del sol contrastan con mi pijama de satén de color negro, es un conjunto de short y camisa de tirantes que mi esposo me compró una vez que fuimos a Londres, no me apetece recordar más sobre eso. Me siento en una mesa que esta al lado de la gran alberca dejando mi celular a mi lado derecho, el agua cristalina que se encuentra en calma reflejaba la luz de los rayos del sol, el sonido del exterior me resulta relajante, me quedo mirando al frente, el paisaje lleno de árboles hermosos y arbustos recién podados, el plato con mi desayuno llega frente a mí, bajo la mirada, visualmente es hermoso, pero no logra despertar mi hambre, no tengo apetito, pero aun así debo alimentarme. — Provecho, señora — Gracias Luisa. La mujer se marcha dejándome sola mientras como con lentitud y nada de entusiasmo, la comida es deliciosa y a pesar de estar sentada y rodeada de cosas hermosas a la vista que hacen parecer este lugar el paraíso mismo, me siento apagada; llevo esta vida llena de lujos y exageraciones innecesarias que sinceramente no son para nada de mi agrado, nada de todo lo que me rodea puede evitar que me sienta, bacía. Cuando termino de comer dejo el plato a un lado y me pierdo mirando al frente, en cómo las hojas de los árboles a la distancia se mueven al compás del viento salvaje para después algunas ser arrancadas y arrastradas por este, deseo con todas mis fuerzas poder ser una de ellas, que alguna fuerza externa me lleve lejos de aquí. El celular a mi lado comienza sonar avisándome de una llamada entrante, vibra contra el cristal de la mesa, la pantalla se ilumina, es mi esposo Armando, suspiro pesadamente, lo más seguro es que me habla para avisarme que dentro de poco estaría de vuelta en casa después de su viaje de negocios. Con no muchos ánimos tomo el celular contestando la llamada y llevándome el aparato a mi oído. — ¿Si? - respondo con la voz apagada — ¡Ohh si Armando!... ¡Más duro por favor! Es la voz de una mujer, o más bien los gemidos, también se escuchan los jadeos provenientes de una voz masculina, que innegablemente le pertenece a mi esposo, de fondo se escucha el colchón de una cama rechinando sin control, las bases chocando con agresividad contra una pared. Pongo los ojos en blanco y termino con la llamada negando con la cabeza, volviendo a poner mi celular en la mesa, regreso mi atención a los árboles a la distancia que ya observaba, no me importa en lo más mínimo lo que él hace ni con quien este, soy consiente que tiene otras mujeres, mi madre me advirtió que con él las cosas iban a ser así, siempre... yo no soy más que un simple capricho para él, el cual no entiendo por qué se esfuerza por tener a su lado, ¿por qué quiere tenerme manteniendo el título de su "esposa"? Cuando ni siquiera se molesta en darme lo que acompaña dicho título, Lealtad, respeto... amor. No es como que quiera tener esas cosas de él de todas maneras o que me pesara no tenerlo, yo solo quiero ser libre. Ya le había pedido el divorcio con anterioridad, no lo tomó muy bien, nada bien, pero yo no quiero estar con él, nunca lo quise... Armando es una persona peligrosa, si él no me deja ir por las buenas, no abría manera de que yo pudiera huir y aunque llegara a lograrlo, ¿a dónde iría? No hay lugar en donde pudiera esconderme del mismísimo diablo."Esmeralda - Santidad y Pecado" Alessandro. El salón está sumido en la penumbra, a penas un poco iluminado por la baja intensidad de las luces del gran teatro, en el centro del escenario está una mujer regalando un espectáculo al vacío, su soledad es lo único que la acompaña... o por lo menos eso cree ella.Dania... Ella es un Ángel caído del cielo, lo más perfecto que mis ojos han visto, podría jurar que la mujer más pura con la que me he topado a lo largo de mi miserable vida; el canto suave y perfecto del violín que sostiene con sus delicadas manos llena la estancia, sus brazos se mueven con gracia, suavidad y elegancia, creando sonidos que rebotan en las paredes y hacen ecos que complementan la melodía. Mantiene sus ojos cerrados mientras se deja llevar por la música, su cabello lacio de color castaño claro descansa sobre su espalda, meciéndose suavemente al ritmo de su fascinante cuerpo. Ella es perfección, delicadeza y santidad, una mujer hecha y derecha, que siempre se
Stefan El corazón me va a estallar de felicidad, con una gran sonrisa y una mirada llena de amor observo a mis hijos dormidos bajo los brazos de Renata, uno en cada lado. — Debo admitir que a una pequeña parte de mí le sorprende que ella siga aquí después de tu actitud con ella cuando me marché. Mi madre llega a mi lado, conozco ese tono travieso en su voz, lo usa cada que vez que tiene razón o se sale con la suya, aprieto los labios, listo para confesar que estoy totalmente enamorado de la mujer que hace meses le dije odiar. — Han pasado muchas cosas en estos meses... — Me imagino... - ese tonito, no me atrevo a verla a los ojos, sé que está riendo. — Ahora... somos pareja, estoy enamorado de ella. — ¡Oh!... ¿Debo de fingir sorpresa? Sabía que esto pasaría, no sé por qué, pero tenía el fuerte presentimiento. — Oh mira...- le digo con una sonrisa, me da gusto que se alegre por mí, aunque ella al parecer sabía mucho antes que yo que terminaríamos juntos.—, Ya que usted puede pr
Renata. 1 semana después — ¡Oye! No seas bruto... Me quejo con Stefan, estamos en la piscina, cuando le dije que no sabía nadar optó por enseñarme y bueno estamos en la orilla, pero ya van varias veces que me tira agua en el rostro. — Pon atención. Ha estado explicándole como mover los brazos y piernas, pero no entiendo con explicaciones, necesito hacerlo por mi misma, pero el señor exageraciones piensa que me voy a ahogar, así que no entraré más profundo hasta que haga bien los movimientos. — Eres un abusivo… ¿Cómo se dice abusivo en italiano?— uomo molto bello... — ¿Qué? Como es posible que una palabra sea tan larga en italiano. - él comienza a reír. — Son diferentes idiomas corazón, a ver, quiero ver esos brazos ondeando como te enseñé. - cierro los ojos y me acomodó viendo al frente, llevo un short deportivo y una camisa de finos tirantes negra, solo estamos en la orilla, mi ropa está seca, mientras él, solo trae un short suelto que se ajusta perfectamente en su trasero y
Stefan Había añorado este momento desde hace mucho tiempo, en los meses tormentosos de su ausencia deseaba tenerla entre mis brazos, extrañaba su cuerpo, cada parte de ella, su sonrisa y su bella personalidad. Después nos tocó atravesar el infierno, una experiencia demasiado fuerte y difícil de superar para cualquier pareja, pensé que pasarían muchos más meses, quizás el año para que ella volviera a entregarme su cuerpo, hace tan solo unos días nos era imposible tanto a ella como a mí retomar lo que se había dejado en pausa, pero ahora esta lista para mí y yo lo estoy para ella. Ella está aquí no porque el deseo sexual la consumiera, o porque su cuerpo necesitará mis caricias, lo que necesita de mí va más allá de cualquier cosa carnal, viene desde dentro. Necesita que le demuestre mi amor de esta manera, necesita ver que a pesar de todo lo que le hicieron su cuerpo me sigue gustando, toda ella me encanta. Soy su hombre, mi deber es satisfacer y saciar cada deseo y necesidad de su
Renata No sé de donde saque tanta valentía, pero aquí estoy, desnuda de cintura para abajo, con tan solo una camisa blanca de finos tirantes que se está empapando y pegándose a mi cuerpo como una segunda piel. Sinceramente después de todo lo que me pasó dudaba que en algún momento el deseo sexual despertara en mí, pero después de que los labios de Stefan se unieran con los míos despertó cosas que habían estado dormidas, quietas en mi interior. Pero algo me ha estado taladrando la mente... antes solo era un vago recuerdo, un pensamiento intrusivo, pero ahora es algo que no deja de crear eco en mi mente. Después de todo lo que pasó ¿Stefan me desea? ¿No le dará asco tocarme al saber que otras manos estuvieron sobre mí? ¿Las marcas en mi cuerpo serán desagradables para él? Quiero tener las respuestas, las necesito, además de querer saber si él está listo para dar este paso... le dije hace tiempo que no me sentía capaz de retomar la relación en donde la dejamos, me sorprende
Stefan. El leve zumbido del motor del auto me resulta un tanto relajante, Renata esta a mi lado, nuestras manos unidas sobre mi muslo, compartiendo un agradable silencio, en la parte delantera están Alessandro y Alexis, sus voces me parecen tan distantes en este momento. Tengo una sensación extraña recorriéndome, pero no logro identificar lo que es, me gustaría decir que siento culpa por lo que hice, por las vidas que arrebate, pero no hay ni una pizca de ella en mí, eso me causa una especie de relajación, jamás he matado a nadie que no lo haya merecido, Stefan Lombardi no mata inocentes, le hice un favor al mundo al erradicar una muy mínima parte de maldad.— ¿Estás bien?.- la voz de Renata me hace volver a la realidad, me percató que el sonido del motor se ha detenido, estamos dentro de la cochera de la casa. Parpadeo varias veces y paseo la mirada un tanto sorprendido por el lugar, a pesar de estar mirando por la ventana no era consciente de lo que pasaba frente a mis ojos, Rena
Último capítulo