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¿Puedes resolver algo llorando?

—Deja de llorar... si pudieras resolver algo llorando estarías con el enfermo de tu padre en este instante—

Mi voz suena dura, casi cruel. Ella tiembla.

—L-lo siento de verdad... Yo... —se rasca la garganta, tragando con dificultad.

—Te pregunté si sabías lo que era el blanqueador y dijiste que sí...eso significa que lo hiciste a propósito—retrocede, pero yo la acorralo.

—No, no... Es que mentí. Nunca he lavado ropa de alguien más, y no se cocinar... no se hacer estas cosas, lo siento—Su voz se rompe al final, como si admitirlo le doliera.

—Ya veo... No tienes idea de lo que es la vida real. Has crecido en una burbuja, engañada por tu sucio padre, que no podrá salvarte—

—D-detente...— me suplica.

—¿Que me detenga? ¿Y cómo piensas pagarme este traje? ¿Acaso tienes dinero?—

Niega moviendo la cabeza con los labios temblorosos.

—No, no tengo... P-pero puedo hacer lo que sea...—baja la cabeza, con miedo, su voz es apenas un susurro

—Bien. Arrodíllate y pídeme que te perdone por tu estupidez— puedo ver en su ojos la sorpresa y mi rostro refleja burla.

—Por favor... no me humille así. Dígale a Virginia que me enseñe y prometo que no volverá a suceder...de verdad no quiero morir—

Qué ingenua.

—arrodíllate y suplícame—

Me inclino un poco, lo suficiente para ver cómo aprieta los puños, tratando de controlar su rabia.

Sus rodillas se flexion en el suelo y baja la cabeza. Sus manos tiemblan aferradas al piso.

—Lo siento. No volverá a suceder, lo prometo— veo cómo caen gotas de lágrimas en el piso.

Que divertido se siente, ni siquiera siento lastima.

—Algo patética... pero levántate y sal de mi presencia.—

En vez de caminar, corre.

Odio que se me haga hermosa.

Porque ella es exactamente lo que no quiero en mi vida y jamás me permitiré.

Mientras estoy en mi oficina reviso la información que pedí acerca de ella.

***

"*Terminó la preparatoria y se dedica a la pintura.

*Se destacó en ballet, y participó en varias obras de teatro.

*No tiene pasatiempos. Ni amigos, sus padres la mantenían ocupada para que no se distraiga.

*Tipo de sangre A+

*Alérgica a todas las nueces.

*Hija de una relación de infidelidad, cuando apenas se casó con su actual esposa.

*fecha de nacimiento: 26/4/2006

***

Frunzo el ceño mientras leo. Cada dato se vuelve más interesante, tanto que descubrí que no es hija legítima de la esposa de su padre.

Pero lo mejor de todo es que ella no lo sabe.

—vaya... un dato a mi favor—murmuro para mí, esbozando una sonrisa ladeada.

Una llamada entra sacándome de mi diversion. Contesto con calma.

—¿Sí?—

Respiro profundamente al escuchar la voz al otro lado.

Es mi padrino.

El hombre que me acogió cuando entré en este mundo de sangre y balas.

—así que ahora como método de pago raptas las hijas mis clientes—

—Ya te fueron con el chisme, ¿eh? —Me echo a reír, relajándome en el sillón, mientras me reclama.

—no recuerdo haberte pedido como pago una mujer... ten cuidado Dante. No quiero verte enamorado. Eres muy joven aún—

—Cálmate. No fijaré mis ojos en ella... Además, tiene diecinueve años—

Él me lanza una advertencia entre líneas, pero no me inmuto.

—aunque el mar esté sereno, no deja de ser peligroso. No me falles—

—¿Cuándo te he fallado?— Le pregunto con sorna

—no me interesa verte divagando por ahí con los ojos sumidos en amor y cambiando a ser de luz por amor—

—¿Cuándo me has visto con los ojos distraídos? Sabes bien que no creo en amoríos ni en nada de esas cosas—

—Las mujeres son el peor enemigo de un hombre. Si te aman, te elevan. Pero si te odian... te consumen lentamente—

Su última frase en la llamada, sin embargo, se queda dando vueltas en mi cabeza:

"Las mujeres son el peor enemigo de un hombre. Si te aman te elevan. Pero si te odian, te consumen lentamente"

Sonrío con arrogancia.

Con mayor razón, no debo fijar mis ojos en ninguna mujer.

Solo sirven para el placer y nada más. Antes de entrar al comedor, la veo, está preparando la mesa.

—No voy a comer, deja eso—

—P-pero la comida ya está lista... dijo la señora Virginia— dice con ingenuidad.

—¿No me oíste?—

Baja la cabeza con el plato entre las manos temblando y asiente en silencio.

Salgo del lugar sin volver a mirarla.

***

Voy a volverme loca, ya no puedo llorar más. Las lágrimas se me han secado.

"Necesito distraerme..."

Salgo de mi habitación. Detrás de la cocina hay un pequeño jardín con plantas. Me gustaría dar un vistazo.

Esta casa es enorme, más grande que la mía. Pero me da miedo salir y que él me encuentre. Posiblemente me golpearía.

Está molesto por lo del traje... Pero no lo hice con mala intención.

Estaba tan cansada que no me di cuenta de que vertí blanqueador en lugar de detergente para ropa de color negro.

Un error. Uno que me costó demasiado caro, me humilló de la peor manera, me siento avergonzada.

Suspiro y bajo a la biblioteca.

No es tan grande, pero está llena de libros, en una esquina hay lápices y papel en blanco.

Tomo uno y comienzo a dibujar.

Mis dedos se mueven solos, creando la figura de una mujer llorando.

Me representa a mí. Un carraspeo detrás de mí me paraliza.

El miedo me hiela la sangre.

Con rapidez, arranco la hoja y la envuelvo en mi mano antes de levantarme de la silla.

Mis latidos se aceleran, y cuando levanto la vista...

Allí está él.

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