—Extraño a los niños... necesito escucharlos decirme mamá. Tal vez soy una mala madre por venirme de vacaciones y no estar con ellos... sin olvidar que no hace tanto también pasamos una semana fuera de casa.
Se acuesta sobre mi pecho. Le acaricio la espalda mientras juega con su dedo sobre mí. Levanta la cabeza y me mira.
—Tendremos otras vacaciones con ellos. No te preocupes.
Mis dedos tocan su cara bonita.
—Aunque Dan y Sael tienen mis ojos... tienen toda tu belleza.
—¿Piensas que soy bonita?
—Por algo eres mi esposa, Sol.
—¿Te enamoraste de mí porque soy bonita?
Qué cínica... la que se interesó en mí por mi cuerpo.
—La razón por la cual te gusto es por mi gran miembro y lo sabroso que se ve mi trasero en mis trajes caros... ¿o no fue eso lo que dijiste? —niega.
—O sea, sí, pero no solo por eso ya... ahora es por todo.
—Lo sé, mi amor, también estoy enamorado de todo. Sobre todo de cómo me coges, Sol. Eres tan buena en esto.
—Aprendí del mejor.
—Sí, soy el mejor... sé que nadie nunc