Mundo ficciónIniciar sesiónMarianella Collins Sinclair, a quien todos llamaban Mari por cariño, una de las herederas de la familia más rica y poderosa del país, siempre vivió como una princesa y gracias a la crianza de sus padres, ella creció enamorada de la idea del amor. Mari se casó profundamente enamorada de Daniel Banks, uno de los herederos de una importante familia, un hombre atractivo y amable con quién Mari se imaginó una vida perfecta y una hermosa familia, como la de sus padres. La vida de Mari era perfecta y luego de dos hijos, su matrimonio seguía siendo feliz, hasta que un día todo cambió, cuando su esposo, Daniel, recibió unas fotos de Mari siéndole infiel con David, su cuñado, y el mundo perfecto de Mari se desmoronó. Enceguecido por los celos, Daniel comienza a mostrar otra cara que Mari jamás había visto, todo cambia y la vida perfecta de Mari se convierte en un verdadero infierno.
Leer más—¡Eres una zorra! — Resonó el manotazo sobre una mesa, provocando un pequeño sobresalto en Mari, quien ya tenía el corazón acelerado. — ¡¿Cómo pudiste…?! ¡¿Cómo pudiste hacerme esto, Mari…?! — Luego de muchos gritos, repentinamente, Daniel bajó el tono y su voz se comenzó a quebrar al tiempo que sus ojos se cristalizaban. — Pensé que me amabas… Pensé que éramos felices… Se suponía que estaríamos juntos para siempre… —Es que… — Mari respiró profundo, intentando articular palabras, con el llanto desbocado. — Es que te amo, Daniel… Esas fotos son falsas, todo es mentira, yo jamás te haría algo como eso… —¡No mientas! ¡Yo vi las fotos, son reales! — Sonó otro fuerte golpe, que provocó un estremecimiento en Mari y ella despertó.En medio de la tenue oscuridad, Mari se limpió las lágrimas que derramó dormida, humedeciendo la almohada, y respiró profundo intentando calmarse, pues su corazón seguía agitado.Ella pensó que ya había superado todo esto, desde hacía mucho, no le sucedía,
Con un traje elegante y una carpeta en la mano, los tacones de Mari resonaron por toda la entrada de la empresa.Ella caminó con la frente en alto, sintiendo la mirada de todos encima, mientras ella los ignoraba.La puerta de la oficina principal se abrió de golpe, Daniel levantó la mirada, sorprendido, aunque muchos años atrás ella había ocupado esa silla de presidencia, hacía mucho tiempo que Mari no tomaba ese lugar.Ella lo había dejado todo en manos de su amado esposo, por su familia, por sus hijos. —¿Qué haces aquí? — Preguntó Daniel levantándose de su asiento.Mari no dijo nada, con el rostro levantado y una mirada decidida, ella caminó directo hacia el escritorio y tiró frente a su esposo, una carpeta.Con cierta sospecha, él la abrió, leyendo cuidadosamente el papel que había adentro.—¿El divorcio? — Preguntó Daniel, arrugando el entrecejo.—Sí, quiero el divorcio, ya no lo soporto más… — Murmuró Mari, con convicción. Esta había sido una decisión muy difícil de
¿Una aventura con Mari? Hubo un momento de silencio, David no conseguía ni como procesar las palabras que acababa de decirle su hermano, así que solo observó a Daniel, pensativo, con el entrecejo arrugado.—¡Ahora vete! ¡Largo de aquí! ¡No quiero volver a verte! — Voceo Daniel al tiempo que empujó a David, quien trastabillo hacia atrás, aún confundido.—¿Qué carajos te pasa? — Gruñó David, irguiéndose.Y entonces, David notó a una mujer de pie atrás de su hermano, una mujer que David ya había visto antes en la empresa.Ella se mantenía cerca de Daniel y sonreía satisfecha, como si estuviera complacida con lo que sucedía.Daniel parecía alterado, se tambaleaba con más fuerza por su estado de ebriedad, David miró a los lados una vez más, más gente se acumulaba a su alrededor para mirar y unos guardias de seguridad también se acercaban.—Muy bien, Daniel, cuando estés sobrio y más tranquilo… Hablaremos. — Concluyó David, al tiempo que apretaba la mandíbula y los puños a los cost
—No, no, no… — Una tras otra, Mari tomaba desesperada cada una de las fotos en sus manos, pasándolas, revisándolas. — Esto no es cierto… Esto no es cierto, Daniel, está… Esta no soy yo… Yo nunca haría algo así… Yo nunca te haría esto…—¡¿Cómo te atreves?! ¡Eres tú! Eso fue el día de la fiesta gerencial del año pasado, ¿No? Se puede notar por las pocas fotos en las que apareces con ropa, ese es el vestido que usabas… Y es obvio que no soy yo quien te complace, ¿No? ¡Es David, mi propio hermano! Él siempre usa esa ropa informal y a duras penas se afeita la barba… —No… — Gimió Mari, con la voz temblorosa, al tiempo que hacía un puchero.—Ese día, tú subiste a la habitación del hotel, temprano, con la excusa de que te dolía la cabeza, y David, él se fue poco después que tú… — Contó Daniel, ofuscado.—Daniel, yo… — Mari se levantó del suelo, temblorosa, aun con las fotos en la mano. — Yo no sé qué sucedió en esa fiesta o que fue lo que hizo David después, pero te juro que yo no…
Era un día hermoso, la luz del sol resplandecía por todo lo alto, los pájaros se escuchaban cantar afuera y Mari giraba una vez más frente al espejo, para ver su sueño hecho realidad.Con un hermoso vestido de novia con corte de princesa, encajes, muchos brillos y una larguísima falda, Mari estaba preparada para su boda, al tiempo que Isabela, su madre, la observaba a unos pasos, absolutamente conmovida.La puerta de la habitación sonó, Isabela fue a abrir y se encontró con su marido, Máximo, quien había llegado junto al padre de Megan, la otra novia.—Ya todo está listo, es hora de iniciar. — Anunció Máximo.Mari salió de la habitación para tomar el brazo de su padre y más adelante, frente a ellos, ya estaba Megan junto a su padre, también vestida de blanco, caminando hacia la entrada de la iglesia, pues era una boda doble en la que el hermano mayor de Mari, Albert, también se casaba.—Mari… ¿Estás bien? — Murmuró Máximo, sosteniendo la mano de su hija, quien se aferraba con c
Último capítulo