El olor a desinfectante volvió a golpearlos, apenas entraron al hospital, Mari caminaba por el pasillo junto a Máximo y Patrick, con paso firme, aunque por dentro ella sintiera una mezcla incómoda de nervios y cansancio.
Mientras que David se había adelantado para hablar con el médico.
Los días anteriores habían sido una suma de pequeñas cosas, reuniones de trabajo, firmas, declaraciones, abogados, recomendaciones de psicólogos para los niños.
Hoy era distinto, hoy podían pasar dos cosas: Que todo siguiera igual… O que Daniel despertara.
David salía del despacho del médico cuando los vio acercarse.
— Ya habló conmigo… — Informó David. — Parece que hay movimiento.
— ¿Despertó? — El corazón de Mari dio un vuelco.
— Está empezando a reaccionar. — Explicó David, algo nervioso y ansioso al mismo tiempo. — No está completamente lúcido, pero ya salió del coma inducido y el médico prefiere que solo entren unos pocos.
— Yo voy… — Soltó Mari, antes de que nadie respondiera.
— Nosotros