“Sí, sí, entiendo, ya voy saliendo…” Mari colgó su teléfono celular al tiempo que bajaba las escaleras a paso apresurado, cuando se encontró con Dulce, la niñera.
— Dulce… — Mari miró a los lados, como si buscara a alguien o se escondiera de alguien.
— ¿Sí, señora?
— ¿Has visto a alguno de los hermanos Banks? — Preguntó Mari en voz baja y con cautela.
— Sí, señora… El señor David salió muy temprano para ejercitarse y el señor Daniel, creo que sigue en su habitación, durmiendo… — Afirmó Dulce.
— Está bien… — Resopló Mari, un poco decepcionada, por algún motivo ella tenía la esperanza de que Daniel se hubiera marchado de la casa después de la discusión que tuvieron. — Escucha, me llamaron de la empresa para atender algo urgente, así que tengo que irme de inmediato…
— Entiendo, señora, no se preocupe… — Asintió Dulce.
Mari miró escaleras arriba sintiendo cierta corazonada, ¿Estaría bien dejar a los niños con su padre después de tanto tiempo sin verlos? Daniel siempre los cuidó, pe