Era un día hermoso, la luz del sol resplandecía por todo lo alto, los pájaros se escuchaban cantar afuera y Mari giraba una vez más frente al espejo, para ver su sueño hecho realidad.Con un hermoso vestido de novia con corte de princesa, encajes, muchos brillos y una larguísima falda, Mari estaba preparada para su boda, al tiempo que Isabela, su madre, la observaba a unos pasos, absolutamente conmovida.La puerta de la habitación sonó, Isabela fue a abrir y se encontró con su marido, Máximo, quien había llegado junto al padre de Megan, la otra novia.—Ya todo está listo, es hora de iniciar. — Anunció Máximo.Mari salió de la habitación para tomar el brazo de su padre y más adelante, frente a ellos, ya estaba Megan junto a su padre, también vestida de blanco, caminando hacia la entrada de la iglesia, pues era una boda doble en la que el hermano mayor de Mari, Albert, también se casaba.—Mari… ¿Estás bien? — Murmuró Máximo, sosteniendo la mano de su hija, quien se aferraba con c
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