¿Una aventura con Mari? Hubo un momento de silencio, David no conseguía ni como procesar las palabras que acababa de decirle su hermano, así que solo observó a Daniel, pensativo, con el entrecejo arrugado.
— ¡Ahora vete! ¡Largo de aquí! ¡No quiero volver a verte! — Voceo Daniel al tiempo que empujó a David, quien trastabillo hacia atrás, aún confundido.
— ¿Qué carajos te pasa? — Gruñó David, irguiéndose.
Y entonces, David notó a una mujer de pie atrás de su hermano, una mujer que David ya había visto antes en la empresa.
Ella se mantenía cerca de Daniel y sonreía satisfecha, como si estuviera complacida con lo que sucedía.
Daniel parecía alterado, se tambaleaba con más fuerza por su estado de ebriedad, David miró a los lados una vez más, más gente se acumulaba a su alrededor para mirar y unos guardias de seguridad también se acercaban.
— Muy bien, Daniel, cuando estés sobrio y más tranquilo… Hablaremos. — Concluyó David, al tiempo que apretaba la mandíbula y los puños a los costados, ¿De qué carajos hablaba su hermano?
David se dio la medía vuelta y se fue.
…
Mari pasaba por el salón de la entrada de su casa, cuando un toque la puerta principal comenzó a sonar, extrañada, pues era temprano para recibir visita, ella se acercó a la puerta, para abrir.
— David… — Exhaló Mari, apenas vio a su cuñado en la entrada.
— Hola, Mari, ¿Cómo estás? — David intentó dar un paso al interior de la casa, pero Mari no se movió, parecía no tener la intención de dejarlo pasar.
— ¿Qué haces aquí? — Preguntó Mari con una expresión de preocupación, volteando hacia atrás, como si temiera que alguien la viera.
— Vine para hablar con Daniel… — Aclaró David, pero Mari, seguía volteando hacia atrás y era evidente en sus ojos que ella estaba asustada.
— Daniel no está disponible, está durmiendo, te sugiero que lo llames o que lo busques en la empresa… — Mari intentó cerrar la puerta, pero David la atajó.
— Mari, ¿Qué está pasando?
— Na… Nada… Por favor, vete… — Mari intentó alejarse, pero David la sostuvo por el brazo, deteniéndola.
— Mari, me preocupas… — Soltó David y en sus ojos, se podía ver su inquietud. Mari tragó grueso. — No me iré de aquí hasta saber qué es lo que está pasando contigo y con mi hermano… Por favor, habla conmigo.
Mari se quedó helada por un instante, observando fijamente a David, ella lo conocía desde hacía mucho, de hecho, lo conocía desde antes que a Daniel y sabía que era cierto, David no se iría hasta que hablara con ella o con su hermano.
— Está bien, pasa, vayamos a la biblioteca… — Asintió Mari, moviéndose apresurada.
— ¿Quieres explicarme qué está pasando? — Inició David apenas Mari cerró la puerta de la biblioteca.
— ¿Qué te dijo Daniel? — Tanteó el terreno Mari, incapaz de soltar por sí misma lo que le preocupaba.
— Mi hermano se comportó como todo un idiota en la fiesta gerencial… — Inició David y Mari fue a responder, cuando David continuó. — Él estaba ebrio, lo sé, pero eso no justifica que se haya comportado así… Mari, Daniel dijo que descubrió mi aventura contigo, ¿De qué estaba hablando?
Mari tragó grueso, sintiendo ese revoltijo en su estómago, ¿Cómo le explicaba esto a su cuñado? No había palabras.
Así que, sin decir nada, ella caminó hacia el escritorio de Daniel, revisó una gaveta con llave y sacó un sobre, de dónde sacó las fotos incriminatorias que puso en las manos de David.
— Mari… ¿Qué es esto? — Susurró David, con el entrecejo arrugado, atónito e incrédulo al tiempo que pasaba las fotos.
— Hace tres meses Daniel recibió esas fotos… — Explicó Mari.
— Pero… Pero eso es… Imposible… ¿Quién le envío esto? — Murmuró David, tan indignado como sorprendido.
— No lo sé… — Mari suspiró afligida. — He tratado de explicarle a Daniel que eso es falso, que es una mentira, pero no me cree…
— ¿Qué te dijo? ¿Te ha hecho algo? — David se acercó a Mari, preocupado.
— Yo… — Mari bajó la mirada, apenada y se recostó en el escritorio, suspirando, sus ojos se cristalizaron.
— Mari, tienes que decirme, si mi hermano te ha hecho algo… — Murmuró David, agachándose ligeramente frente a Mari, para verla a los ojos, ella volteó el rostro, sintiendo un nudo en la garganta.
— ¡Muy bien! — El grito sarcástico de Daniel, acompañado por aplausos, estalló en la biblioteca, provocando un sobresalto en David y en Mari, quienes instintivamente se separaron de inmediato. — ¡Así los quería agarrar! ¡Y todavía tienes el descaro de negarme todo! ¡De fingirte indignada y decir que todo era una mentira! — Concluyó señalando a Mari.
— Daniel… — David se adelantó un paso, interponiéndose entre su hermano y su esposa, levantó la mano con las fotos de la infidelidad y prácticamente las puso en la cara de Daniel, a escasos centímetros de sus ojos. — ¡Esto es una mentira!
— Son unos descarados los dos… — Gruñó Daniel, soltando un manotazo en la mano de David, que hizo volar las fotos hacia el piso. — ¡Tú! ¡Mi hermano gemelo! ¡Te revolcaste con mi esposa! ¡Y con las pruebas en la mano, ni siquiera tienes el valor de aceptarlo!
— ¡Estás loco! ¡Eso no es cierto! ¡Respeta a tu esposa, Daniel! — Grito David con fuerza, acercándose más a Daniel erguido e intimidante.
— ¿Respetarla? ¿Qué voy a respetar si no se respetó ella misma, ni a su matrimonio? Mari es una vergüenza para su familia. — Murmuró Daniel en el rostro de David.
Y solo eso bastó para que David soltara un fuerte puñetazo en la quijada de Daniel, mientras que a unos pasos de ellos, aterrada, Mari soltó un estruendoso grito.
Daniel se fue para un lado y con el rostro contorsionado por la rabia, se lanzó contra David, sosteniéndolo por la camisa, mientras que David le soltó otro puñetazo y los dos hombres cayeron en el piso, tirando una mesita y un jarrón que se quebró.
En medio de los gritos, un par de jóvenes empleadas se asomaron y sorprendidas, corrieron llamando a unos empleados, los dos hermanos seguían soltándose golpes en el piso, cuando entre forcejeos, los empleados de la casa los sostuvieron y separaron.
Prácticamente temblando, a un lado, Mari se cubría el rostro con las manos, las lágrimas corrían y el corazón le saltaba acelerado.
— ¡Maldito infeliz, traidor! ¡Vete de mi casa y nunca vuelvas! ¡Si te vuelvo a ver con mi esposa, te juro que te voy a desaparecer de su vida! — Gritó Daniel a todo pulmón, con los ojos enrojecidos casi saliéndoseles de las órbitas, mientras luchaba desesperadamente por soltarse del agarre de los empleados.
— ¡Daniel, basta! Por favor… — Gimió Mari, al ver que su esposo parecía poseído por la rabia, y ese grito, aturdió más a Daniel.
— ¡¿Ahora lo defiendes?! — Escupió con fuerza Daniel hacia Mari. — ¡Eres mi esposa y ni siquiera tu cuerpo fue exclusivo mío, pero el colmo es que defiendas a tu amante! ¡Eres una desvergonzada!
Todos los empleados se miraron incómodos, mientras que Mari casi se atragantó con la vergüenza y sus lágrimas.
Ella no resistió más e intentando mantener su frente en alto con dignidad, salió de la biblioteca, hasta que no pudo contener las lágrimas y volvió a estallar.
David vio a Mari salir con su expresión destruida, él parecía haberse calmado por fuera, mientras que por dentro su rabia ardida con fuerza.
Con la mandíbula apretada y una mirada furibunda hacia su hermano, David se soltó de un tirón del agarre de los empleados y con un azote, estiró un poco su camisa arrugada.
— Eres un idiota… — David señaló a Daniel de manera amenazante. — Si me llego a enterar de que le has hecho algo a Mari, la vas a pagar muy caro…
No fue necesario decir más, pues Daniel conocía bien a su hermano.
David salió de la habitación casi corriendo y alcanzó a Mari al pie de las escaleras, la detuvo tomándola por la mano, ella lucía inconsolable y frágil, con todo su rostro bañado en lágrimas, lo que le provocó un nudo en la garganta a David.
— Mari, tienes que decirme si mi hermano te ha hecho algo, yo…
— Basta… — Mari se soltó del agarre de David de un tirón, sus ojos estaban nublados de lágrimas, mientras que su mente se encontraba nublada de rabia e indignación gracias a su esposo. — David, no debiste venir, no debiste meterte, tú… Solo has venido para empeorar las cosas…
Y con el corazón destruido, Mari corrió escaleras arriba, encerrándose en su habitación, dejando a David frío y aturdido.