Él la dejó ir creyendo que jamás lo amó. Ahora lo sabe todo… y está dispuesto a recuperarla, cueste lo que cueste. Gema huyó con el corazón roto, un hijo en el vientre y la firme decisión de no mirar atrás. Pero Kyrion Dellinger no es un hombre que sepa perder. Mucho menos cuando se trata de la única mujer que logró colarse en sus huesos… y que va a darle un hijo.
Leer másKYRION—¿Lo conseguiste solo con ese contrato? —pregunta apenas responde. Asumo que habla de las fotos que ya debe haber visto. Finjo que no sé de qué habla.—Déjate de rodeos y ve al grano.—Tú y Gema... acabo de ver las fotos de ustedes durmiendo.—¿Llamas para cuestionar mis asuntos personales con mi mujer?—No, no es eso. Honestamente, creí que no te iba a dar resultado. Pero siempre te sales con la tuya.—Si no llamas por algo importante, nos vemos en la empresa. Pasaré un par de horas por ahí.—Claro, ¿café?—¿Por qué sigues preguntando necedades?—Porque no soy tu empleado doméstico. Solo asumí que podría pedir que...Le cuelgo. Me urge ver las fotos. Las encuentro rápido gracias a la cantidad de etiquetas. Incluso mis tías, esas a las que mantengo lejos por seguridad, quieren confirmar si es cierto.Miro el reloj. Se suponía que su entrada sería dos horas más tarde, pero se ha ido antes. Supongo, por su falta de reacción, que aún no ha visto las fotos.Llaman a la puerta. Reci
KYRION—Siéntate —le señalo el sillón mojado.—No, y quiero el repuesto del sillón mañana. Que sea cómodo para mi estado, y rojo.—¿A dónde rayos vas, Gema Díaz? —aprieto con impaciencia los dientes—. Trae tu maldito sexy y embarazado trasero aquí.—Cierra la puerta al salir, nos vemos en la oficina —se detiene y asumo que va a hacerme caso, pero me recorre con la mirada—. En caso tal de que tu arrogante y chiquito trasero decida quedarse en mi casa, prepara el desayuno. Nos levantamos con hambre.—¿Chiquito qué?Bajo mi mirada a mi polla. Es de un tamaño considerable.—Tu trasero, pero sí, ese también le faltan centímetros.Abro los ojos. Eso sí no se lo voy a permitir. ¡No puede meterse con pepino!Se ríe, la muy cínica se ríe. Me acerco, aunque vi que cerró su puerta.—Eres pésima mentirosa, Gema. Pepino cumplió su función, y lo sabes. Te embaracé a la primera.Tarda en responder. Me rasco la cabeza. ¿A dónde rayos se fue el macho alfa en mí?—Lo promuevo a pepinillo. Se salió tant
KYRION—¿Vas a decir que no me extrañas? —le pregunto, sosteniéndole el mentón—. ¿Vas a decirme que me olvidaste en tan pocos meses?El gesto en su rostro me descoloca.—Sí, te lo digo, así como ahora tú pretendes que asuma que te importamos.—Me importas... nuestro hijo... debí darme cuenta antes.—Ya deja el drama, que la embarazada soy yo —me empuja, pero me niego a soltarla.Suspira profundo y actúa como si no la estuviera sujetando, mientras yo sigo procesando aún que me haya llamado dramático.—Vamos a ser claros. Aquí la dramática estás siendo tú. Te fuiste sin tener razones lógicas, me ocultaste a nuestro hijo y ahora finges que me olvidaste.—¿Fingir? ¿Tu ego no te permite aceptar que dejaste de importarme esa noche en que me tuviste?Frunzo el ceño y me aparto; su seriedad dice que no está bromeando.—¿Ahora quieres fingir que no te gustó esa noche?Se ríe y, con naturalidad, se sienta.—Fue un intercambio, sexo por dinero, como tú mismo lo insinuaste desde entonces, y no, n
KYRION—Cuenta con ello. A cambio, necesito que legalices un cargamento.—Hecho.Compartimos otra copa y hablamos de todo menos de ella. Aunque no consigo sacármela de la cabeza. La idea de que quiere dejarme de verdad no sale de mi mente. La culpa de lo que pude haber evitado, tampoco.Finalizo con Oratio y subo al auto. Estoy lo suficientemente lúcido para conducir, pero no para pensar con claridad. Termino frente a su edificio.Me bajo sin pensarlo demasiado. Solicito el ascensor; no llevo nada más que mi tono subido de copas para hacer lo que vine a hacer. Me detengo ante la puerta y respiro hondo.—Es solo una estúpida palabra —me digo, y me río solo por lo ridículo que suena.Tardo unos segundos antes de reunir el valor y tocar.La puerta se entreabre.—Patricio, viniste… —dice con entusiasmo, hasta que me ve. Intenta cerrarme la puerta, pero meto el pie como si fuera un vendedor de biblias.—Hola —digo, con mi mejor voz de "no estoy celoso, pero en realidad sí". ¿Quién demonios
KYRIONAsumo que son síntomas del embarazo, va con frecuencia. Ver su vientre me llena de vergüenza: recuerdo que le dije que nuestro hijo era producto de que se había vendido a mí.—Te traje un helado —lo empujo hacia ella.—¿Me aclaras la situación? Es decir, ¿renuncias o debo hacerlo yo? —dice, ignorando el helado.Suspiro, conteniendo las emociones que me provoca su actitud. Ahora entiendo su molestia. No fui un apoyo. No hice nada por ella.—Tengo el contrato con lo que pediste. Si quieres quedarte… si quieres quedarte, tendrás todo lo que pidas.—Gracias por el helado. Pero no quiero. Y sobre el contrato, tal vez debas replantearte si es lo que realmente deseas. Honestamente, no estoy para soportar tu bipolaridad. Ya tengo bastante con los síntomas del embarazo y la culpa de…Se queda en silencio.—Ok. ¿Algo que sí quieras, en lugar del helado? Sin mencionar mi firma en ese documento.Niega con la cabeza.—¿Quieres hablar de esto? —le dejo los documentos sobre el escritorio.Lev
KYRIONNiega con la cabeza, tranquila, como si le estuviera preguntando qué quiere cenar.—El divorcio. Quiero que firmes el divorcio.Me rasco la ceja, frustrado.—Tú no quieres el divorcio, Gema. Puedo darte lo que pidas, pero no verás mi firma en ese estúpido papel.—Claro. Regálame el mundo si quieres. Pero la respuesta siempre será la misma: “el divorcio”Tenso la mandíbula y me dejo caer en la silla, cargado de rabia. ¿Por qué se hace la difícil? ¿De verdad prefiere esas estúpidas palabras antes que los regalos?Decido no darle el gusto, no seguiré en este papel de idiota. No es lo mío. No voy a pedir perdón. La idea de Winston es absurda. No le pediré disculpas por algo que no hice. No dormí con Cannie. Por difícil que parezca, respeté nuestro acuerdo.Tuve cosas más importantes que el sexo, aunque ahora esté actuando como un imbécil, porque quiero fundirme en ella, porque ni siquiera puedo tener una erección sin imaginarla.La observo de arriba abajo.«No serás tú quien dobleg
Último capítulo