Mundo ficciónIniciar sesiónEvanya lo tenía todo… o al menos eso creía: una familia, y la ilusión de pertenecer. Hasta que, en plena sala, un sobre y una confesión destrozan su mundo: no es la hija biológica de los Moretty. Para saldar la deuda de su padre adoptivo, la entregan en matrimonio en lugar de su hermana Sabrina a Alistair Ferraro, un capo mafioso despiadado, cuya fama de romper voluntades solo es superada por su control absoluto. Pero la humillación despierta algo inesperado: una ferocidad y astucia que la obligan a luchar por su propia supervivencia. Y mientras Alistair intenta doblegarla, algo más surge: contra todo pronóstico, se enamora de Evanya, y el choque entre su mundo de violencia y su resiliencia enciende una tensión que no es solo de poder… sino de secretos que podrían destruirlos o unirlos a ambos.
Leer más~ Narra Evanya ~Ver la sonrisa triunfante en el rostro de ese tirano me hizo querer alzar el puño y estampárselo en la cara hasta que no le quedaran ganas de reír. Pero sabía que sería un acto estúpido, una sentencia directa para mí… y para Tiffy.Aun así, el hecho de haber aceptado casarme con él no significaba que se la dejaría tan fácil.—Me casaré contigo… pero solo con una condición —dije, alzando la voz con la poca valentía que me quedaba.Alistair soltó una risa seca, una de esas que helaban la sangre.—¿Con una condición? Ja. No estoy para condiciones, Evanya. Las condiciones las pongo yo, por si no te has dado cuenta.Dio un paso hacia mí, tan cerca que pude oler el aroma metálico de su perfume, una mezcla de poder y peligro.—Créeme —susurró con voz baja, cargada de amenaza—, no me sería nada difícil llevarte al altar amordazada y con una pistola apuntando a tu cabeza hasta que aceptes ser mi esposa. No tengo ningún problema con eso.Su sonrisa volvió, cruel, casi divertida
Me detuve en seco al verlo. Alistair Ferraro. Mi cuerpo se heló, el miedo recorriéndome la piel como un escalofrío que no podía controlar, pero me obligué a no retroceder. Respiré hondo, intentando que el terror no me paralizara.Di un paso hacia atrás, con la intención de escapar, pero él me observaba con esos ojos fríos, y su voz cortó el aire como un cuchillo:—No des un paso más, Evanya.No podía dejar que me atrapara ahora. No podía morir, no así, justo como mis padres. Debía mantenerme firme, aferrarme a cada latido de mi corazón, y no permitir que el miedo me consumiera.Mi corazón latía con fuerza, y mi instinto gritaba que corriera, que huyera de él, pero me mantuve firme. Lo miré directamente a los ojos y le respondí, con voz temblorosa pero desafiante:—No me importa lo que digas… no me convertiré en tu juguete.Sin esperar más, intenté dar un giro y salir corriendo. Sentí mi corazón en la garganta, cada paso un golpe de adrenalina, pero antes de que pudiera alejarme, su ma
~ Narra Evanya ~Habían pasado dos días desde que me había refugiado en aquel hotel de mala muerte. No podía quejarme demasiado; después de todo, hubiera sido peor estar en la calle, expuesta y a merced de ese mafioso.No había salido de estas cuatro paredes en todo ese tiempo. Me había mantenido pidiendo comida rápida que el hotel ofrecía y había intentado aventurarme fuera, pero justo cuando puse un pie fuera de la habitación, escuché rumores sobre hombres que buscaban con desesperación a una chica. Eso fue más que suficiente para mantenerme encerrada.Cada instante era una tortura: sentía el peligro respirándome en la nuca. El sudor perlaba mi frente, aunque el aire acondicionado estuviera a toda potencia.Mis sentidos estaban alerta constantemente, siempre vigilando por la ventana para reconocer a cualquiera de esos hombres. Cuando alguien tocaba la puerta, me preparaba, esperando que fuera solo el personal del hotel y nada más. La tensión no me dejaba respirar; cada sonido se con
~ Narra Evanya ~Corrí sin mirar atrás, sintiendo cómo el corazón me golpeaba el pecho con tanta fuerza que apenas podía respirar. Doblé por un pasillo estrecho y me oculté tras una puerta entreabierta que daba a una zona de mantenimiento. El aire olía a combustible y metal, tan fuerte que me quemó la garganta, pero no me moví. Me pegué a la pared, conteniendo el aliento mientras los pasos de los hombres retumbaban cada vez más cerca. Podía oírlos gritar mi nombre, su furia llenando el pasillo como una amenaza viva. Cerré los ojos con fuerza, rogando que no me descubrieran. Entonces, el ruido se fue apagando poco a poco, hasta que solo quedó el silencio… y el temblor de mis manos al comprender que, por un momento, había conseguido burlar al mismísimo Alistair Ferraro.Cuando supe que había perdido de vista a aquellos hombres, salí del lugar donde me ocultaba y crucé una puerta alterna que conducía directamente hacia la salida del aeropuerto. El aire frío del exterior me golpeó el ros
~ Narra Alistair ~El humo del cigarrillo se elevaba lento entre la penumbra del almacén mientras miraba la pantalla del teléfono, que aún reproducía el vídeo recién enviado. Sonreí para mis adentros al imaginar que esa chica ya se habría enterado de que tenía a sus padres. Frente a mí, los dos temblaban, amordazados, con la mirada rota y suplicante. Había cumplido mi promesa: ahora sabría que nadie desafiaba a Alistair Ferraro sin pagar el precio.Esa mujer, aunque quisiera negarlo, había quebrantado mi ego.Yo, que estaba acostumbrado a tenerlo todo bajo control, a que todos bajaran la cabeza ante mí, había sido desafiado por Sabrina Moretty. Y lo peor de todo era que, después de un maldito día entero, mis hombres aún no habían dado con su paradero.Levanté la muñeca y observé el reloj. El día se extinguía, y Sabrina seguía sin aparecer frente a mí. Su decisión estaba tomada: seguir huyendo… y dejar morir a sus padres.Sentí cómo la paciencia se me desmoronaba. Apreté los puños con
~ Narra Evanya ~Cuando le conté todo a Tiffany no dudó ni un segundo en ayudarme a escapar.Me había visto crecer, sabía quién era en realidad y no soportaba la idea de que me convirtieran en un trofeo o en una cifra más; además, en secreto ella siempre fue la única que me defendió cuando nadie más lo hacía. Por eso, cuando le pedí ayuda, su instinto fue protegerme antes que preguntarse si era peligroso.Ahora estaba en su departamento, dando vueltas de un lado a otro. Era un manojo de nervios; el corazón me golpeaba el pecho como si quisiera escaparse. Sabía que, para ese momento, ese mafioso ya se habría enterado de mi huida y que lo habría dejado plantado. Seguramente había enviado a sus hombres a buscarme. Solo era cuestión de tiempo… cuestión de minutos, quizá, para que me encontraran.Miraba por la ventana, tratando de asegurarme de que nadie me seguía. Cada ruido del viento me hacía sobresaltar, convencida por un segundo de que me habían localizado. Pero no: solo era mi mente
Último capítulo