KYRION
Niega con la cabeza, tranquila, como si le estuviera preguntando qué quiere cenar.
—El divorcio. Quiero que firmes el divorcio.
Me rasco la ceja, frustrado.
—Tú no quieres el divorcio, Gema. Puedo darte lo que pidas, pero no verás mi firma en ese estúpido papel.
—Claro. Regálame el mundo si quieres. Pero la respuesta siempre será la misma: “el divorcio”
Tenso la mandíbula y me dejo caer en la silla, cargado de rabia. ¿Por qué se hace la difícil? ¿De verdad prefiere esas estúpidas palabras antes que los regalos?
Decido no darle el gusto, no seguiré en este papel de idiota. No es lo mío. No voy a pedir perdón. La idea de Winston es absurda. No le pediré disculpas por algo que no hice. No dormí con Cannie. Por difícil que parezca, respeté nuestro acuerdo.
Tuve cosas más importantes que el sexo, aunque ahora esté actuando como un imbécil, porque quiero fundirme en ella, porque ni siquiera puedo tener una erección sin imaginarla.
La observo de arriba abajo.
«No serás tú quien dobleg