KYRION
Asumo que son síntomas del embarazo, va con frecuencia. Ver su vientre me llena de vergüenza: recuerdo que le dije que nuestro hijo era producto de que se había vendido a mí.
—Te traje un helado —lo empujo hacia ella.
—¿Me aclaras la situación? Es decir, ¿renuncias o debo hacerlo yo? —dice, ignorando el helado.
Suspiro, conteniendo las emociones que me provoca su actitud. Ahora entiendo su molestia. No fui un apoyo. No hice nada por ella.
—Tengo el contrato con lo que pediste. Si quieres quedarte… si quieres quedarte, tendrás todo lo que pidas.
—Gracias por el helado. Pero no quiero. Y sobre el contrato, tal vez debas replantearte si es lo que realmente deseas. Honestamente, no estoy para soportar tu bipolaridad. Ya tengo bastante con los síntomas del embarazo y la culpa de…
Se queda en silencio.
—Ok. ¿Algo que sí quieras, en lugar del helado? Sin mencionar mi firma en ese documento.
Niega con la cabeza.
—¿Quieres hablar de esto? —le dejo los documentos sobre el escritorio.
Lev