KYRION
—Siéntate —le señalo el sillón mojado.
—No, y quiero el repuesto del sillón mañana. Que sea cómodo para mi estado, y rojo.
—¿A dónde rayos vas, Gema Díaz? —aprieto con impaciencia los dientes—. Trae tu maldito sexy y embarazado trasero aquí.
—Cierra la puerta al salir, nos vemos en la oficina —se detiene y asumo que va a hacerme caso, pero me recorre con la mirada—. En caso tal de que tu arrogante y chiquito trasero decida quedarse en mi casa, prepara el desayuno. Nos levantamos con hambre.
—¿Chiquito qué?
Bajo mi mirada a mi polla. Es de un tamaño considerable.
—Tu trasero, pero sí, ese también le faltan centímetros.
Abro los ojos. Eso sí no se lo voy a permitir. ¡No puede meterse con pepino!
Se ríe, la muy cínica se ríe. Me acerco, aunque vi que cerró su puerta.
—Eres pésima mentirosa, Gema. Pepino cumplió su función, y lo sabes. Te embaracé a la primera.
Tarda en responder. Me rasco la cabeza. ¿A dónde rayos se fue el macho alfa en mí?
—Lo promuevo a pepinillo. Se salió tant