— Lo siento tanto, mi Luna. Puedes hacer conmigo lo que quieras; me lo merezco. ¡Pero juro ante todos los dioses que jamás te traicioné, ni me burlé de ti! —se pronuncia sumisamente ante ella—. Yo te amo, mi Luna. Te amo. — ¡TE PROHÍBO QUE ME AMES LOBO! ¡TE LO PROHÍBO! — ¡DETENTE, ISIS! ¡LO VAS A MATAR Y A NOSOTRAS CON ÉL! —escuchó el grito asustado de Ast resonando en su mente, y por un momento, la voz de su loba logró atravesar la neblina de su furia. Isis se detuvo en seco, luchando contra el torrente de emociones que la arrastraban. Salió dando un portazo, sabiendo que si se quedaba, solo mataría, y el llanto de Ast en su cabeza la estaba destruyendo. En su mente, dejó a Jacking herido, tirado en el suelo, sangrando por todas las heridas que le había infligido, y se sintió vacía. Mientras corría por el pasillo, la rabia se convirtió en una marea de dolor y confusión. Sabía que debía calmarse, pero el caos que había desatado apenas comenzaba a asentarse en su alma. Isis estaba tan furiosa, pero tan furiosa, que la ira burbujeante la consumía desde dentro. Sabía que debía hacer algo con esa tempestad de emociones o de lo contrario, iba a explotar. Aquel furor era un volcán a punto de erupcionar, y no podría contenerlo por mucho tiempo. Con un estallido de energía, se transformó en Ast, y salió disparada hacia el bosque, dejando atrás la traición y el dolor que la habían cercado. ¡Quería escapar de esa realidad! ¡No quería verlo! Necesitaba huir, alejarse lo más posible de la fuente de su tormento. Sentía a Ast en su mente, clamando, pidiéndole que se detuviera, pero no le prestó atención. ¡Ella era una traidora!
Leer másSalgo al encuentro de mi padre, que viene con mi mamá en sus brazos. Ella luce pálida y débil, pero me dedica una mirada que me obliga a guardar silencio. Con un leve movimiento de cabeza, me indica que no debo abrir la boca, que no es el momento de hablar. Caminamos a través de los largos y oscuros pasillos de las cuevas. Cada paso que doy retumba en mi pecho, no por el ruido, sino por el temor. Puedo sentir la molestia de mi papá llenar el espacio como una presencia viva, un poder que amenaza con aplastar cualquier resistencia. Me inclino hacia atrás, tratando de mantenerme fuera de su aura de furia, pero no hay forma de escapar. Sus ojos, todavía rojos por la furia descontrolada, brillan como dos llamas vivas. Nunca antes lo había visto tan consumido por la rabia. Es como si estuviera a punto de transformarse completamente, como si el lobo dentro de él estuviera peleando por salir y tomar
Su rugido es ensordecedor, y el peso aplastante de sus palabras me deja sin aliento. —¡Isis, cállate, o papá nos va a matar! —Ast, temblando en mi cabeza, grita con pánico. Estoy tan aterrada como ella, incapaz de reaccionar. Él sigue gritándome, transformado completamente en su bestia. Sus colmillos brillan, sus ojos rojos resplandecen como brazas candentes y su inmensa figura lo domina todo. Mis piernas no dejan de temblar, y sé que no puedo escapar de esta tormenta. La imagen de Jacking debilitado, atrapado entre la vida y una muerte lenta, me atraviesa como una daga. Y Mat... Mat, volviéndose una bestia fuera de control, una fuerza destructiva sin sentido, llena mi pecho de un dolor insoportable. Ast, callada como nunca, asustada al ver a nuestro padre en este estado, permanece en silencio. Por primera vez, me siento completamente sola, frente a la verdad que me he
Papá suelta un gruñido grave que hace que mi corazón salte. El aire a su alrededor parece vibrar con la fuerza de su rabia contenida, una rabia que no es solo suya, sino también la de Amón.—¿Por qué me dices eso? —pregunto, asustada, con un hilo de voz.—¡Hija, tú aceptaste al Alfa Supremo! ¡Tú aceptaste que él te marcara! Es decir, ¡tú aceptaste ser su Luna! —me reclama, y resuena como un trueno que hace eco en mi pecho.—¡Sí, tú fuiste quien obligó a nuestro Alfa Supremo a marcarnos! ¡Él no quería hacerlo! —interviene Ast en mi mente, molesta, como siempre dispuesta a echar más leña al fuego.—¡Cállate, Ast! ¡Tú estuviste de acuerdo! —le gruño mentalmente, frustrada, y le contesto a papá en voz alta—. ¡
Estoy muy contenta. Hoy, mi mamá se despertó y hasta pudo sentarse en la cama. Ast me ha enseñado unos nuevos métodos de curación que debo hacerle a mi mami todos los días. Me ha dicho que se acordó cuando le di el control anoche. Se lo daré todos los días, para ver si logra acordarse de todo y me ayuda a curar a mi mami. Papi está muy feliz, hasta se le aguaron los ojos cuando mi mamá lo llamó en la mañana. Pero no deja de mirarme. Su mirada es dura, y aunque no dice nada, siento que está desconfiado. Toda la jornada se ha comportado así. Es tarde, pero me dirijo al salón donde hacemos los entrenamientos. Usamos una cueva al lado, porque es mucho más amplia. Me he dado cuenta de algo que me ha dejado inquieta: puedo manipular objetos solo con mis manos, los levanto y los lanzo lejos. —¿¡Cómo hiciste con nuestro pobre humano!? —me cuestiona Ast, interrumpiendo mi práctica. —¡Se lo merecía! —respondo furiosa, sin mostrar un ápice de arrepentimiento. —¡Casi lo matas! ¿Sabes
Y, con gran esfuerzo, extiende sus brazos hacia nuestra Luna. Es su madre, Amonet, que a pesar de estar muy malherida ha acudido a detener a su hija. La Luna Suprema la mira y, para nuestro alivio, deja de lanzar llamas y comienza a descender llorando. Ambos padres la abrazan y desaparecen con ella, dejando un caos detrás. Escuchamos la voz de Bennu:—¡Arriba, todos a reforzar nuestras fronteras ahora mismo! ¡Seremos atacados! ¡No hay tiempo para curarnos! ¡Tenemos que proteger a nuestras familias! El caos aún persiste. La tierra está destrozada, los árboles arrancados, y el aire, cargado de cenizas, nos dificulta respirar. Las heridas en nuestros cuerpos no sanan como deberían. Es como si la explosión magnética de nuestra Luna hubiera despojado a todo ser sobrenatural de su magia regenerativa.Bennu avanza entre nosotros, su mirada feroz y decidida. Tiene sangre en el rostro y una herida en el costado que apenas puede cubrir. Sin embargo, su voz no titubea.—¡Rápido! ¡Levántense! ¡N
RETROSPECTIVAAl llamado de nuestro Alfa Supremo, salimos a ver dónde está nuestra Luna. Es un llamado de auxilio que muy pocas veces hemos escuchado de nuestro Alfa Supremo. Estamos muy preocupados. Nos convertimos en lobos y corremos en la dirección que nos indica nuestro instinto, guiados por la enorme energía que estamos percibiendo.—¿Qué es lo que pasa, Amet? —preguntan Bennu y Horacio, corriendo a mi lado tan rápido como podemos.—¡Corran, es la Luna Suprema, tiene descontrolados sus poderes! —les informo mientras lanzo una orden a toda la manada—. ¡No le hagan daño, es nuestra Luna Suprema!—¡Se está elevando, se está convirtiendo en una Luna Suprema! ¡Mira su transformación! ¡Es realmente hermosa, nuestra Luna! —exclama Horacio mientras nos detenemos para observar, con admiración y temor, la transformación de quien, a partir de ahora, será la madre de todos nosotros.Hay júbilo en los ojos de todos los lobos de la manada, que, como nosotros, han venido detrás de nuestra Luna.
Le doy unas palmaditas en el hombro. La noche está avanzando, y el viento que corre por las montañas parece traer consigo secretos que aún no podemos descifrar. —Ya me hice cargo de eso; los tranquilicé por el momento —le cuento enseguida—. Vamos a ver qué pasa. Ahora, solo vine a ver cómo te sentías. —Estoy agotado —confiesa con sinceridad—. Voy a unirme a Jacking y descansar. —Está bien, Mat. Cualquier cosa, sabes que solo tienes que llamarme. Hasta mañana, Mat. Tengo que encontrar la respuesta a este misterio. Ojalá Jacking despierte pronto, ahora que Mat y Ast le hicieron eso. Soy su beta; debo buscar soluciones. Pero él es mi Alfa. Siempre funcionamos juntos. Sé que no es fácil de entender nuestra conexión. Pero sin Jacking, siento que falta una parte importante de mi cuerpo. Antoni debe estar esperando por mí. Pero primero miraré en la biblioteca el libro sagrado de las bestias. Quizás encuentre el porqué de que Mat se convirtiera en bestia. La noche envuelve la biblio
Me encuentro en el despacho del Alfa Supremo, tratando de que todo marche bien. También estoy revisando el libro sagrado de los Alfas Supremos, porque me preocupa mucho que Mat se haya convertido en bestia primero, antes que en Alfa Supremo. Veo llegar a Horacio. —Horacio, ¿ya terminaste de organizar a todos? —le pregunto enseguida. —Sí, ya lo hice —responde sentándose—. Ahora nos sobran casas; es que Mat hizo nuestro antiguo pueblo completo. —Mejor que sobren —le digo y agrego—. Cada día, los jóvenes se convierten en lobos y se encuentran a su mitad. Así, ya tendremos casas disponibles para ellos. ¿Dónde está Bennu? —Está terminando de reorganizar a los hombres y marcando el perímetro de la manada. Le dije que lo dejara para mañana, para que entre todos exploremos estas tierras. Pero ya sabes cómo es él —me informa sin entender la importancia de lo que hace Bennu. —No conocemos nada de estas tierras; hace bien en dejar vigilados los alrededores —le digo para que se percate—
Me paseo de un lado a otro después de dejar a Mat en la entrada. Estoy muy furiosa con mi hermano. Por mucho que trato, no puedo entenderlo. Si pudiera, lo encerraría en un lugar lejos de su Luna. Pero no puedo; él es el Alfa Supremo. Además, me dijo que toda la culpa de lo que hizo Isis era de él. ¿Qué le hicieron para que ella reaccionara así? —¡No puedo entender a mi hermano! ¡Su Luna casi lo mata, casi nos mata a todos! ¡Y él dice que es su culpa! Me detengo un momento, mi cuerpo emana una energía tan intensa que las luces del despacho parpadean. Mi mente es un remolino de pensamientos caóticos mientras intento contener la explosión que se avecina dentro de mí. —¡Es una locura! —grito, lanzando una pila de papeles al suelo—. Mat puede salir de control en cualquier momento. Su vínculo lo está destruyendo. Y, peor aún, podría destruirnos a todos. Me muevo por todo el despacho, como una fiera enjaulada. Entro en el cuarto secreto. Héctor duerme aún, pero al sentirme, abre los