12. CONTINUACIÓN
Y, con gran esfuerzo, extiende sus brazos hacia nuestra Luna. Es su madre, Amonet, que a pesar de estar muy malherida ha acudido a detener a su hija. La Luna Suprema la mira y, para nuestro alivio, deja de lanzar llamas y comienza a descender llorando. Ambos padres la abrazan y desaparecen con ella, dejando un caos detrás. Escuchamos la voz de Bennu:
—¡Arriba, todos a reforzar nuestras fronteras ahora mismo! ¡Seremos atacados! ¡No hay tiempo para curarnos! ¡Tenemos que proteger a nuestras familias!
El caos aún persiste. La tierra está destrozada, los árboles arrancados, y el aire, cargado de cenizas, nos dificulta respirar. Las heridas en nuestros cuerpos no sanan como deberían. Es como si la explosión magnética de nuestra Luna hubiera despojado a todo ser sobrenatural de su magia regenerativa.
Bennu avanza entre nosotros, su mirada feroz y decidida. Tiene sangre en el rostro y una herida en el costado que apenas puede cubrir. Sin embargo, su voz no titubea.
—¡Rápido! ¡Levántense! ¡N