La culpa la tiene ella

La culpa la tiene ellaES

Romance
Última actualización: 2025-06-16
Zoe Jiménez   Recién actualizado
goodnovel16goodnovel
0
Reseñas insuficientes
11Capítulos
6leídos
Leer
Añadido
Resumen
Índice

Cuando Sara Marcos llevaba tres semanas de matrimonio con el que creía que era el amor de su vida: Alexander Batista escucho una conversación de sus padres que le hizo arruinarlo todo... Su corazón se cerró por completo para el hombre que amaba, su ánimo cayó en picada y su humor se volvió terrible. Nunca espero una traición de aquel al que tanto adoraba conjunto a su querida hermanita Tamy, sin embargo tres años después cuando el divorcio parece la única opción e incluso es evidente que debió haber llegado hace mucho tiempo porque parece que no queda nada de aquel romance maravilloso ciertos descubrimientos pondrán en juego la seguridad de Sara y la harán cuestionarse si debió dañarlo todo...

Leer más

Capítulo 1

I

Miré a Alexander, sus ojos verdes parecían cansados... Hartos, los últimos tres años le había hecho la vida un infierno desde que descubrí su perverso plan con mi hermana Tamy, sin embargo ya estaba agotada de luchar, herir y vengarme así que le había solicitado el divorcio pues quería pasar mis últimos días en paz.

—¿Entonces firmarás?—pregunté, había ido hasta su oficina con mi abogado para presionarlo.

—Si, supongo que decides esto ahora que mi empresa triplicó su valor... Me arruinaste la vida los últimos tres años y justo cuando estoy en mi mejor momento económico decides que te vas.

—No me interesa, quédate con todo.

—¡¿Qué?!—preguntó sorprendido—sé que estas en una mala situación, tu madre lo perdió todo por culpa de tu padrastro...

—No soy imbécil, Alexander—apreté los labios, realmente aquel hombre había arruinado a mi familia... Todo lo que nos dejó mi padre se había perdido—conozco la situación de mi mamá.

—¿Y qué harás sin nada?—cuestionó mirándome sorprendido—Es increíble que la mujer que me ha odiado tanto no quiera quedarse con todos mis bienes.

—No quiero trabas ni nada tuyo, si te preguntas que haré para vivir: ejercer mi profesión.

—La sociología tiene un pésimo mercado laboral—dijo mirándome de soslayo, quizás era cierto pero yo había decidido estudiar por pasión más que por dinero porque en aquel momento me sobraba.

—¿Qué te importa?, también sé hacer repostería y bisutería... Puedo vivir como una hippie mochilera, mi único interés en separarnos y poder vivir mis últimos días en paz.

—¿Últimos días?—dijo levantando las cejas con gesto de extrañeza.

Odiaba cuando Alexander se hacía el bruto, como si no supiera... Como si hace tres años luego de las mejores tres semanas de mi vida siendo recién casada no hubiese escuchado a mis padres comentar qué él solo esperaba que yo muriera para poder casarse y vivir una vida plena con su verdadero amor: Tamyria, mi hermana menor. Nunca hablé de mi enfermedad terminal con él y no supe como se enteró, pero luego de eso no soporté, enloquecí a más no poder... Todo aquel amor se transformó en odio, hasta que por fin hoy he decidido librarnos a ambos de este infierno que un día fue el paraíso.

—No te hagas—contesté con una sonrisa áspera—estabas esperando este momento desde el primer día—se me humedecieron los ojos, de repente era aquella recién casada enamorada hasta el tuétano descubriendo la dolorosa traición... A veces se sentía como el primer día.

—¿El divorcio? Si, lo otro no... Así que explícate si quieres que firme.

—Bueno... Son mis últimos días, pronto tendrás paz para casarte con Tamyria.

—¿Qué?

—Solo firma, me harta cuando te haces el bruto.

—No Sara, a mí me harta cuando actúas como una loca... Nisiquiera puedes decir algo coherente.

—Es que no necesito explicar eso para que puedas humillarme, la única razón que debe importar es que este matrimonio es un fiasco... Que ya no hay nada por que quedarse y que... Es lo mejor para ambos.

—Lo sé, ¿pero por qué ahora?

—Quiero estar tranquila, descansar y no verte más... Además tu ya debes tener más amantes por ahí y pronto vendrá la mujer por la cual tanto esperaste—junte mis manos y apoye la frente, ya me dolía la cabeza de tanto hablar.

—No tengo amantes, ¿y tú?

—No, es otra razón importante para terminar esto de una vez—dije torciendo los ojos—¿Y por qué no tienes amantes, nadie te quiere o qué?—se carcajeo, burlándose de mi pregunta con descaro.

—Tengo principios... Y si he tenido la oportunidad.

—O nadie te quiere.

—Mi asistente me quiere—lo mire frunciendo el ceño—en la mañana me ofreció... Bueno nada, igual no acepté.

—¿Ajá?, ¿Qué te ofreció?

—No es de tu incumbencia, mujer puritana.

—Seguro solo quiere dinero.

—¿Tú no quieres lo mismo?—me cuestionó, aunque antes eso no me hacía falta y ahora no me importaba.

—No, yo te amaba... Podría haber vivido debajo de un puente con tal de...—me detuve en seco, mejor no seguir.

—No entiendo que pasó—murmuró como si aún le afectara.

—Firma el maldito papel, me tiene cansada tu cinismo.

Él me miró, un dejé de tristeza se reflejaba en sus ojos, incluso yo sentí un inmenso dolor en el pecho; realmente me hubiera gustado que todo fuera diferente pero la vida es cruel. Me tope con su semblante serio, dudoso de qué hacer, sus cejas gruesas y oscuras, sus ojos verde oliva, sus labios rojo frambuesa... Aquellos rasgos enteramente masculinos qué alguna vez me hicieron enloquecer, las manos grandes, el cuerpo fuerte, el aroma delicioso y la personalidad agradable. Recordé nuestras conversaciones interminables en las madrugadas, el último verano en el que aún fui joven... Antes de terminar la universidad; cuando íbamos a bailar, cuando veíamos series hasta dormirnos, quizás nos amamos demasiado y gastamos todo el amor del que teníamos permiso para usar en este mundo; tal vez a Tamyria le correspondía gozar de aquello, mientras a mí me cobijaba el frío hálito de la muerte.

—En cuanto aclares lo que me dijiste hace un rato: firmaré.

—Tamyria y tú.

—¿Tamyria tu hermana...?

—Si, planeaban casarse luego de mi muerte—Alexander hizo cara de incomprensión total.

—Estás mal de la cabeza, fuimos novios dos semanas en el colegio pero realmente tu fuiste la que siempre me gustó. Tu padre insistía en que prefería que estuviera con ella pero nunca me importó su opinión, de todas formas ya está muerto.

—Sé que lo haces para no lastimarme... No es necesario que mientas más.

—¿Lastimarte?... No me importa en lo más mínimo, has sido una bruja durante los últimos tres años, incluso he llegado a desear que mueras de lo perversa que has sido.

—Bueno se cumplió tu sueño: pronto moriré, ahora firma y dame paz en mis últimos días de vida.

—¿Te vas a suicidar?

—¿Eso te gustaría?

—No.

—Pues dijiste...

—Si pero no, porque alguna vez te amé más que a mi vida y siempre me arrepentí cuando te desee el mal. Dime la verdad Sara.

—Eso que te dije lo es.

—Pues te equivocas, en cuanto aclares te daré el divorcio y agradece que mientras tanto no vas a andar por ahí vendiendo pan y pulseras mientras fumas hierba como la vagabunda qué eres.

Estuve a punto de creerle cuando repentinamente mi teléfono vibró, vi que era un mensaje de mi mamá que me revolvió el estómago: «tu hermanita volvió a la ciudad».

Desplegar
Siguiente Capítulo
Descargar

Último capítulo

Más Capítulos

Novelas relacionadas

Nuevas novelas de lanzamiento

Último capítulo

No hay comentarios
11 chapters
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP