Mundo ficciónIniciar sesión“Ella lo amó cuando no tenía nada… y él la traicionó cuando lo tenía todo.” Sara y Alexander fueron el reflejo del amor más puro: jóvenes, ingenuos y completamente entregados el uno al otro. Ella fue la única que lo amó cuando él no tenía nada, la que creyó en sus sueños y caminó a su lado en medio de la adversidad. Su historia parecía destinada a perdurar, como esas promesas que se hacen bajo el cielo de la juventud, con la ilusión de que nada puede romperlas. Pero los años y las sombras guardan secretos imposibles de ocultar. Lo que un día fue ternura se convirtió en dudas, lo que fue confianza terminó en silencios. Y un día, Sara escuchó las palabras que desgarraron su mundo: su propio esposo deseaba verla muerta… para quedarse con su hermana. Ese día, el hombre al que entregó todo se convirtió en el ser que más despreciaba. Entre la traición y la mentira, entre el dolor y la rabia, el amor que alguna vez fue su refugio se volvió una herida abierta. Sara ahora se encuentra en su punto más frágil: enferma, luchando por mantenerse en pie, y con el corazón cargado de dolor. Su madre lo ha perdido todo por culpa de un padrastro que solo trajo desgracias, y ella siente que la vida la ha traicionado tanto como Alexander. Sin embargo, nada es tan sencillo como parece. Detrás de cada acto, de cada confesión y de cada secreto, se esconde una verdad que amenaza con cambiarlo todo. ¿Hasta dónde llega la fuerza del amor cuando todo se desmorona?. ¿Podrá sobrevivir a la traición de quienes más amaba? ¿O el amor que un día fue su fuerza será también su perdición?
Leer másMiré a Alexander, sus ojos verdes parecían cansados... Hartos, los últimos tres años le había hecho la vida un infierno desde que descubrí su perverso plan con mi hermana Tamy, sin embargo ya estaba agotada de luchar, herir y vengarme así que le había solicitado el divorcio pues quería pasar mis últimos días en paz.
—¿Entonces firmarás?—pregunté, había ido hasta su oficina con mi abogado para presionarlo. —Si, supongo que decides esto ahora que mi empresa triplicó su valor... Me arruinaste la vida los últimos tres años y justo cuando estoy en mi mejor momento económico decides que te vas. —No me interesa, quédate con todo. —¡¿Qué?!—preguntó sorprendido—sé que estas en una mala situación, tu madre lo perdió todo por culpa de tu padrastro... —No soy imbécil, Alexander—apreté los labios, realmente aquel hombre había arruinado a mi familia... Todo lo que nos dejó mi padre se había perdido—conozco la situación de mi mamá. —¿Y qué harás sin nada?—cuestionó mirándome sorprendido—Es increíble que la mujer que me ha odiado tanto no quiera quedarse con todos mis bienes. —No quiero trabas ni nada tuyo, si te preguntas que haré para vivir: ejercer mi profesión. —La sociología tiene un pésimo mercado laboral—dijo mirándome de soslayo, quizás era cierto pero yo había decidido estudiar por pasión más que por dinero porque en aquel momento me sobraba. —¿Qué te importa?, también sé hacer repostería y bisutería... Puedo vivir como una hippie mochilera, mi único interés en separarnos y poder vivir mis últimos días en paz. —¿Últimos días?—dijo levantando las cejas con gesto de extrañeza. Odiaba cuando Alexander se hacía el bruto, como si no supiera... Como si hace tres años luego de las mejores tres semanas de mi vida siendo recién casada no hubiese escuchado a mis padres comentar qué él solo esperaba que yo muriera para poder casarse y vivir una vida plena con su verdadero amor: Tamyria, mi hermana menor. Nunca hablé de mi enfermedad terminal con él y no supe como se enteró, pero luego de eso no soporté, enloquecí a más no poder... Todo aquel amor se transformó en odio, hasta que por fin hoy he decidido librarnos a ambos de este infierno que un día fue el paraíso. —No te hagas—contesté con una sonrisa áspera—estabas esperando este momento desde el primer día—se me humedecieron los ojos, de repente era aquella recién casada enamorada hasta el tuétano descubriendo la dolorosa traición... A veces se sentía como el primer día. —¿El divorcio? Si, lo otro no... Así que explícate si quieres que firme. —Bueno... Son mis últimos días, pronto tendrás paz para casarte con Tamyria. —¿Qué? —Solo firma, me harta cuando te haces el bruto. —No Sara, a mí me harta cuando actúas como una loca... Nisiquiera puedes decir algo coherente. —Es que no necesito explicar eso para que puedas humillarme, la única razón que debe importar es que este matrimonio es un fiasco... Que ya no hay nada por que quedarse y que... Es lo mejor para ambos. —Lo sé, ¿pero por qué ahora? —Quiero estar tranquila, descansar y no verte más... Además tu ya debes tener más amantes por ahí y pronto vendrá la mujer por la cual tanto esperaste—junte mis manos y apoye la frente, ya me dolía la cabeza de tanto hablar. —No tengo amantes, ¿y tú? —No, es otra razón importante para terminar esto de una vez—dije torciendo los ojos—¿Y por qué no tienes amantes, nadie te quiere o qué?—se carcajeo, burlándose de mi pregunta con descaro. —Tengo principios... Y si he tenido la oportunidad. —O nadie te quiere. —Mi asistente me quiere—lo mire frunciendo el ceño—en la mañana me ofreció... Bueno nada, igual no acepté. —¿Ajá?, ¿Qué te ofreció? —No es de tu incumbencia, mujer puritana. —Seguro solo quiere dinero. —¿Tú no quieres lo mismo?—me cuestionó, aunque antes eso no me hacía falta y ahora no me importaba. —No, yo te amaba... Podría haber vivido debajo de un puente con tal de...—me detuve en seco, mejor no seguir. —No entiendo que pasó—murmuró como si aún le afectara. —Firma el maldito papel, me tiene cansada tu cinismo. Él me miró, un dejé de tristeza se reflejaba en sus ojos, incluso yo sentí un inmenso dolor en el pecho; realmente me hubiera gustado que todo fuera diferente pero la vida es cruel. Me tope con su semblante serio, dudoso de qué hacer, sus cejas gruesas y oscuras, sus ojos verde oliva, sus labios rojo frambuesa... Aquellos rasgos enteramente masculinos qué alguna vez me hicieron enloquecer, las manos grandes, el cuerpo fuerte, el aroma delicioso y la personalidad agradable. Recordé nuestras conversaciones interminables en las madrugadas, el último verano en el que aún fui joven... Antes de terminar la universidad; cuando íbamos a bailar, cuando veíamos series hasta dormirnos, quizás nos amamos demasiado y gastamos todo el amor del que teníamos permiso para usar en este mundo; tal vez a Tamyria le correspondía gozar de aquello, mientras a mí me cobijaba el frío hálito de la muerte. —En cuanto aclares lo que me dijiste hace un rato: firmaré. —Tamyria y tú. —¿Tamyria tu hermana...? —Si, planeaban casarse luego de mi muerte—Alexander hizo cara de incomprensión total. —Estás mal de la cabeza, fuimos novios dos semanas en el colegio pero realmente tu fuiste la que siempre me gustó. Tu padre insistía en que prefería que estuviera con ella pero nunca me importó su opinión, de todas formas ya está muerto. —Sé que lo haces para no lastimarme... No es necesario que mientas más. —¿Lastimarte?... No me importa en lo más mínimo, has sido una bruja durante los últimos tres años, incluso he llegado a desear que mueras de lo perversa que has sido. —Bueno se cumplió tu sueño: pronto moriré, ahora firma y dame paz en mis últimos días de vida. —¿Te vas a suicidar? —¿Eso te gustaría? —No. —Pues dijiste... —Si pero no, porque alguna vez te amé más que a mi vida y siempre me arrepentí cuando te desee el mal. Dime la verdad Sara. —Eso que te dije lo es. —Pues te equivocas, en cuanto aclares te daré el divorcio y agradece que mientras tanto no vas a andar por ahí vendiendo pan y pulseras mientras fumas hierba como la vagabunda qué eres. Estuve a punto de creerle cuando repentinamente mi teléfono vibró, vi que era un mensaje de mi mamá que me revolvió el estómago: «tu hermanita volvió a la ciudad».Nos quedamos bebiendo hasta bien entrada la noche, sin importarnos mucho los insistentes mensajes y llamadas de parte de mamá, papá y Darren. Yo sabía que no era momento para contestarles, que Jacob necesitaba soledad y un tiempo de introspección sin embargo aún no. Luego de recibir un impacto como el que esa noticia implicaba no era buena idea que pasara el shock él solo. Luego tendría que aprender a vivir con ello, rehacer su vida, pensar en como sobrellevarlo sin desfallecer en el intento, rehacer sus principios y a la vez todo lo que creyó de si mismo... La forma en que se concibió como hombre y como persona. Porque aquello aunque no cambiaba su esencia lo hacia dudar de todo. De quién era él, de si acaso era una buena persona o si por casualidad tendrá algunas características de aquel monstruo que también era su "padre". Yo sabía que él pensaba en Irene, que en estos momentos ella llenaba su mente por completo más de lo que nunca lo había hecho, quizás sintiendo algo de culpa p
Como nadie quiso acompañarme a buscar a Jacob decidí ir yo sola, tomé el auto de Darren aunque el insistió que no era buena idea debido a que era un poco tarde, que mejor me quedará descansando pero me negué, necesitaba saber que él estaba bien al menos físicamente porque en el ámbito emocional era evidente que no lo estaría en un buen tiempo.La noche estaba gris y fría, una leve llovizna caía sobre nuestras cabezas y el frío se acumulaba. Mi madre se quedo en la entrada de la cabaña viéndome partir con la mirada un poco extraviada. Seguro estaba desconectada de la realidad, no era de extrañarse después de revivir semejante trauma. Pobre mujer. Mientras la veía llorar en silencio envuelta en aquel enorme edredón celeste como si fuera un bebé gigante no pude evitar sentirme realmente mal por todo lo que había pasado. Si, no podía negar que ella había sido una horrible persona conmigo pero a la vez la comprendía. Mientras conducía mi mente no podía parar de visualice imágenes de ella
—Mamá... No sé si sea el momento—intervine preocupada, era una noticia demasiado densa y yo había estado pasando por mucho, no tenía ganas de seguir mancillando mi de por si ya vulnerada estabilidad mental—mejor otro día—Jacob me miró mal—es por tu propio bienestar—intenté sonar agradable pero la ira no desapareció de su semblante—te lo digo porque te quiero, quizás deberías aprender a vivir sin saber eso. No te hará bien en absoluto. —Mi hija tiene razón—intervino Joe apoyándome con seguridad, me sentí aliviada de tener su respaldo—de mí parte te recomiendo lo mismo que Sara y te advierto que de verdad a veces es mejor vivir con la duda porque la verdad podría arruinarnos la vida—mi hermano no parecía convencido por lo que papá agregó—también te aprecio amigo, eres un gran chico y a pesar de todas las dificultades que tuviste lograste salir adelante. Realmente eres una persona admirable, creo que hasta podría decir que un ejemplo a seguir aún con tus desperfectos. No te arruines, t
Parecía que Jacob la había llamado con la mente: mamá apareció exactamente tres días después de esa conversación, claro no por arte de magia ni por super desarrollado instinto de madre sino porque al igual que sucedió con mi hermano Darren Urster la contacto. Ella apareció un jueves por la tarde, traía el pelo mojado y la cara pálida porque se había perdido en el trayecto para encontrar el lugar, últimamente el clima estaba demasiado feo desde la tormenta en la que casi pierdo la vida el sol no se había vuelto a aparecer solo días grises, lluviosos, fríos y muy quietos. Aquel temporal hacía que la vitalidad desapareciera, yo sentía que necesitaba estar quieta para resguardar mi calor corporal y creo que el resto de personas de la casa igual. Con mi hermano no hablabamos demasiado porque cuando lo hacíamos eran temas demasiado difíciles de sobrellevar, el último día yo terminé con un nudo en la garganta y Jacob se tuvo que ir a la cantina del pueblo a tomarse unos tragos para poder r
Mi hermano llegó a visitarme, Darren había logrado contactarlo y Jacob no dudo ni un segundo en venir a verme cuando le dio la dirección. Verlo parado en la puerta me sorprendió de sobremanera pero también me hizo sentir cierta calidez que me abrazó el alma. Sus ojos iguales a los de mi madre me miraban con cierta ternura también con algo de curiosidad cómo si buscarán algo que se le había perdido hacia mucho tiempo. Me pregunté si acaso lo que él quería encontrar era el reflejo de mi madre en mí, un poco de ella en mi apariencia, en mis gestos, en el timbre de mi voz y en mi manera de expresarme.Aunque yo no era tan parecida a mi madre mucha gente decía que tenía sus ojos y su sonrisa, características físicas que a su vez compartía con Jacob. Me reconfortó saber que no estaba sola en el mundo más allá de tener al buen doctor Darren Urster necesitaba a alguien más familiar, no solo para verlo y tener alguna charla común sino para identificarme. Para sentirme en familia, porque eso er
Mi corazón ardió por la furia de verse humillado. La derrota me pegó de lleno el vientre, un vacío sumamente doloroso me carcomía de adentro hacia afuera. Me pareció increíble que Alexander fuera capaz de llamarme para algo así, su crueldad era innegable y me dolía en lo más profundo de mi ser. Me pregunté en incontables ocasiones si yo merecía aquel destino tan cruento, si era que acaso en esta vida yo había cometido tantos pecados como para que el destino o un ser superior, si es que lo había, quisiera castigarme así porque de otra manera no había explicación alguna porque para sufrir así yo tenía que estar pagando algún mal karma. No había sentido más que ese. Grité con todas mis fuerzas hasta que sentí la garganta en carne viva, corrí afuera y me arrodillé en el barro mientras me arrancaba el cabello a tirones. Lágrimas hirviendo surcaban mi rostro, me dejé caer sobre la tierra húmeda completamente devestada. Creí que ya no dolería, pensé que había aceptado con gracia que él ya
Último capítulo