Érase una vez… El odio lo consumió. El amor la destrozó. Una noche como cualquier otra, con el sabor de la venganza. Esa noche cambió por completo sus vidas, convirtiendo el comienzo de un gran idilio de amor, en la más tóxica relación. Juntos eran veneno; mortal, letal, intoxicante, y no había antídoto. Su historia comenzó en donde terminaban los cuentos de hadas, pero con un final desgarrador. Todo comenzó con una hermosa boda, el cuento feliz de ella. Un beso marcado con sangre. Dos anillos de oro que quemaban sus dedos. Tres votos de odio. Darak Savage se convirtió en el esposo idóneo ante los demás; legalmente casado, vestido con ropa de príncipe, mientras Avery Fox era su obediente esposa, hermosa y paciente. ¿El problema? Él no era un príncipe azul. No la salvaría. No la amaría. Juró que no habría felices para siempre, y lo cumpliría. ¿Y ella? Vestida como princesa, pensó que sería la reina de su historia, pero se convirtió en la villana de su propia historia de amor. Una relación letal, hasta que la muerte los separase.
Leer másDesde que era una niña deseé conocer a mi príncipe azul. Imaginé que vestiría una armadura, que me rescataría de las garras de la bestia, y que me llevaría lejos para ser feliz, pero para mi desagradable desgracia, lo que vino a mí no fue un príncipe azul con una larga capa azul, sino un monstruo con una glock en su cintura.
Fui apostada, vendida y finalmente entregada a un hombre que era desagradable, amargo, violento, y que encontró en mí alguien a quien recitarle tres votos de odio en nuestros votos matrimoniales.
Pero me estoy adelantando.
Lo que contaré aquí comienza mucho antes de esos votos, y comenzó porque mi padre, el hombre que tomaba las mejores decisiones para sus hijas, eligió que yo era su mejor carta de cambio, y apostándome, me entregó en bandeja de plata al Segador.
Te odiaré hasta que no quede aliento en mi cuerpo.
Haré de tu vida una miseria y te arrepientas de vivir.
No te cuidaré, ni te protegeré.
Seré tu león y tu pesadilla, quien te atormente hasta la muerte.
Prometo romperte y odiarte por el resto de nuestros días, y recordarte día tras día que no soy el héroe, sino el villano.
Estaba arruinada, rota, destrozada. Él haría de mi vida un calvario, solo porque mi padre cometió un error; un error sangriento. Acabó con la vida de alguien a quien él amaba, y en venganza me cobró a mí cada una de sus heridas. Me hizo servicial, abnegada y entregada a un matrimonio que ante la mirada de todos era perfecto, pero por dentro era una cárcel de la que no podía escapar. Fui su prisionera, por tanto, hasta que un día, esa arma en su cintura estuvo en mi mano, y la villana fui yo.
*ADVERTENCIA DE CONTENIDO*
Como lectora encuentro que las advertencias son spoilers, pero entiendo que, como autora, a veces son necesarias. Aunque no voy a enumerar cada una de las banderas rojas, espero alertarlas del contenido que encontrarán a lo largo de la historia.
La siguiente historia contiene escenas de violencia, sexo y humillaciones, algunas explícitas, otras superficiales. Tiene un protagonista/villano de moralidad grisácea, que actúa de acuerdo a sus impulsos, y una protagonista débil que será su sumisa por mucho tiempo.
La Marioneta del Mafioso NO es una historia rosa, contiene mucho drama y escenas cuestionables. Cuenta con dos narraciones, tanto del protagonista como de la protagonista, y una ambientación sombría en la mansión de los Savage.
Recomiendo leer bajo su propio riesgo, y siendo consciente que es una historia de ficción no ambientada en nada real. Los personajes y situaciones no son aprobados por la autora, ni la violencia glorificada. Todo es para diversión y entretenimiento del público, y para todas las que deseen ir a ciegas, por favor recuerda que este es un romance oscuro y es una obra de ficción. NO apruebo ninguna situación o acción delictiva que tenga lugar en esta historia.
Dicho esto, espero que La Marioneta del Mafioso sea de su gusto, que la disfruten tanto como yo disfrutaré escribiéndola, y espero contar con sus comentarios para retroalimentación.
Un abrazo.
Las sombrillas negras cubrían sus cabezas de la tormenta torrencial. Estaba bajo una de ellas, aun perturbada y sin reconocer que eso estaba sucediendo de verdad. No podía creer que esa fuese la realidad, que mi padre estuviera muerto. Aun no terminaba de procesar como murió, ni que se mató frente a mí. Si cerraba los ojos aun podía sentir mis manos llenas de sangre caliente, mi corazón acelerado, mi voz entrecortada suplicando que no muriera.Lo siguiente fue un borrón de personas intentando quitármelo de los brazos. Llegaron los forenses, la policía me hizo preguntas, recogieron el arma homicida del piso. Un doctor me preguntó si estaba bien, si necesitaba ayuda hospitalaria. Yo no sabía qué responder. No sabía si estaba bien o mal. No sabía lo que estaba pasando. No sabía dónde estaba. Cuando reaccioné estaba en la bañera, quitándome la sangre de debajo de las uñas.Todo fue un borrón de personas disculpándose conmigo, de amigos de mi padre pidiéndome que contara con ellos, para lo
No vi a mi padre el resto del día, y en la noche me preocupé por él. Le pregunté a las mujeres del servicio si alguna sabía de él. La respuesta que me dieron fue que llevaba toda la tarde bebiendo solo en la biblioteca. Bajé las escaleras hasta el primer piso y giré por la chimenea. Me encontré con el enorme pasillo de cuadros y el retrato de mi madre. Casi me detuve a verla, cuando escuché los libros caerse. Apresuré mi paso y me encontré con la oscuridad.Mi padre estaba a oscuras, cerca de la mesa de lectura. Había libros en el piso junto a la silla, a sus pies, y él intentaba levantarlos. Podía ver sus dedos temblorosos intentando colocarlos en la mesa.—Padre —me apresuré a entrar para ayudarlo a subir los libros y enderezarse—. ¿Por qué estás tan solo en la biblioteca?Su aliento apestaba a licor.—Pienso en tu madre, en ti, en lo que elegí para ti.Dejé su cuerpo lo más recto posible en el sillón de cuero. Mi padre se había entregado a la bebida esa noche por lo que hablamos, y
La sangre salpicó todo mi rostro cuando saqué el cuchillo de su cuello. Adoraba el sabor de la sangre cuando tocaba mi lengua. Era un sabor a hierro, a plomo, a balas. Era el sabor de la vida saliendo de su cuerpo y la muerte deslizándose por su cuerpo destrozado.Adoraba el sabor de una vida quitada.Mantuve el cuchillo en mi mano, sosteniéndolo con fuerza, a medida que veía como la vida se evaporaba de su cuerpo. Escupía sangre, intentaba zafarse de las amarras para acunar su cuello y parar la sangre. Quería tanto hablar, que se ahogaba con su propia sangre, y yo, yo solo miré como dejaba de respirar. No me aparté de él hasta que su cabeza quedó colgando, con sangre saltando de su cuello como una cascada. Era la mejor y peor sensación del mundo; la mejor porque nada compensaba o se asemejaba a cobrar venganza por mano propia, y la peor porque la muerte llegaba por ellos muy rápido. Quería verlo agonizar, destruirse, suplicar.Y cuando la emoción por la muerte terminó, solté el cuchi
Se dicen monstruosidades de él.Dicen que viene por la noche y destroza a sus enemigos.Se dice que arranca sus gargantas y expone sus huesos.Se dice que su corazón es de acero y nadie lo penetra.Se dice que lo perdió todo, y no le teme a nada.Se dice que busca una esposa.Y por desgracia, soy yo.El velo blanco era largo, demasiado para gusto de mi prometido. Era de encaje, hermoso. Mi cabello negro estaba oculto, al igual que las lágrimas que derramé en silencio. El maquillaje estaba intacto, pero mi corazón estaba roto. Se decía tanto de él, que imaginarme caminando al altar hacia él, era impensable.Fui vendida y comprada.Fui subastada como un caballo en un hipódromo.Fui esclava de una decisión que cambió el curso de mi vida.Probarme mi vestido de novia teniendo tan solo veinte años y una nula experiencia de vida, no solo cambió todo lo que pensé que sería mi futuro, sino que temí lo peor para mí.Mi infancia fue hermosa, mi adolescencia un idilio, hasta que mi padre acabó c
Desde que era una niña deseé conocer a mi príncipe azul. Imaginé que vestiría una armadura, que me rescataría de las garras de la bestia, y que me llevaría lejos para ser feliz, pero para mi desagradable desgracia, lo que vino a mí no fue un príncipe azul con una larga capa azul, sino un monstruo con una glock en su cintura.Fui apostada, vendida y finalmente entregada a un hombre que era desagradable, amargo, violento, y que encontró en mí alguien a quien recitarle tres votos de odio en nuestros votos matrimoniales.Pero me estoy adelantando.Lo que contaré aquí comienza mucho antes de esos votos, y comenzó porque mi padre, el hombre que tomaba las mejores decisiones para sus hijas, eligió que yo era su mejor carta de cambio, y apostándome, me entregó en bandeja de plata al Segador.Te odiaré hasta que no quede aliento en mi cuerpo.Haré de tu vida una miseria y te arrepientas de vivir.No te cuidaré, ni te protegeré.Seré tu león y tu pesadilla, quien te atormente hasta la muerte.P
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