Bajo el nombre de Paula se casó, bajo el nombre de Paula enterró su verdadera identidad. Paula siempre quiso que el hombre que se casara con ella fuera por amor y no por aquel apellido que la hacía poderosa. Siendo burlada por las distintas infidelidades de su marido, siendo el patito feo de la familia, un accidente automovilístico que lo cambiaría todo sucedió. Un accidente que desfiguró su rostro dándole la oportunidad de vivir por segunda vez. En su camino encontró a aquel doctor cuya vida le fue arrebatado. El doctor Montenegro, el CEO más importante del país. Suplicando de rodillas que cambiara su rostro a cambio de devolverle su vida, él accedió. El plan de Paula comenzaba. Dos años después ella regresa con otro rostro, otro nombre y por segunda vez, casada bajo un contrato con la esposa fallecida de aquel hombre infiel. Salomé Sorín, ¿logrará vengarse de aquellas tres personas que la lastimaron? ¿Logrará creer en el amor una segunda vez? Pero sobre todo, ¿descubrirán su gran secreto?
Leer másCon una copa de vino en la mano, el cabello perfectamente peinado con adornos que parecían perlas que habían caído sobre ella mientras un vestido un pico ajustado a su pequeño cuerpo llenaban el momento.
No había sonrisa en su rostro cuando sentía que todas las miradas estaban sobre ella. A su alrededor solo gente que hablaba y opinaba de la fiesta, de su vestido, de su actitud, todo.
Paula no podía estar más nerviosa esa noche, viendo a tanta gente frente a ella. Por supuesto que era feliz pero eso no significaba que dejara de lado sus inseguridades.
A su lado Alejandro sonreía como pocas veces. A diferencia de Paula, él parecía más confiado con el momento.
— ¿Estás bien, hada? —Preguntó su ahora esposo al ver lo nerviosa que estaba.
Paula sonrió sin realmente querer hacerlo. Sus uñas perfectamente arregladas pegaban la copa de vino con nerviosismo.
—Sí, no podría ser más feliz.
Él le devolvió la sonrisa. — ¡Por favor, pido su atención! —Levantó la voz Alejandro. — ¡Un minuto de su atención, por favor! Ahora el brindis de los novios porque es frente a ustedes dónde me declaró el hombre más feliz del mundo, en la vida no podría haberme casado con una mujer tan buena, tan dulce y tan bella como la mujer que tengo frente a mí —, dijo Alejandro mirando a los ojos a su esposa.
Paula pareció incomodarse. No era que no lo amara, era que no estaba acostumbrada a llamar la atención de esa manera. En la empresa y en la familia siempre había sido un patito feo.
— ¡Salud por eso! —Dijo Alejandro pegando su copa con la de su esposa.
Paula sonrió para después beber mientras todos a su alrededor aplaudían y brindaban por los recién casados.
Pero como siempre se decía, la vida no era perfecta ni a toda la gente se le podía tener contenta. Justamente como unas lobas, madre e hija hablaban sobre lo que sus ojos veían.
—No puedo creer que él se haya casado con ella. Es tan poca cosa, creía a Alejandro más inteligente —, soltó con furia la joven de cabello rojizo.
—Por favor, Emma, no quiero un escándalo ahora. —Expresó Gertrudis al momento que veía como su hija cerraba sus manos en puños, como si estuviera lista para el ataque.
—Es que no puedo creer que él la haya escogido a ella por encima de tantas cosas. Ella es tan insípida, tan tonta, tan… no sé.
—Recuerda que si él se casó con ella solo es para aparentar ser mejor persona, nada más.
— ¿Por qué mi papá la adoptó? ¿Por qué?
—Porque tu padre es un pobre imbécil que siempre hace obras de caridad, eso es todo.
Emma solo bebió de su copa, importándole poco que los demás seguían escuchando las palabras estúpidas de los recién casados.
Paula Garza y Alejandro Vital habían contraído matrimonio.
Como Gertrudis y Emma lo hubieran dicho, la patito feo de la familia había logrado casarse con el sucesor de la empresa de los Vital. Sin duda las patitos feo eran las que más surte tenía en el amor.
Sonriendo de manera malévola, Emma miró a su hermanastra enfrente. La muy estúpida lucía nerviosa, lucía insegura, y eso podía ser la puerta fácil para Emma.
—Veremos por cuanto tiempo te haces llamar la mujer de Vital. Nunca se sabe con quién puede cruzarse tu querido esposo —, dijo Emma en voz baja.
Y enfrente una mujer insegura. Una mujer que no sabía al mundo que veía pero que por supuesto, se sentía tan feliz al haberse casado con el hombre más hermoso ante su corazón. Era una pena que solo fuera un mentiroso más.
¿Era posible encontrar amor y afecto cuando todo lo que había visto y con lo que había convivido en todo ese tiempo era con el dolor y la muerte, la muerte que se aproximaba cada vez más?
Vestido completamente de negro, con una gorra que cubría su mirada feroz, desde aquel muro, no más de diez metros lejos de donde el brindis estaba tomando lugar. Era cierto que tenía unas ganas inmensas de presentarse ante ese maldito desgraciado que se casaba y que no hacía otra cosa más que sonreír. Maximiliano solo quería ir hasta él y borrarle esa sonrisa estúpida del rostro.
Y justo en el momento en que sintió el valor de hacerlo, intentó caminar hasta ahí pero siendo tomado del brazo al momento.
—No lo hagas, Maximiliano —, dijo un hombre detrás de él. Un hombre de avanzada edad.
Con lágrimas de furia en los ojos Maximiliano volteó a ver a hombre que lo tomaba del brazo. —Si en este momento no hago algo, sé que no volveré a tener esta oportunidad en mi vida.
—No deberías de actuar así, Maximiliano.
—Es mi madre —, dijo él, forcejeando.
—Precisamente es por ella porque he venido detrás de ti. Tu madre se está muriendo.
Esas palabras hicieron a Maximiliano detenerse. ¿Había escuchado bien? ¿Su madre se estaba muriendo?
—No lo hagas, Maximiliano, no merece la pena que lo hagas. Tu madre te necesita. Tu madre… pronto ya no estará para ti.
Maximiliano dejó caer un par de lágrimas. Si su madre se moría, si su madre no lograba juntar a Maximiliano con Alejandro, seguramente él nunca podría perdonárselo.
Y desde aquel muro, lo último que vio fue a Alejandro sonreír ante el mundo, sonreírle a su esposa pues finalmente, ante los ojos de todos ellos, él era un hombre realizado. Un hombre en el que había caído el poder de las empresas que él le había quitado a Maximiliano.
En el dedo de la mujer con la que su hermanastro se casaba pudo ver el anillo ostentoso que le habían arrebatado a él y que era el mismo que debía de llevar el heredero de las empresas Vital.
Tan imbécil era Alejandro como para haberle dado aquel anillo a esa mujer. No sabía cómo pero él iba a recuperar lo que era suyo.
Max y Alejando habían llegado hasta la sala donde la secretaria había dicho que se había convocado a una reunión de emergencia pues ellos no podían ser liderados por una persona que tenía tratos con el narcotráfico.Tan pronto como los hombres vieron que ellos llegaron, empezaron a especular sin dedicarle ni una sola mirada de respeto ahora. Para ellos el gran Alejandro Vital había quedado atrás.Y aunque Alejandro sintió un poco de satisfacción al darse cuenta que la gente le estaba perdiendo al respeto y que solo era cuestión de tiempo para que el mismo Maximiliano dijera quién era él para que el mundo y todos los inversionistas se pusieran a sus pies, no lo hizo, no era ese momento el que debía hacerlo perfecto pero eso no quitaba que en cualquier momento no fuera a ser el más correcto.—La verdad es que pensamos que no íbamos a verlo jamás, señor Vital —dijo uno de los inversionistas.Max no dijo nada. Alejandro simplemente siguió su camino hasta tomar su lugar frente
Fue justamente en ese momento en que Manuel sintió querer correr lejos, querer olvidarse de lo que había pasado tantos años porque ahora que tenía al asesino de su Rosita frente a sus ojos se daba cuenta que seguía siendo débil, que todo lo que él tenía en la mente era solo ese momento y los gritos de su Rosita. Él nunca tuvo el valor para llegar hasta ella y defenderla como solo él tuvo que haberlo hecho. —No, no, esto no puede ser posible… ¡Esto no puede ser posible, malditas seas! —Gritó al momento que retrocedía con pasos llenos de miedo.Humberto pudo ver el miedo en Manuel seguía siendo el mismo perdedor que Rosita había escogido—Manuel… Manuel, no fue mi intención lo que pasó —dijo Humberto mientras intentaba acercarse a él de manera tonta.Ahora que ya conocía Manuel a la persona que había matado a su esposa, bien Humberto sabía que lo podía denunciar, que podía mover cielo, mar y tierra con tal de que él pagara por sus errores justo en el momento en que
Unos, dos, tres, cuatro… incontables golpes que su cuerpo recibió, días llevaba viviendo solo dolor, pensamientos que rondaban en su cabeza y que en ninguno de ellos iba a encontrar la respuesta. Una respuesta que solo le podía dar el mismo apellido que habían mencionado una y otra vez. — ¡Golpéalo, golpéalo más, uno más! —Gritó el hombre que estaba viendo la manera en la que golpeaban al abogado Izquierdo y él, él solo podía sentir dolor por todo su cuerpo.Su estómago estaba completamente vacío desde hacía días que no comía, la boca la tenía completamente seca, no sentía más sus piernas ni sus manos que estaban amarradas entre sí y a la silla para que no fuera a ningún lugar. Incluso las necesidades que tenía como humano ya habían soportado suficiente en él. Días y nadie lo había buscado solo porque no tenía una familia, porque siempre había vivido solo para complacer los deseos de los Sorín y siempre rezando porque el seño icardo Sorín despertara de su sueño.— ¡Bas
Sentados en el mismo parque en el que habían estado antes, ahora siendo Salomé la que escuchará la terrible tragedia por la que Manuel estaba pasando, supo quedarse ahí, no tenía mucho que decir, solo quería hacerle saber que él no era quien estaba mal por lo que hizo o no hizo, Manuel estaba actuando de la mejor manera. Si había algún corazón que era maldito y que era el que estaba actuando mal era el de Max y el de Salomé, por querer venganza, por querer ser ellos quienes saciaran su dulce venganza de una manera tan vil. Haciendo sufrir de la peor manera a Gertrudis y a Lucía.—Por favor, Manuel, no tienes que culparte de nada, todo, todo lo que has hecho es porque obedeces al amor más grande que ella te pudo dar —dijo Salomé viendo lo mucho que él sufría. —A veces quisiera que mi final llegara y estar tranquilo porque simplemente, puedo y tengo cómo ver a la cara a la persona que dejé que me arrebataran. —Para mí es lo mejor que has hecho, Manuel. Soy yo la que no tendría cómo ve
Lucía había llegado al límite con aquella pregunta. Nunca pensó que su hijo fuera a preguntarle algo como eso y al final, él lo había hecho, él le había pedido información de la persona que en verdad era su madre en el pasado y lo que quisa, la estaba llevando a no poder decir nada.— ¿Por qué no dices nada, madre? ¿Por qué nunca te has revelado a Gertrudis sabiendo tantas cosas? Recuerdo la infinidad de veces que me dijiste que hasta llegaste a pensar que fue ella quien manipuló a su hija para que yo me casara con ella, me quedara con ella cuando no lo quería. También recuerdo que muchas veces me dijiste el odio que ella parecía sentir por mí y por Paula cuando fue ella con la con la primera que me casé.—Son tantas cosas, hijo, no me hagas caso.—Por favor, madre, no me digas que son tantas cosas cuando tú claramente parecías de lo que estabas hablando.—A veces las personas cometemos muchos errores que no nos damos cuenta hasta que pegamos de frente con esa pared.— ¿Qué errores pu
Con una gran sonrisa en el rostro y la misma que solo puede ser como el aviso que está a punto de notificar que el mal viene, Humberto entró en el despacho de Gertrudis como la única persona que tenía el permiso de hacerlo. El tiempo no pasaba en vano y él estaba a punto de hacerle saber a Gertrudis que todo estaba listo, solo para recibir órdenes.— ¿Qué es lo que quieres ahora, Humberto?—Como se lo prometí, señora mía. Todo está hecho.— ¿Ya tienen en sus manos al abogado del hombre?—Sí, mi señora, no hay nada más que nos pueda detener ahora. De una vez por todas nos vamos a enterar qué relación tiene el apellido de la señorita Sorín con el del señor Ricardo Sorín. ¿Cómo quiere que comencemos, señora? —Muy fácil, quiero que primero sean gentiles con él, primero quiero que sean pacientes, que le hagan saber al mundo que no soy tan mala como ellos creen. Obviamente se va a resistir y es ahí cuando comienza su tortura. Quiero que sean pacientes con él un máximo
Último capítulo