Lo que parecía ser un matrimonio perfecto para la sociedad, terminó siendo un completo infierno para Valentina. Su esposo, el multimillonario Javier Montalván solo la estaba utilizando a su favor para de esa manera llegar al responsable de la muerte de su padre. Cuando ella se cansó, decidió ponerle fin a todo y gracias a que en una noche de borrachera, la amante de él, la hizo firmar el acuerdo de divorcio, aprovechando la oportunidad, se marchó de su lado. Seis años más tarde, ella regresa al país por cuestiones de trabajo. Es allí donde Javier encuentra a la mujer que tanto ha buscado y, que, poco después de que ella lo abandonó, se dio cuenta de que la amaba, pero por más que la buscó no la encontró, ahora, ella no está sola. Tres niños de la misma edad la acompañan; pero hay un pequeño detalle: ella no recuerda a quién en su vida pasada fue su esposo. ¿Qué crees que pasará luego de que ella recupere la memoria y se enfrente con la realidad?
Leer másEra un día de festejo para las empresas más importantes del país. En el cual habían llegado también los representantes de empresas internacionales que se dedicaban al rubro de la arquitectura y diseño.
Javier Montalván era uno de esos empresarios millonarios que no dejaba pasar nada por alto y le gustaba que todo se hiciera a como él quisiera.
Acompañado de una hermosa dama que más parecía ser su esposa por lo pegajosa que se comportaba con él. Su sonrisa nadie la volvió a ver desde que se divorció de su exesposa y lo abandonó, ni siquiera la mujer a su lado había logrado llenar ese vacío en su corazón.
—Jefe, tengo algo que decirle en privado.
Dijo su asistente Rafael. Quien también es su mejor amigo.
Javier Montalván le pidió a la chica que los dejara solos por un momento. Ella entendía el proceso y no se negó a apartarse y cederle su espacio al asistente.
—¿Qué sucede? Parece que has visto al mismísimo diablo.
Bromeó al verlo agitado y nervioso.
—La he visto.
—¿A quién?
—A ella
—¿Quién es ella?
Cuestionó con desesperación.
—Valentina. Tu exesposa.
—¡Cómo! ¿Estás seguro de que no ha sido tu imaginación?
—Te lo juro, amigo. Yo venía de buscar una copa y la vi entrar al salón… estaba… al lado de un hombre.
—¡Quién se atreve a tomar la mano de mi mujer!
—El mismo Gallardo, el presidente de la empresa que más nos hace competencia.
Eso fue un duro golpe en el pecho para el imponente señor Montalván.
—No lo puedo creer. Ese imbécil la ha mantenido oculta todos estos años.
Protestó.
—Ve a buscarla entre los presentes. Pero no la asustes cuando la encuentres, por favor.
Obedeciendo las órdenes de su amigo, Javier fue de inmediato a buscar a la chica.
—Pensé que nunca más te volvería a ver—. Susurró para sí mismo en un momento de sentimientos encontrados, emoción y enojo.
Vagó por varios sectores del enorme salón, pero no la pudo encontrar. Lamentó no tener ojo de águila en ese momento, pero juró no rendirse. Sabía que ella estaba en la ciudad y estaba seguro de que no volvería esa misma noche al lugar de donde vino.
Pero para su mala suerte, y por más que investigó en todos los hoteles de la ciudad, no había rastro de ella. Ninguno reflejaba que la mujer haya reservado una habitación para pasar la noche, ni siquiera con el nombre del señor Gallardo.
—¡Ah, mujer, dónde te habrás metido!—exclamó decepcionado y preguntándose si ella lo había visto en algún momento y por eso había vuelto a escapar como lo hizo hace seis años.
Pasaron los días y él seguía con la esperanza de encontrar a la exesposa perdida. Teniendo una pista muy concreta, viajó a la empresa del presidente Gallardo a investigar qué relación había entre él y Valentina.
El hombre es su enemigo desde que le robó varios proyectos. Javier lo acusó muy fuerte cuando eso sucedió y provocó que su imperio se le viniera abajo, dando la oportunidad a que la constructora de Javier pasara a ser la mejor en el mercado nacional e internacional.
Por tal razón, ambos se odian. Uno por haber sido robado y el otro por haber sido acusado sin tener las pruebas convincentes que demostraran que el robo había sido real.
Cuando su secretaria le anunció que el señor Javier Montalván quería reunirse con él. De inmediato ordenó a seguridad que lo sacase del edificio, también ordenó no dar información sobre los empleados que allí laboran.
Pasaron los días y todo volvió a la tranquilidad. Javier llegó a la conclusión de que su amigo se había equivocado o quizá había visto a alguna mujer que se parecía con su Valentina.
Dos meses más tarde, Javier asistió como padrino de graduación en un jardín de niños. Estaba en la mesa principal cuando el maestro de ceremonia hacía la entrega de los diplomas a cada niño. Un caso le llamó la atención: un par de trillizos fueron llamados uno tras otro y… se hacían acompañar por su madre. Una chica de estatura baja, cabello liso y con una mirada penetrante y llena de orgullo para con sus hijos, sin darle importancia al hombre detrás de ellos que les observa con entusiasmo y sorpresa.
Resumen del libro LOS HIJOS OCULTOS DEL CEOLa historia comenzó con Javier Montalván y Valentina Sagastume. Él era un empresario que en medio del dolor la obligó a casarse por mientras se resolvía un caso legal que involucraba al hermano de ella con la muerte del padre de Javier. Ellos tuvieron cuatro hijos. Los trillizos: Ethan, Esteban, y Estrella. Un niño se sumó años después. La historia dio un giro interesante cuando se descubrió que el hermano era inocente y a ella la había hecho pagar por algo que no era su culpa. El señor Javier muere años después en un accidente de tráfico. La señora Valentina se vuelve asquerosamente malvada y termina en un manicomio.La historia continúa en segundo lugar con Cristian e Isabel. Él era amigo de Javier. Ella era una niñera cuando se conocieron, tuvieron su romance y producto de ello nació un hijo, Gabriel. La pareja se había separado durante varios años, sin embargo; un día, los trillizos descubrieron que su compañero Gabriel y el tío Cristian
Una semana ha pasado desde que Delmis comenzó a trabajar y desde entonces no ha tenido noticias de Dennis. Bueno, en realidad ella no tiene un teléfono para poder localizarlo y aunque sea preguntar por su salud.«Espero que te estés recuperando satisfactoriamente y seas feliz, aunque me hayas dejado con el corazón roto, te deseo lo mejor. ―Comenta en su mente mientras suspira y ordena la nueva línea de camisas para caballero»Un día cualquiera en la vida de Delmis…―¡Buenas tardes! ¿Qué se le ofrece, señor? ―Habla la dueña de la tienda.―Necesito camisas, ¿puede mostrarme las que tiene disponibles, por favor? ―Dijo el hombre que acaba de ingresar a la tienda.―Claro que sí, ahora mismo le hablo a una de las chicas para que lo atiendan como usted se merece. Ash, a esta chica no la veo desde aquí. ―Se queja la señora ―Señor, si gusta puede pasar al fondo, allí se encuentra la chica encargada de esa área, ella le ayudará.―Muchas gracias.Dennis caminó a paso seguro, llegó al final del p
Al pasar por donde se encuentran los demás miembros del comando, se despidió de ellos diciéndoles que Dennis la ha echado del hospital y también de la casa.―La llevaré a casa para que recoja sus cosas, señorita. ―Se ofreció uno de ellos, el más cercano a Dennis.Sentía pena de verla en ese estado, se notaba triste y sumamente afectada de sus sentimientos. ―No iré más a esa casa, allí no hay nada mío. Todo lo ha comprado el señor Dennis, no quiero quedarme con nada de lo que él me haya regalado con su dinero.Dejó claro.―¿A dónde irá? Si se puede saber. He escuchado que usted no tiene familia en donde pueda refugiarse. ―No lo sé, por el momento estaré sentada en el parque y al llegar la noche veré que hago.―Señorita…―No te preocupes, estaré bien, lo prometo.La chica se marchó, ella está muy triste y no quiere seguir en esa clínica en donde no es bien aceptada. Mientras tanto, el militar fue a la habitación de su jefe, el presiente que algo no anda bien.―Permiso para hacer un co
Ella continúa hablando a solas.Prometiste que regresarías con bien, espero que cumplas tu promesa. Eres la única persona a la que le he cogido cariño después de la muerte de mis padres, no sé qué será de mí, si te pasara algo. ―Ruega y llora como rio desbordado que está a punto de causar estragos con sus aguas.―¡Señorita!, ¡Señorita Delmis, venga aquí, ahora mismo!Gritan desde afuera.―¿Qué son esos gritos? Oh, no, debe ser algo malo, no puedo dar un paso, mis piernas no tienen equilibrio. ¿Qué me pasa? Estoy temblando.―Señorita, tenemos noticias del oficial Amaya, venga con nosotros. ―Dijo el hombre. Al ver que ella no actúa, la tomó del brazo y la ayudó a llegar hasta el auto para posteriormente marcharse los tres.―Le ha pasado algo a Dennis, ¿verdad? Díganme lo que sea, seré fuerte, lo prometo.Ella estaba a punto de llorar. Era tanto el alboroto que aquellos hombres estaban haciendo que lograron confundirla y atemorizarla. ―La llevaremos a la clínica, allí se encuentra él.―
Para Delmis ese ha sido el mejor beso que ha recibido y para Dennis, el mejor que ha dado. ―Dejaré que te recompongas unos minutos, te espero en la sala para que me digas de qué se trata ese asunto tan importante. Por favor no tardes en llegar, en una hora saldré con mi comando y no quiero dejar pendientes por resolver.―No vayas, te lo suplico, no vayas si no quieres salir lastimado.―De qué hablas. Pregunta, pues, según él, ella no está enterada de nada. ―Perdón, alcancé a escuchar lo que están planeando hacer, yo los conozco a ellos y son muy peligrosos, te matarán Dennis.Dijo, con las manos temblorosas y sus ojos aguados. ―Niña tonta, ¿cómo es que conoces a esos hombres?―Mi expareja, él es primo del cabecilla de esa banda, en algunas ocasiones fui a sus reuniones o fiestas y te juro que son muy peligrosos porque están armados hasta los dientes.―Delmis, si eso es cierto, júrame por tu vida que no le informarás a tu expareja de que vamos en camino hacia ellos.―¿Me crees capa
Por tres días consecutivos ella les ha estado cocinando y también mantiene ordenada la casa, excepto las habitaciones, esas las ordena cada uno.Cada vez que salen a misión se quedan dos hombres cuidando a la chica, ella aún no sabe que ese equipo está allí con el fin de buscar y capturar a una banda de mafiosos, a ella le han dicho que su trabajo es de rutina como los demás policías y que solo han venido a darles acompañamiento.―Señor Dennis, esta noche puedes dormir en tu cama, yo me quedaré en el sofá, cambiaremos de lugar para que estés más cómodo.―De ninguna manera, niña tonta, ve a la habitación y duerme tranquila mientras yo vigilo.―Ya llevas varios días durmiendo en este sofá, precisamente desde que yo llegué a invadir tu privacidad. Debes estar muy agotado, por favor intercambiemos o me sentiré más mal y culpable de lo que ya estoy.―No te preocupes por mí, estoy acostumbrado a esto.―Entonces ven a la cama conmigo. ―propuso.―Delmis, no me estés pidiendo algo de lo que n
Último capítulo