LOS HIJOS OCULTOS DEL CEO
LOS HIJOS OCULTOS DEL CEO
Por: Lorena Rodriguez
1

Era un día de festejo para las empresas más importantes del país. En el cual habían llegado también los representantes de empresas internacionales que se dedicaban al rubro de la arquitectura y diseño.

Javier Montalván era uno de esos empresarios millonarios que no dejaba pasar nada por alto y le gustaba que todo se hiciera a como él quisiera.

Acompañado de una hermosa dama que más parecía ser su esposa por lo pegajosa que se comportaba con él. Su sonrisa nadie la volvió a ver desde que se divorció de su exesposa y lo abandonó, ni siquiera la mujer a su lado había logrado llenar ese vacío en su corazón.

—Jefe, tengo algo que decirle en privado.

Dijo su asistente Rafael. Quien también es su mejor amigo.

Javier Montalván le pidió a la chica que los dejara solos por un momento. Ella entendía el proceso y no se negó a apartarse y cederle su espacio al asistente.

—¿Qué sucede? Parece que has visto al mismísimo diablo.

Bromeó al verlo agitado y nervioso.

—La he visto.

—¿A quién?

—A ella

—¿Quién es ella?

Cuestionó con desesperación.

—Valentina. Tu exesposa.

—¡Cómo! ¿Estás seguro de que no ha sido tu imaginación?

—Te lo juro, amigo. Yo venía de buscar una copa y la vi entrar al salón… estaba… al lado de un hombre.

—¡Quién se atreve a tomar la mano de mi mujer!

—El mismo Gallardo, el presidente de la empresa que más nos hace competencia.

Eso fue un duro golpe en el pecho para el imponente señor Montalván.

—No lo puedo creer. Ese imbécil la ha mantenido oculta todos estos años.

Protestó.

—Ve a buscarla entre los presentes. Pero no la asustes cuando la encuentres, por favor.

Obedeciendo las órdenes de su amigo, Javier fue de inmediato a buscar a la chica.

—Pensé que nunca más te volvería a ver—. Susurró para sí mismo en un momento de sentimientos encontrados, emoción y enojo.

Vagó por varios sectores del enorme salón, pero no la pudo encontrar. Lamentó no tener ojo de águila en ese momento, pero juró no rendirse. Sabía que ella estaba en la ciudad y estaba seguro de que no volvería esa misma noche al lugar de donde vino.

Pero para su mala suerte, y por más que investigó en todos los hoteles de la ciudad, no había rastro de ella. Ninguno reflejaba que la mujer haya reservado una habitación para pasar la noche, ni siquiera con el nombre del señor Gallardo.

—¡Ah, mujer, dónde te habrás metido!—exclamó decepcionado y preguntándose si ella lo había visto en algún momento y por eso había vuelto a escapar como lo hizo hace seis años.

Pasaron los días y él seguía con la esperanza de encontrar a la exesposa perdida. Teniendo una pista muy concreta, viajó a la empresa del presidente Gallardo a investigar qué relación había entre él y Valentina.

El hombre es su enemigo desde que le robó varios proyectos. Javier lo acusó muy fuerte cuando eso sucedió y provocó que su imperio se le viniera abajo, dando la oportunidad a que la constructora de Javier pasara a ser la mejor en el mercado nacional e internacional.

Por tal razón, ambos se odian. Uno por haber sido robado y el otro por haber sido acusado sin tener las pruebas convincentes que demostraran que el robo había sido real.

Cuando su secretaria le anunció que el señor Javier Montalván quería reunirse con él. De inmediato ordenó a seguridad que lo sacase del edificio, también ordenó no dar información sobre los empleados que allí laboran.

Pasaron los días y todo volvió a la tranquilidad. Javier llegó a la conclusión de que su amigo se había equivocado o quizá había visto a alguna mujer que se parecía con su Valentina.

Dos meses más tarde, Javier asistió como padrino de graduación en un jardín de niños. Estaba en la mesa principal cuando el maestro de ceremonia hacía la entrega de los diplomas a cada niño. Un caso le llamó la atención: un par de trillizos fueron llamados uno tras otro y… se hacían acompañar por su madre. Una chica de estatura baja, cabello liso y con una mirada penetrante y llena de orgullo para con sus hijos, sin darle importancia al hombre detrás de ellos que les observa con entusiasmo y sorpresa.

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