Para Delmis ese ha sido el mejor beso que ha recibido y para Dennis, el mejor que ha dado.
―Dejaré que te recompongas unos minutos, te espero en la sala para que me digas de qué se trata ese asunto tan importante. Por favor no tardes en llegar, en una hora saldré con mi comando y no quiero dejar pendientes por resolver.
―No vayas, te lo suplico, no vayas si no quieres salir lastimado.
―De qué hablas.
Pregunta, pues, según él, ella no está enterada de nada.
―Perdón, alcancé a escuchar lo que están planeando hacer, yo los conozco a ellos y son muy peligrosos, te matarán Dennis.
Dijo, con las manos temblorosas y sus ojos aguados.
―Niña tonta, ¿cómo es que conoces a esos hombres?
―Mi expareja, él es primo del cabecilla de esa banda, en algunas ocasiones fui a sus reuniones o fiestas y te juro que son muy peligrosos porque están armados hasta los dientes.
―Delmis, si eso es cierto, júrame por tu vida que no le informarás a tu expareja de que vamos en camino hacia ellos.
―¿Me crees capa