Lissandra se enamoró de su esposo Marcus desde que estaba en preparatoria, el abuelo de Marcus los hizo casarse pero él la odiaba, aguantó 3 años sus humillaciones hasta que se cansó y pidió el divorcio, esa noche dolida y rota por la humillación de Marcus se fue a un bar donde encontró un gigoló que estuvo toda la noche con ella dejandola embarazada, se fue y crió a su bebé sola, despues de 4 años su hijo enferma y necesita una sangre muy dificil de conseguir, para su mala suerte solo dos personas la tienen en la ciudad, Marcus su ex esposo y Ashton Gardner, el enemigo de su ex esposo, al cual ella le quitó varios proyectos para la empresa de Marcus, al ser humillada nuevamente por Marcus acude a Ashton para salvar la vida de su bebé quien le hace firmar un contrato de ser su esclava, trabajar para él y casarse con él por 5 años a cambio de su sangre, a lo cual ella acepta ya que no le queda otra salida más que aceptar, y empieza su gran pesadilla a pesar que Ashton la usa para vengarse de su ex esposo, pero en el fondo, la cuida de esa manera tan autoritaria y fría que tiene.
Leer másLISSANDRAEl cielo estaba despejado, bañado por un sol dorado que comenzaba a teñir de magia el atardecer.Desde la ventana de la habitación, respiré profundo… y supe que era hoy.Mi día.Nuestro día.El patio de la mansión Gardner había sido transformado en un rincón de paraíso: columnas vestidas en tul blanco, flores naturales cayendo como cascadas, y un pasillo que parecía flotar entre luces suaves y emociones contenidas. Todo era íntimo, perfecto… sagrado.Mi mano temblaba, no por miedo… sino porque mi corazón estaba tan lleno que no sabía cómo sostenerlo. Me giré hacia el espejo una última vez.El vestido caía sobre mi cuerpo como una caricia de seda.Mis labios curvados en una sonrisa que solo tenía dueño: Ash.—Estás lista, mamá —dijo una vocecita.Miré a mi pequeño milagro.Erick.Mi motor, mi razón, mi hijo… vestido de blanco, con su moñito gris y los ojos brillantes de emoción.Tomó mi mano.Y caminamos.Cada paso era un latido.Cada respiración, una promesa.Y al fondo del
LISSANDRAEl vestido colgaba del perchero como una promesa.Blanco, elegante, con caída de seda, escote corazón y una espalda abierta que gritaba sensualidad y poder. Las flores naturales llenaban la habitación con su perfume, y el murmullo lejano de los invitados llegaba como un eco suave.Me miraba al espejo, con el maquillaje impecable, el corazón latiéndome en la garganta y los nervios vibrando bajo la piel.Faltaban minutos.Erick ya estaba vestido con su mini traje blanco, nervioso y adorable, listo para caminar hacia su padre… y entregarme a él. A Ash.Mi amor. Mi compañero. El hombre que me reconstruyó.Tomé aire, intentando calmarme. Pero entonces, un clic sordo me sobresaltó.Una ventana.Giré con rapidez, el cuerpo tenso.—¿Qué mierda…?Mi voz apenas salió cuando lo vi.Marcus.Despeinado, con los ojos oscuros de desesperación, el traje arrugado, las manos temblorosas. Había escalado hasta mi habitación como un maldito ladrón.Como el ladrón que era.—Lissandra… —jadeó—. No
ASHTON GARDNERPensé que el ensayo de la boda me pondría nervioso.Pero lo que sentí al ver a Liss caminar hacia mí, con ese vestido blanco sencillo, fue otra cosa. Fue... vértigo. No por los tropiezos, las flores voladoras o el padrino que casi se mata. No. Fue ella.Esa sonrisa.Esa forma de mirar como si todo su mundo se detuviera en mis ojos.Y yo… yo quería congelar el tiempo y quedarme ahí. Para siempre.Después del desastre con la maceta, que terminé recibiendo en la espalda para protegerla (porque claro, un jodido adorno gigante no iba a arruinarle su momento), terminamos entre risas y miradas cómplices.Ver a Erick cargando los anillos con esa seriedad… joder.Mi hijo. Nuestro hijo.Entregándome el amor de mi vida.Sí, casi lloro. Y no me avergüenza decirlo.Cuando cayó la noche, me fui a mi habitación de invitados. Porque según Erick y Madeleine, bendita dama de honor, no podía dormir con la novia. Tradiciones, supersticiones, tonterías.Aunque traté de colarme en la habitac
LISSANDRAApenas entré a la oficina, escuché los gritos.Me acerqué al despacho de Ash con los dos cafés que traía en mano y lo vi… justo cuando su puño volvía a impactar el rostro de Marcus.—¡¡¡Qué mierda hacen!!! —grité, entrando como una fiera.Ashley y Williams estaban detrás de mí. Les entregué los cafés y avancé con el corazón latiéndome en los oídos. Marcus me miraba con dolor y arrepentimiento. Yo… solo sentía asco.Después de la pelea, de mi golpe, de todo lo que le grité a ese miserable, Ash me miró con dulzura y me abrazó. Curé su labio, le puse una compresa en los nudillos y le dije que lo amaba. Que Marcus solo me provocaba asco. Que Ash era mi única verdad.Y cuando todo se calmó…Fui a trabajar.Necesitaba distraerme. Reconectar con esa parte de mí que siempre fue fuerte, profesional, y que no dependía de ningún hombre para sentirse plena… aunque ahora, tener a uno como Ash a mi lado me hacía más fuerte, no menos.Williams me acompañó a la sala de reuniones. Me dejó so
LISSANDRAApenas entré a la oficina, escuché los gritos.Me acerqué al despacho de Ash con los dos cafés que traía en mano y lo vi… justo cuando su puño volvía a impactar el rostro de Marcus.—¡¡¡QUE M I E R D A HACEN!!! —grité, entrando como una fiera.Ashley y Williams estaban detrás de mí. Les entregué los cafés y avancé con el corazón latiéndome en los oídos. Marcus me miraba con dolor y arrepentimiento. Yo… solo sentía asco.Después de la pelea, de mi golpe, de todo lo que le grité a ese miserable, Ash me miró con dulzura y me abrazó. Curé su labio, le puse una compresa en los nudillos y le dije que lo amaba. Que Marcus solo me provocaba asco. Que Él era mi único amor.Y cuando todo se calmó…Fui a trabajar.Necesitaba distraerme. Reconectar con esa parte de mí que siempre fue fuerte, profesional, y que no dependía de ningún hombre para sentirse plena… aunque ahora, tener a uno como Ash a mi lado me hacía más fuerte, no menos.Williams me acompañó a la sala de reuniones. Me dej
ASHTON GARDERLa luz del amanecer entraba por la ventana, filtrándose entre las cortinas. Liss aún dormía, con el cabello alborotado sobre la almohada y una pierna enredada en mis caderas. Se veía tan jodidamente hermosa que dolía separarme de ella.Besé su espalda, su hombro, arreglé su cabello y me levanté con cuidado, me duché rápido y me puse una camisa blanca con los primeros botones sueltos. La miré por última vez, no quería despertarla, estuvimos haciendo el amor hasta casi la madrugada, quería que descansara, aunque feliz me metería entre las sábanas para despertarla con un orgasmo.Miré en el suelo la lencería que había usado la noche anterior, la tomé y la miré con una sonrisa, ella quería seducirme, pero lo que no sabía era que podía vestir un saco de papas y yo la vería como la mujer más sexy del mundo. Dejé su lencería en el closet, no quería que ojos indiscretos miraran lo que solo mis ojos debían ver.Suspiré y salí antes que el deseo me ganara. Al bajar a la cocina, e
ASHTON GARDNERSalí del baño secándome el cabello, el torso desnudo, con ese pantalón gris colgando bajo en mis caderas. No esperaba verla así. No estaba preparado.Y entonces la vi…Y me detuve en seco.Literalmente.La toalla se deslizó de mi mano sin que me diera cuenta. Mi cuerpo se congeló, pero no de frío, sino de impacto. De deseo. De algo primitivo que despertó tan pronto mis ojos recorrieron cada centímetro de ella.Liss.Lencería roja. Tacones. Bata negra transparente. Cabello suelto, ondulado, cayendo sobre sus hombros como una promesa. Una fantasía viva. Una diosa caminando hacia mí en encaje rojo.—Mierda… —susurré, apenas respirando.Ella dio un paso. Con esa seguridad felina que solo una mujer profundamente amada puede tener pero al mismo tiempo con esos nervios que mostraba su mirada, esos nervios de no saber si me gustaba lo que veía y por dios maldita sea, se veía infartante. Se detuvo frente a mí, alzando la barbilla con una sonrisa que me destruyó.—Esta era una de
LISSANDRALos flashes no paraban. Luces blancas estallaban cada pocos segundos mientras posábamos para la portada de la revista más prestigiosa del país. Ash, impecable, en un traje oscuro hecho a medida, con su reloj de oro asomando bajo la manga y con una sonrisa que me ponía de rodillas. Yo, envuelta en un vestido color vino ceñido, elegante, con un escote suave que resaltaba mis curvas sintiendo su mano en mi cintura mostrándole al mundo que era suya.Éramos la pareja del momento: el soltero más codiciado del país… y yo, la mujer que había conquistado su corazón. Aún me costaba creerlo.La entrevista se realizaba en una terraza privada del hotel más exclusivo de la ciudad. Copas de vino, cámaras encendidas, periodistas sonrientes… pero yo no dejaba de sentirme vulnerable. Había demasiados ojos sobre nosotros, demasiadas sonrisas falsas. Hasta que sentí su mano rozando la mía bajo la mesa. Ese simple gesto bastó para recordarme que no estaba sola.La periodista principal, una mujer
LISSANDRALa mañana avanzó demasiado rápido. Después del encuentro con Marcus y la divertida pelea por las cajitas de lencería, y su manera de demostrarme que siempre estaba listo para hacerme el amor, me sentía la mujer más feliz del mundo, viví 3 años con un hombre que solo sentí asco por mí, y de eso pasé a estar con un hombre que no podía mantener sus manos lejos de mi cuerpo, y eso me encantaba.La manera en que me miraba con deseo, cuando recorría mi cuerpo con esa sonrisa traviesa como si su mente planeara cosas sucias apenas me veía, Ashton sin duda me amaba. Después de nuestro encuentro, el resto del día se me fue entre risas con Erick, una ducha tibia y un largo rato frente al espejo, intentando elegir el vestido perfecto para la entrevista.Era extraño. Nunca había dado una entrevista. Mucho menos como prometida del CEO más poderoso y deseado del país. Y aún así, lo que más me importaba no era lo que fueran a preguntarme… sino cómo me vería Ash cuando me viera entrar.Querí