Lissandra se enamoró de su esposo Marcus desde que estaba en preparatoria, el abuelo de Marcus los hizo casarse pero él la odiaba, aguantó 3 años sus humillaciones hasta que se cansó y pidió el divorcio, esa noche dolida y rota por la humillación de Marcus se fue a un bar donde encontró un gigoló que estuvo toda la noche con ella dejandola embarazada, se fue y crió a su bebé sola, despues de 4 años su hijo enferma y necesita una sangre muy dificil de conseguir, para su mala suerte solo dos personas la tienen en la ciudad, Marcus su ex esposo y Ashton Gardner, el enemigo de su ex esposo, al cual ella le quitó varios proyectos para la empresa de Marcus, al ser humillada nuevamente por Marcus acude a Ashton para salvar la vida de su bebé quien le hace firmar un contrato de ser su esclava, trabajar para él y casarse con él por 5 años a cambio de su sangre, a lo cual ella acepta ya que no le queda otra salida más que aceptar, y empieza su gran pesadilla a pesar que Ashton la usa para vengarse de su ex esposo, pero en el fondo, la cuida de esa manera tan autoritaria y fría que tiene.
Leer másASHTON GARDNERLos informes financieros estaban sobre la mesa.Y Ethan… sobre mi paciencia.—Vamos, Ash, solo dime cuánto invertiste en esa start-up de biotecnología. No voy a copiarte… solo quiero saber si fuiste tan tonto como pareces o si de verdad tu instinto sigue siendo infalible.—Mi instinto no necesita validación, Ethan. Tú, en cambio, deberías dejar de mover esa pierna como si tuvieras cafeína en la sangre.—¿Café? —rió—. Estoy sobreviviendo a base de espresso doble desde que Olivia descubrió que me tiembla la voz cuando se pone ese pijama rojo. No he dormido en dos días.—Demasiada información.—Tú preguntaste.Negué con una sonrisa ladeada. Esa era nuestra rutina. Discutíamos sobre cifras millonarias como si fueran caramelos y nos lanzábamos bromas como si aún tuviéramos quince años. La diferencia era que ahora, cuando abríamos la boca, se movían mercados.—Por cierto —dije, hojeando un informe—, ¿pudiste revisar la propuesta de integración con la filial francesa?—Sí, per
LISSANDRAEl aroma a café recién hecho flotaba en el aire como una promesa. Olivia reía con una mano en la mejilla mientras Tiff gesticulaba con entusiasmo, describiendo alguna hazaña de Oliver que involucraba chocolate, una bañera y un intento fallido de romanticismo que acabó en desastre doméstico.—…¡y lo peor es que resbaló con el jabón y se pegó en la cabeza! —remató Tiff, y las tres estallamos en carcajadas.—¿Y sobrevivió? —bromeó Olivia.—Sobrevivió, sí. Pero el ego… está en cuidados intensivos —respondió Tiff entre risas.—Aww, mi Ash también hace cosas así —dije suspirando con una sonrisa—. El otro día intentó despertarme con un desayuno en la cama. Volcó la bandeja entera sobre las sábanas. A las seis de la mañana. Terminé fregando mermelada del colchón.—Dios mío, ¿hay algo más sexy que un hombre hermoso intentando ser tierno y fallando épicamente? —dijo Olivia soñadora, con esa sonrisa que solo le sale cuando habla de Ethan.—Sí —dijo Tiff con un guiño—. Que luego se disc
OLIVIA DRAKELa puerta se cerró tras nosotros con un clic seco. Ethan dejó las llaves sobre la mesa con más fuerza de la necesaria y caminó hacia la cocina sin mirarme. Encendió la cafetera como si necesitara hacer algo para no estallar. Yo me quedé de pie, sintiendo cómo el silencio se instalaba entre nosotros como un muro cada vez más alto.No podía más.Desde que nos encontramos con ese hombre —Eydan, su "hermano", como lo llamó burlonamente— Ethan no era el mismo. Su mandíbula seguía apretada, los hombros tensos, los ojos oscuros perdidos en un punto que yo no alcanzaba a ver.—Ethan —dije por fin—. Necesito que me digas qué está pasando.Él no se giró. Apoyó las manos sobre la encimera. Su espalda se movía con la respiración contenida.—No es nada.—No me mientas —insistí, dando un paso hacia él—. Ese hombre... Eydan. ¿de verdad es tu hermano? ¿Por qué te alteró tanto? ¿Qué quiso decir con lo de tu otra novia?Ethan cerró los ojos y exhaló con fuerza.—No es fácil, Olivia.—¿Qué
ETHAN GARDNEREl sol caía suave sobre la ciudad. Olivia reía a mi lado mientras caminábamos por la acera, con las manos entrelazadas, rumbo a nuestra cafetería favorita. Esa pequeña esquina con aroma a café tostado y jazz suave de fondo. Su vestido se movía con la brisa, y su sonrisa era todo lo que necesitaba para sentirme bien. Tranquilo. Limpio.—¿Qué miras? —preguntó con una ceja alzada, divertida.—A ti —respondí sin pensarlo.Ella rió bajito, y se apoyó en mi brazo con esa ternura que me desarma. Olivia tenía esa forma de mirar que me hacía olvidar el mundo. O casi.Porque justo al girar la esquina, el mundo decidió recordarme que no todo estaba olvidado.—Pero qué sorpresa… —dijo una voz familiar, ácida, casi dulce, pero con veneno debajo—. Ethan Gardner en persona.Me detuve. Todo mi cuerpo se tensó al instante. La voz, ese tono… no podía ser.Me giré.Y ahí estaba.Eydan.Parado como si fuera dueño de la calle, las manos en los bolsillos del abrigo caro, la sonrisa torcida, e
ASHTON GARDNEREl cuarto aún estaba tibio por la noche que habíamos compartido. La cortina dejaba pasar apenas un hilo de luz, suficiente para que pudiera verla a mi lado: Liss, con el cabello alborotado, los labios suaves por el sueño, y el cuerpo enredado en las sábanas como si aún me buscara incluso dormida.Erick ya había salido de la habitación, con su pijama de dinosaurios, rumbo a vestirse. Era nuestro ritual: él se iba primero, nos daba unos minutos a solas. Pero esta vez no quería que el tiempo pasara. No quería levantarme como si nada.La vi moverse. Estiró un brazo con pereza, buscando la bata a un lado de la cama.—Voy a hacer el desayuno… —murmuró, aún adormilada.—No —susurré, tomando su muñeca con suavidad—. Quédate. Por favor.Ella me miró, algo sorprendida. Me acerqué y la atraje hacia mí, haciendo que apoyara la cabeza en mi pecho. Mi mano se enredó en su cabello.—¿Ash...? —preguntó, con esa dulzura que me desarma.—Tenemos que hablar.Su cuerpo se tensó levemente,
LISSANDRALa puerta de la mansión se cerró con un leve clic a nuestras espaldas. El silencio de la madrugada nos envolvió como un secreto. Las luces estaban apagadas, y el eco de nuestros pasos sobre el mármol apenas se oía.No dijimos nada. No necesitábamos hacerlo. Nuestros besos se escuchaban suavemente mientras nuestras risas por dar un paso mal o por casi caernos rompía el silencio.— Casi me caigo — susurré entre risas.— Eso se soluciona fácil.Ash me levantó en sus brazos mientras subíamos las escaleras, despacio, como si cada peldaño fuera un suspiro contenido. Yo sentía sus labios en mi cuello, chupando suavemente mi piel, dejando besos, pasando su lengua.Al llegar a nuestra habitación, Ash empujó la puerta con suavidad. Entramos. La luz tenue de la lámpara encendida nos abrazó con calidez. Todo seguía como lo dejamos: la cama estirada perfectamente, un abrigo sobre la silla, y su camisa debajo de mi almohada. Nuestra vida normal… esperando por nosotros.Él me miró. Sonrió
Último capítulo