Ava Golf es la heredera de la importante empresa de modas G&G, perteneciente a su abuelo, ella es una mujer inteligente, exitosa y reconocida en el mundo de los negocios y la moda. Por lo que nunca le ha faltado un pretendiente, sin embargo, todos los novios que Ava ha tenido, han terminado abandonándola por otra mujer, siempre más delgada o joven. Según las habladurías, esto sucede porque Ava es una mujer gordita, con unos cuantos quilos de más y unas curvas muy pronunciadas. Así que, gracias a esto, a sus 33 años, Ava sigue soltera. Luego de su último rompimiento, Ava decide que no creerá más en el amor, se jura que de ahora en adelante, solo tendrá encuentros casuales, nada de novios o pensar en el matrimonio, y con esa premisa sale de fiesta con sus amigas. Esa misma noche, ella conoce a Alex Grand, un guapísimo hombre de ojos azules, con el que tiene un encuentro íntimo casual y a quien nunca más piensa ver. Sin embargo, es grande la sorpresa de Ava, cuando al día siguiente, se entera de que el mismo Alex Grand con el que se acostó la noche anterior, resulta ser uno de los nuevos socios de la empresa de su abuelo. Lo que Ava no se imagina, es que este guapo desconocido, llegara a su vida con toda la intensión de quedarse para siempre y darle un giro de 180 grados.
Leer más— Soy una mujer independiente, fuerte y valiente. Soy una mujer independiente, fuerte y valiente. Soy una mujer independiente, fuerte y valiente.
De pie y desnuda frente al enorme espejo de cuerpo completo del baño, me repetía una y otra vez, entre balbuceos, mi nuevo mantra, mientras que las lágrimas me recorrían el rostro.La llave de la regadera estaba abierta, el agua tibia corría sola, ya me había duchado, pero el sonido del agua corriendo me ayudaba a calmarme, el vapor que emitía el agua, me parecía relajante. Además, así se escuchaban menos mis gemidos.El repentino toque a la puerta del baño me hizo reaccionar con un pequeño sobresalto.— ¿Sí?.— ¿Hija, soy yo? ¿Estás bien?. — Reconocí la voz de mi abuelo Chester al otro lado de la puerta. Traté de calmarse, respiré profundo y aclaré mi garganta.— Sí… Sí, Abu, Gracias. — Se escucharon los pasos de mi abuelo caminando por la habitación. — ¿Pasa algo?. — Pregunté nerviosa, intentando sonar natural.— No, hija, no es nada grave, es que estuve llamando varias veces a la puerta de tu habitación y no respondías, me extrañó y por eso me tomé el atrevimiento de entrar, discúlpame. — Mi abuelo habló un poco más fuerte. Cerré la llave de la ducha para escucharlo mejor.— ¡Ah! Sí, Abu, es que estaba en la regadera y tenía algo de música puesta, por eso no te escuché. — Le mentí, sintiéndome culpable, cerré mis ojos con fuerza. — ¿Para qué me buscabas?.— Cariño, quería recordarte que esta noche es la cena con nuestros nuevos socios.«¡¿La cena?!», lo había olvidado por completo y precisamente en ese día, no estaba en mi mejor momento para tener que enfrentar a un montón de empresarios que seguramente discutirían sobre negocios, el futuro de sus empresas, sus hijos, sus nietos y harían malos chistes.Siempre había sido sincera con mi abuelo, se podría decir que tenemos una conexión, un cariño muy especial el uno por el otro, sin embargo, si yo le decía la verdad sobre lo que me sucedía esa noche, la principal razón por la que no quería asistir a la cena, temía que terminaría por decepcionarlo de nuevo y no quería tener que pasar por eso otra vez, por lo menos, no por el momento.Tenía que faltar a esa tortura, en el estado en qué me encontraba, no lo soportaría. Así que, no tenía otra opción, debía mentirle de nuevo a mi abuelo Chester.— Lo siento Abu, lo olvidé y ya hice planes para esta noche con… — Pensé nerviosa y salió el primer nombre que se me ocurrió. — ¡Mike!. — Frustrada, me di una palmada en la frente, «¡¿No pude escoger a alguien más?!».— ¡Ah, sí! ¡Que bien! ¿Puedo saber qué planes tienen?. — Sonó muy interesado.— Nada importante, una cena. — Inventé, no quería alimentar sus expectativas.— ¡Claro! Ahora recuerdo, ¿No es está, la semana en la que están de aniversario?. — Mi abuelo continúo indagando desde el otro lado de la puerta, mientras que yo rogaba mentalmente que dejara de preguntar.— Mmmm, sí.— Me alegra hija, ya son dos años juntos… ¿Sabes qué? Te apuesto que esta noche te pedirá matrimonio. — Comentó animado.Esa simple frase fue una daga para mi corazón. Me sostuve de la encimera del lavamanos, respiré profundo para evitar que las lágrimas salieran a cántaros nuevamente, trague grueso para eliminar el nudo que se formaba nuevamente en mi garganta.— No exageres abuelo. — Traté de esquivarlo, ¿Qué podía decirle para eliminar esa expectativa de su mente?.— ¡Ya lo verás, hija! ¡Estoy seguro!. — Aseguró animado. No respondí, no me atreví a continuar con esta charada. Cómo no hubo respuesta de mi parte, mi abuelo decidió dejar la charla por el momento. — Bueno, te dejo para que te termines de arreglar, seguramente llegaras muy tarde esta noche a casa, así que espero verte mañana temprano en la empresa con la buena noticia, recuerda que tenemos una junta.— Buenas noches, abu. — Murmuré, todavía tratando de reunir fuerzas para soltarme de mi agarre.— Buenas noches, hija.Escuché en la distancia una puerta cerrarse, mi abuelo se había ido, podía volver a sufrir sola, en mi agujero personal.¡Qué horrible! ¡Me sentía fatal! No solo le mentí a mi abuelo sobre mis planes de esta noche, sino que también le mentí sobre mi relación, pues de hecho, Mike había terminado conmigo esa misma mañana.Solía pensar que después de tantas decepciones amorosas y con el paso del tiempo, una terminaba por hacerse inmune al dolor de un rompimiento, pero por lo menos en mi caso, no era así.De hecho, fue mayor mi decepción, cuando luego de dos años de relación, el día de nuestro aniversario, Mike me citó en un lindo café, algo muy inusual, lo que me hizo suponer que tendría una romántica sorpresa o un detalle.Quedé con la boca abierta, es cierto, esperaba una sorpresa y resulté bastante asombrada cuando Mike llegó junto a su nueva asistente, Lisa, una despampanante, delgada y hermosa jovencita. Allí, frente a ella, él rompió conmigo, explicándome que se había enamorado de ella, mientras que la chica se aferraba de su chaqueta y sonreía satisfecha. Por lo menos no les di el gusto de llorar frente a ellos.Tome valor y me solté de la encimera, tomé la toalla con la resolución de salir del baño, pero antes de envolverme, voltee y de nuevo observé mi silueta en el espejo, los rollitos, la grasa, flacidez, celulitis. Las lágrimas bajaron por si solas.— ¡No! — Me hablé a mí misma frente al espejo, limpiándome las escurridizas gotas que acababan de brotar de mis ojos. — ¡Basta, Ava! ¡Se acabó! ¡Ya no más! Lo lamento mucho por mi abuelo, nunca quise decepcionarlo, pero no volveré a pasar por esto otra vez, me juro a mí misma. — Coloqué la mano sobre el espejo, palma sobre palma y me aclaré la garganta. — Yo, Ava, me juro que no volveré a enamorarme, no caeré en otra relación, de ahora en adelante, serán solo encuentros casuales, sin incluir sentimientos, por qué no los hay, de ahora en adelante no los tengo. — Cerré mis ojos esperando que se detuviera definitivamente el flujo de mis lágrimas, los abrí nuevamente para observarme una vez más. — Soy una mujer independiente, fuerte y valiente. — Repetí mi nuevo mantra una vez más.Lavé mi rostro y salí del baño, muy dispuesta a comenzar mi nueva vida, porqué de ahora en adelante, sería una nueva yo.Había algo de cierto en la excusa que le di a mi abuelo, sí tenía planes para esa noche. Me reuniría en un club con un grupo de amigas, ellas me invitaron esa misma mañana, apenas se enteraron de mi rompimiento.Pero no podía decirle a mi abuelo que me iría de fiesta para faltar a la reunión con los socios, eso sería inaceptable. Por eso le mentí, solo que no pensé bien la mentira, Mike no era mi mejor opción a la hora de una excusa.En fin.Llegué al club con un cambio en mi perspectiva, aunque mi mente todavía estaba llena de inseguridades, me había hecho una promesa y mentalmente me gritaba a mí misma mi nuevo eslogan.«Soy una mujer independiente, fuerte y valiente» Decía en mis pensamientos, al tiempo que entraba al club, en mi ajustado y diminuto vestido azabache de lentejuelas, erguida, sería, algo incómoda, pero simulando seguridad, como si me sintiera como una diosa.Porque, aunque no contaba con las medidas ideales de una modelo, si bien era cierto que no tenía un cuerpo perfecto y no podía negar que tenía unos cuantos kilos de más, por lo menos seguía manteniendo mis curvas, solo que eran más voluptuosas que las de otras chicas.Al verme llegar con ese look tan atrevido, dejando mis piernas al aire, con ese maquillaje profundo y esos altísimos tacones, todas mis amigas pegaron un estruendoso grito al unísono, con el que casi opacaban la música, ocasionando que todas las miradas del lugar, se dirigieron a mí.Relata Ava:—Disculpe… — Eso me irritó mucho. Es decir, ¿Qué tan descarada podía ser esa mujer para pedirme los datos de mi marido después de todas las veces que la he visto tan pegajosa con él? Ella podía ser mi ídolo personal, pero con mi Alex, ninguna regalada se metía. — Pero, ¿Qué pretende?. — Gruñí.—¿Qué?. — Ella pareció notar mi repentino cambio de humor.—Quiero decir… — Inspiré, intentando controlarme. — Desde que iniciamos este proceso, no he podido evitar darme cuenta de la… “Preferencia”, que tiene por mi esposo. — Expliqué muy seria. — Y no puedo evitar dejar de preguntarme, ¿Qué es lo que pretende con él?.—No pretendo nada, señora Grand, solo que, tanto en la vida, como en el mundo de los negocios, es más fácil llevarse con los caballeros que con las damas, las mujeres solemos interponer nuestras emociones y nuestros sentimientos, como usted lo está haciendo, los hombres, son más claros y puntuales… ¿O acaso el señor Grand sugirió alguna vez que yo le hiciera a
Relata Ava:—Acepto, solo con una condición. — Murmuró Alex, con un gesto de picardía, deslizando la mano con la que antes acariciaba mi mejilla, por mi brazo.—¿Cuál?. — Pregunté sintiendo un cosquilleo en mi piel, al contacto de su tacto.—Que… Aunque nos enojemos… No podemos dejar los juego y los cariños maritales de lado… Es fatal acostarnos a dormir enojados. — Enunció con mucha seriedad.—¿Eh?. — «¿De dónde saca esas cosas en un momento como este?», Sopese perpleja.—Creo que sería una buena opción… — Comentó pensativo. — Si estás enojada conmigo, esa misma noche, de inmediato, tienes que azotarme, así sueltas la rabia y yo me relajo… — Comentó como si nada, mientras se encogía de hombros.—Ja, ja, ja. — Estalle en una carcajada, no podía con las fantasías de mi esposo. — ¿Y qué pasará si eres tú el que está enojado?.—También podemos intentarlo. — Elevó una ceja, con malicia. — No sabemos si los azotes te terminen gustando también y prometo ser muy cuidadoso.—¡
Relata Ava: Tenía mucho miedo, los pequeños aguijonazos en mi vientre se hacían cada vez más continuos y cada vez, más personas, se conglomeraban a mi alrededor.Al principio, como en cualquier otro evento, saludé efusivamente, recibiendo con una sonrisa las felicitaciones y siendo muy amable, sin embargo, comenzaba a sentirme agobiada y voltee, buscando el apoyo de Alex, sabía que si alguien podía sacarme de allí, era él.Pero Alex no estaba.No supe en qué momento se había ido, miraba alrededor, entre todos los rostros que me rodeaban y el de Alex, no aparecía, ni cerca, ni lejos.Mi respiración se hizo más agitada, mis nervios se acentuaban, sentía que necesitaba algo de aire.—Por favor… Discúlpenme. — Intenté pasar entre las personas, buscando mi auxilio, mi socorro: a mi esposo.Caminé un poco y entre cada tanto, las personas me detenían para seguir con sus halagos, intentaba disculparme cada vez, siguiendo mi camino por todo el stand, intentando encontrar a Alex.No l
Relata Alex:Con el embarazo de Ava más avanzado de lo que esperábamos, las preocupaciones que ella trataba de pasar por alto, para mí, eran prioridad.Y creo que lo más estresante de todo, era evitar que ella se estresara, valga la redundancia. Sobre todo, considerando lo terca que mi esposa podía llegar a ser.Pero le prometí ayudarla y apoyarla en todo este proceso, así que, cada día, me esforzaba el doble en el trabajo para liberarla de compromisos, evitándole las presiones y así hacer su embarazo, más llevadero.Solo que, entre más lo intentaba, ella parecía más tensa y enojada.El desfile sería en unos días y todo lo que nos faltaba, era afinar detalles. Pero Ava insistía en encargarse de todo y bueno, eso trajo discusiones.Con el avance de los días, Ava estaba más voluble, parecía una bomba de tiempo por estallar, no obstante, su mala actitud no me iba a hacer cambiar de parecer, ella debía enfocarse en el bebé, en cuidarse durante su embarazo, el trabajo, debía ser secu
Relata Ava:Alex estaba feliz, de eso no cabía ninguna duda y aunque en un principio, yo no quería quedar en estado, sentía que su emoción era contagiosa, que se extendía hasta llegar a mi corazón, porque yo misma, comenzaba a sonreír ante la noticia de mi embarazo.¿Tenía miedo? Sin lugar a dudas, me invadía el pánico, pero las palabras de Alex y su apoyo me dieron un cambio de perspectiva y comencé a ver mi embarazo, de una manera diferente.Una pequeña ilusión nació en mi interior.Alex quería ir al médico al día siguiente, se notaba muy ansioso, sin embargo, le tuve que insistir en que ya tenía una cita programada para dentro de unos días y como estábamos bastante ajetreados con el trabajo, no le quedó más opción, que aguantarse.Al día siguiente, fuimos al trabajo como siempre y por más que Alex quiso gritar la novedad del nuevo integrante de nuestra familia a los cuatro vientos, me tocó convencerlo de que lo mejor, era esperar hasta que un médico lo confirmara.Él no querí
Relata Alex:Ava se quedó pensativa y con la mirada gacha, lentamente, fue deslizando la mano hasta su vientre.—¡Entonces, Ava! ¡Dime la verdad! ¡¿Tú no quieres tener un hijo conmigo?!. — Grité con fuerza, provocando un respingo en ella.—¿Qué si lo quiero?. — Musitó, sin mirarme. — Todavía no lo sé, no sabría decirte.—Después de tres años juntos y tener nuestros gemelos, ¿Todavía no lo sabes? ¿Todavía a estas alturas…? ¿Ni siquiera tienes el valor para decírmelo?.Vi el rastro de dolor en sus ojos y pude sentir, como me hervía la sangre por la rabia. No quise decir nada más, salí del baño directo hacia nuestro closet, en donde tomé la primera franela que encontré, un suéter, unos tenis y comencé a vestirme.—¿Qué haces? ¿A dónde vas?. — Preguntó, apenas me vio poniéndome las prendas a toda velocidad.—Necesito dar una vuelta. — Gruñí, pasándole, por un lado, para salir.Comencé a conducir, no sabía exactamente hacia donde me dirigía, solo sabía que necesitaba aire fres
Último capítulo