LISSANDRA GARDNER – 10 años después
El sonido de risas infantiles llenaba el jardín como una sinfonía perfecta.
La luz del atardecer se filtraba entre los árboles y coloreaba los cabellos de mis hijos que corrían descalzos por el césped, con la ropa arrugada y los rostros manchados de chocolate.
Elías y Agatha, con sus Diez años recién cumplidos, lideraban la estampida. Sus voces se alzaban por sobre todas las demás mientras jugaban a ser superhéroes con Enzo —el pequeño de Olivia y Ethan, de seis años—, Gia —la hija de Camila y William, también de seis—, y Alexa —la pequeña de Oliver y Tiff, con sus siete años y una personalidad que podía fácilmente poner en orden a todo un batallón.
—¡Por aquí, rápido! ¡El dragón vendrá del norte! —gritaba Agatha, agitando una ramita como si fuera una espada mágica.
—¡Yo seré el escudo! ¡Protejan al reino! —Enzo rugía con sus cachetes inflados, tan parecido a Olivia que no podía evitar reírme.
A unos pasos de ellos, Erick estaba recostado en el césp