Me llamo Peter Callaghan, y esta es la historia que nadie se atrevió a contar… hasta hoy. Me enamoré de la mujer equivocada según todos, menos según mi corazón: la madre de mi mejor amigo. Nos ocultamos entre silencios, nos negamos entre miradas, y aun así… nos amamos. Contra el mundo, contra el juicio de los demás, contra nosotros mismos. Pero nada me preparó para el día en que Jessi me dijo que estaba embarazada. Tenía miedo. Ella lloraba. Y aunque yo era apenas un muchacho con el alma en carne viva, supe que ese instante dividiría mi vida en dos. Porque no solo iba a ser su amante. Iba a ser padre. Iba a ser su compañero. Su hogar. Esta no es solo una historia de amor prohibido. Es la historia de cómo aprendí que todos merecemos ser amados, aunque solo sea por una estación… un año… o toda la vida.
Leer másEl cuerpo de Jessy aún estaba tibio entre los cojines y el edredón cuando volvió en sí. Dormía boca arriba, debajo de mi cuerpo sudado, el cabello enredado en la colcha, con esa expresión vulnerable que nunca antes le había visto. La cubrí con cuidado, deslizando la frazada del espaldal del sofá hasta sus hombros, protegiéndola del frío de la madrugada.No puedo evitar mirarla un poco más. Cada curva, cada luna de su cuello, cada pequeño detalle era ahora parte de mí. Ya no era un misterio... era una memoria viva. Mi primera vez. Nuestra primera vez.Me levanté despacio cuidando que el condón no se cayera o quedará dentro de ella. Camine hasta el baño. Había algunas gotas en mis muslos, estaba bastante lleno y un poco de sangre en el látex.—Maldita mar, creo que fui muy brusco.Nada que me alarmara, pero no pude evitar quedarme mirando el reflejo de mi rostro en el espejo, como si buscara a alguien más. ¿Quién era ahora?Limpié mi cuerpo con una toalla húmeda. Me subi la cremallera y
Una semana después, llegó mi graduación de la preparatoria.Fue un evento importante para mi familia, pero lo más significativo para mí fue ver a Jessy allí. Se tomó fotos conmigo y con Ethan, ambos vestidos de toga y birrete azul marino. En esas fotos ella se veía hermosa, y yo me enamoré aún más. Atesoré cada imagen, guardándolas junto con todas las que le había tomado a escondidas con mi celular a lo largo de los años. Ella era una buena fotógrafa y sus fotos me transportaban y me hacía pensar como se puede apreciar los detalles y el amor en ellas. Definitivamente era un don.Después de la ceremonia, alquilamos una villa para celebrar. Me iba bien en mi trabajo de medio tiempo en la biblioteca. Y había ahorrado mucho dinero. Total, solo le compro cosas a Jessy y gasto algo cuando estoy con su hijo. Mis padres aún se toman en serio todos mis gastos.La fiesta fue intensa, con música, alcohol y un ambiente de euforia juvenil. Ethan y yo ya habíamos decidido nuestro futuro: yo estudia
Mi cumpleaños número dieciocho llegó más rápido de lo que esperaba.Aunque ya me sentía un hombre cuando me veía el bello púbico en la base de mi pene y bello en mis axilas, desde que tenía 14.No era una gran celebración, solo una cena en casa con mi familia y algunos amigos. Pero lo que realmente me pareció fue el regalo de Jessy.Me entregó una caja envuelta con un lazo azul y, cuando la abrí, encontré un elegante reloj de pulsera. No era ostentoso, pero tenía un diseño sobrio y masculino, justo mi estilo.—Feliz cumpleaños, Peter —me dijo con una sonrisa cálida—. Espero que te guste.—Es perfecto —respondí, desabrochando la correa para ponérmelo de inmediato—. Gracias, Jessy. Lo atesoraré siempre.Mis padres notaron el entusiasmo con el que admiraba el reloj y, poco después, se mostraron sorprendidos cuando les dije que quería buscar trabajo. No lo entenderían; Creía que debía disfrutar de mi juventud antes de entrar a la universidad, pero yo tenía otro motivo. Quería devolverle e
Nunca imaginé que mi vida estaría llena de tantos obstáculos.Es un viernes por la tarde. Ya había concluido la universidad a mis 22 años y empezaba a abrirme camino en el mundo laboral.Inmediatamente solté la toga y el birrete para la foto cuando terminamos y salí corriendo de la universidad. Aunque todos iban a asistir a una fiesta, yo estaba preocupada por Jessy que no vino a la universidad para felicitarme ni a entregarme flores como habíamos quedado.Conocía cada rincón de esa sala, el aroma a jazmín que flotaba en el aire, la cafetera que chorreaba en la cocina... y su silueta. Jessy estaba sentada en el sofá, abrazándose las rodillas, con la mirada perdida en la ventana. No se giró cuando entre.—Todo bien? —pregunto, aunque ya sabía que no. Había algo en su silencio, de la manera en que evitaba mi voz, que dolía como un punal invisible.Me acerqué y me senté frente a ella. Tardó un momento en mirarme. Sus ojos estaban húmedos. Nunca la había visto así.—Peter… —susurra, y mi
Último capítulo