Cuando tuve que aceptar un trabajo como niñera del CEO de una corporación multinacional no esperé encontrarme con el niño con el que había compartido libros en la biblioteca una vez por semana. Habían pasado meses desde la última vez que lo había visto, pero al saber que era él a quien cuidaría, el trabajo dejó de ser trabajo y comenzó a ser algo más. La conexión entre el niño y yo era maravillosa, pero la relación entre él y su padre estaba rota. Por lo que además de ser niñera, terminé siendo terapeuta familiar, pañuelo de lágrimas del pequeño además de consejera del hombre más hermoso que había podido conocer y eso también se fue convirtiendo en algo más. Con cada enfrentamiento de mi parte para que estrechara los lazos con su hijo, su interés en mí iba creciendo. Pero no era fácil abrirse al amor nuevamente cuando tu exesposa te había abandonado con un niño para que lo cuidaras solo. Tampoco era fácil para mí tras haber salido de una relación llena de engaños. Pero, la vida siempre te indica cual es tu verdadero camino y aparentemente mí camino se entrelazaba con el de él, por eso siempre volvíamos a encontrarnos, una y otra vez.
Leer másMi cabeza se ladeó al ver al pequeño niño mirando los tramos de libros como si estuviera realmente interesado.
Pero realmente lo estaba. Parecía estar concentrado en los títulos y al dar una rápida mirada a los alrededores me percaté de que estaba solo, pues la librería permanecía vacía además de él.
Dando un suave suspiro salí de detrás del mostrador y comencé a caminar hacia el pequeño de cabello negro y ojos muy azules y bonitos.
En cuanto me detuve junto a él posó su atención en mí y me recorrió con su mirada como si estuviera analizándome.
—¿En qué puedo ayudarte? —le ofrecí con una sonrisa, pero no pareció importarle mucho mi amabilidad.
—No creo que sepas del libro que estoy buscando.
Una de mis cejas se enarcó en su dirección.
—No solo te digo cuanto cuesta el libro y te devuelvo el cambio. También limpio todos estos tramos y leo cada uno de los libros en ellos. Orgullosamente te puedo decir que me he leído los dos primeros tramos y ahí hay unos quinientos libros. Me faltan los de este lado —le señalé —pero incluso me he leído unos cuantos de por ahí.
—¿Cuánto tiempo tienes trabajando aquí? —cuestionó esta vez sorprendido.
—Tres años, pero casi no viene nadie, porque son libros antiguos, por lo que me la paso leyendo más que nada.
El pequeño dejó de lado la mirada severa y me dio una pequeña sonrisa.
—¿A ti te gusta leer? —él asintió varias veces.
—Mi madre me hizo amar la lectura —admitió.
Y me cuestioné cuantos años podría tener. Era un poco alto y parecía muy inteligente, por lo que le eché unos nueve años. Pero no me quedaría con la curiosidad.
—¿Cuántos años tienes, cariño?
—Siete —contestó sonriendo un poco más amplio —sí, vas a decirme que me veo de más edad, ya lo sé. Culpa a mi padre por eso, soy una copia de él.
Pero sus últimas palabras no parecieron ser soltadas con mucha emoción.
—¿Y dónde están tus padres ahora? ¿Estás solo aquí? —él negó.
—El chofer me espera afuera. Mi padre está trabajando y mi madre me abandonó justo después de enseñarme a leer.
Boquee sin saber que cojones decirle al pequeño que me observaba con ojos brillantes y emocionados.
—Ahora que sé que eres una lectora habitual, necesito que me recomiendes cinco libros de tu elección y que no te importen mis años de vida, ya me leí libros poco adecuados para mi edad —mis cejas se levantaron con sorpresa y me cuestioné cuales libros había leído.
Sintiéndome particularmente emocionada por influir en la cultura literaria de un niño, me moví a través de la librería con él siguiéndome.
Tomé de un tramo El retrato de Darian Gray, Le gusto a la loca, Alicia en el país de las maravillas y de paso Alicia a través del espejo y, por último, Cuentos de los hermanos Grimm.
Una vez con los libros en mis manos me di la vuelta y él trató de leer los títulos al reverso, pero no pudo.
Emocionada como una colegiada me acerqué al mostrador y los pasé uno por uno y los metí en una bolsa de papel marrón antes de tendérsela.
Él me pasó una tarjeta de color negro y no pude evitar sorprenderme.
—No son libros para niños por más que creas que Alicia en el país de las maravillas lo es. Si vuelvo a verte espero que puedas decirme que entendiste y lo que me digas dejará en claro que tanta atención prestaste y que tan sabio eres a tu corta edad.
—Me ha lanzado un reto señorita.
No pude evitar sonreír ante la forma tan formal en la que me habló.
—Lo es y antes de irte ¿me dirías tu nombre? —él asintió.
—Soy Clay ¿y usted?
—Vania.
Una vez le devolví su tarjeta y su factura me dio un asentimiento y lo vi salir de la librería con paso ligero y un poco más relajado que como cuando había entrado.
Luego de ese día vi a Clay una vez por semana para hablar de los libros que había podido leer y venderle otros. Desarrollé ciertos sentimientos por el pequeño. Apreciaba su inteligencia, su amabilidad y su buena educación, pero también sentí una enorme necesidad de protegerlo al notar que siempre estaba solo cuando iba a la librería.
Pero al final tuve que despedirme de él en una tarde lluviosa de un viernes cuando tuve que dejar el trabajo por la nueva vida que comenzaba a vivir.
Vania CoopeMis pasos eran lentos mientras me movía de un lado a otro en la habitación.Todo me daba vuelta por los nervios y aunque estaba siendo infinitamente feliz, sabía que mucha gente estaría esperando a que saliera, pero me estaba volviendo loca de los nervios.Lilian me tomó de los hombros y me hizo detenerme. Sus hermosos ojos me miraron con el ceño fruncido y luego envolvió sus anos alrededor de mi cuerpo dándome un abrazo que ciertamente necesitaba.Dos días después de que Colton se enterara de mi embarazo, tomé el auto y conduje hacia la casa de Lilian. Ambas hablamos y resolvimos nuestros problemas de la mejor forma y aunque algo se había quebrado, porque la confianza había sido traicionada, ambas estábamos trabajando en eso.Pero en un día tan importante como este cualquier problema había estado olvidado y cualquier fisura se llenaba.Porque hoy era mi boda. Hoy era el día en el que me entregaba a Colton en matrimonió. Hoy era el día en que caminaría por ese enorme pasil
Habían Pasado varios días desde que me di cuenta de mi embarazo.Las cosas con Colton habían estado bien. Él sabía que algo me sucedía, pero volvimos a la normalidad y tratamos de sobrellevar las cosas.Yo continuaba asistiendo en la universidad, encargándome de las cosas de Clay. Pero Colton me había despedido como niñera hacía varios días y realmente me agradó aquello. Ahora me encargaba de Clay como si fuera mi propio hijo y aunque las lágrimas me aparecían en el rostro continuamente al saber que tenía un hijo en mi interior eso me hacía sentir irremediablemente maternal. Y aunque siempre había cuidado a Clay ahora tenía un trato un tanto diferente con él y él lo sabía.—Vi lo que escondite en el cajón de tu habitación cuando llegamos el otro día.Hacía dos días había ido a hacerme una prueba de embarazo de sangre para estar cien por ciento segura de que estaba embarazada. La repetí dos veces en dos laboratorios diferentes y ambas resultaron positivas. La hormona HCG, hormona del e
Colton Clinton Supe que algo andaba mal desde el instante en el que subió al auto. Sus ojos estaban rojos por haber aparentemente llorado y su rostro estaba pálido y carente de emociones. Parecía unas cáscara y no la mujer llena energía que solía ser todos los días. No estaba esa sonrisa característica que me hacía vibrar cada instante y tampoco recibí ese delicioso beso que solía darme cada vez que nos reencontrábamos durante el día a día. La semana anterior la había llevado a visitar la tumba de mis padres, algo que solo habíamos hecho Clay y yo desde el día en que ambos murieron. Ni siquiera Lisina me acompañó en los aniversarios, sin embargo, había llevado a esta interesante mujer que se había ganado mucho más que mi corazón. Ahora su rostro serio se encontraba analizando cada minuciosa cosa y quería tomarla del rostro y exigirle que me dijera que le sucedía, pero esperaba encarecidamente que lo hiciera por cuenta propia y no porque se viera forzada a hacerlo. Soltando un su
Vania CooperEse día estuvimos los tres juntos, entrelazados de una forma única mientras evitábamos volver a casa y nos tomábamos nuestro tiempo juntos, restructurando lo que se cambió de lugar, moviendo cosas que ocupaban espacio innecesario, volviendo a conectarnos como lo habíamos hecho con anterioridad.Estuvimos en el parque desayunando algo que tomamos para llevar, luego fuimos a un lago para almorzar y al llegar la tarde estuvimos listos para regresar a casa, a nuestras responsabilidades y a nuestros compromisos afectivos con nosotros mismos.Y cada día que pasaba concordaba conmigo misma que esto era lo que quería para toda la vida, quería este tipo de conexión que solo se obtiene una vez en la vida.Y todo iba bien, excelente si me lo preguntaban.Pero todo se fue abajo a la semana siguiente. Al menos para mí se convirtió en un desastre cuando mi periodo no tocó a mi puerta y cuando hice cálculos, había estado retrasada por más de una semana y en un principio lo atribuí al es
Vania Cooper Supe que algo andaba mal a la mañana siguiente cuando Colton ya estaba despierto y sentado en la esquina de la cama mientras miraba el amanecer a través de las ventanas con las cortinas corridas. Me senté despacio al notar lo melancólico que parecía estar y algo en mi pecho se apretujó. —¿Colton? —llamé en un susurro. —Buenos días, cariño. Su voz sonaba espesa y algo ronca, pero no del tipo de ronques sexy que me ponía por las mañanas, sino de ese tipo en el que tienes un nudo atado a tu garganta que no puedes soltar. —¿Sucede algo? —su mirada se elevó hacia mí y asintió pausadamente. —Un día como hoy mis padres salieron de mi vida. La crudeza con la que dijo esas palabras me estremeció y casi por inercia me moví por la cama hasta posicionarme junto a él. Mis brazos lo envolvieron y lo llevé a mi pecho para que descansara sobre mí, para que de aluna forma compartiera sus penas conmigo. —Lo siento mucho, cariño —dije sincera. —Fue en un accidente de auto. Nunca
Vania Cooper Estaba de rodillas sobre la cama mientras Colton secaba su cabello. Yo había secado el mío con una toalla superficialmente sin preocuparme realmente si goteaba o no, otras partes de mí estaban goteando y él no parecía prestarle atención. Pero que me condenaran si no me gustaba estaba faceta de él. Cuando estábamos en el dormitorio él se convertía en esto, un hombre demandante que estaba consciente de cuales eran sus necesidades básicas. Sus movimientos eran calculados y todos estaban creados para hacerme caer en la más dulce de las torturas sexuales. Suspirando esperé mientras la toalla alrededor de su cintura me estorbaba la vista, pero no diría nada, al menos no todavía. —Te vez hermosa de rodillas —atinó descubriendo sus dientes en una sonrisa traviesa. Mi pecho se apretujó y la respiración se me atascó cuando dejó caer la toalla y se acercó a mí. Se subió a la cama con movimientos rápidos y me empujó por mi pecho desnudo hasta que mi espalda tocó la cama, lueg
Último capítulo