En la furgoneta, Peter apretó los puños al escuchar la transmisión a Ethan junto a Jessy. El chico es inteligente.
Les dió la ubicación de la habitación, que está en el ala norte frente a la calle y que hay ocho guardias de seguridad solo en el penthouse. Suma dos en el elevador que sube al apartamento, dos en la entrada del edificio y todo se triplica cuando es de noche porque abre el casino de la primera planta.
—Si Ethan, pudiera comunicarse con nosotros, podríamos darle una salida—dijo con un tono grave.
—No podemos irrumpir ahí sin un plan. Si el no está hablando tranquilamente es porque hay alguien más allí con ellos —intervino uno de los amigos de su padre—. Está lleno de seguridad, todos armados.
—No pienso quedarme sentado —replicó Peter, mi mujer, mi hija y ahora mi hijastro y mejor amigo están atrapados con ese maldito hombre.
—Tienes que confiar en él —añadió su padre—. Ethan sabe lo que hace.
Peter lo fulminó con la mirada, pero no dijo nada más. Su volvió atención a la r