El padre de Mónica acaba de morir quedando completamente sola en el mundo, en ese mismo funeral una mujer se presenta frente a ella y le dice que tiene que pagarle todas las deudas que su padre le dejo a ella. Mónica aún era menor de edad, así que por lástima aquella mujer decide adoptarla mientras le paga todas sus deudas. Mónica acepta, pero solo es una herramienta para cazar a hombres ricos. Y así conoció a Jemes Montgomery, el hombre con el que se casó para sacar todo su dinero y un completo idiota que la trata como basura, lo que él no sabe es que ha mantenido una relación secreta con su hermano mayor, Ezequiel Montgomery. Cuando su marido se entera del engaño, todo su mundo sé cae a sus pies.
Ler maisDurante siete años, estuve en una relación secreta con el hermano de mi marido, ya ni me recordaba cómo había ocurrido todo, solo sabía que él era el único que me trataba con gentileza, muy diferente a James, que solo me ignoraba como si fuera un mueble más en casa. Solo conocía de él su dinero, que me servía para pagar mi deuda.
Una noche, mientras bebía James con sus compañeros de trabajo en una fiesta de cóctel, yo me mantenía en una esquina bebiendo champán respondiendo mensajes a Ezequiel. Le vi acercarse a mí dando tumbos, supe en aquel momento que ya era hora de irnos. Tome mi bolso caro y antes de levantarme, tomo mi brazo con brusquedad empujándome a la salida.
—¿Qué pasa James? Porque diablos me sacas de esa manera.
—Tengo que hablar contigo —soltó apretando su quijada con fuerza, entonces entre en pánico.
—Y es necesario que me saques de tan malas formas, no soy un perro, soy tu esposa —increpe soltándome de su agarre.
—¿Realmente eres mi esposa? Me eres fiel y leal —le miré incrédula saliendo del hotel en el que estábamos.
—Ahora que se te ha metido en la cabeza, no somos la mejor pareja ni de cerca, pero creo que me he comportado en tu presencia, James. —Soltó una sonrisa macabra que removió mis entrañas.
—Ah, sí... entonces supongo que harás lo que yo te diga, sin rechistar, porque eres una esposa fiel a tu esposo.
—¿Qué quieres James?
—Llama a Ezequiel y dile que lo citaras en un lugar. —Pase saliva con dificultad intentando entender por qué tan repentina petición. Él no sabía nada, a duras penas y me prestaba atención, solo tienes que calmarte Mónica.
—P-porque de repente quieres que yo cite a tu hermano, ¿estás loco? Casi ni hablamos. —Soltó una carcajada suelta, para tomarme con fuerza del cuello. Llamando la atención de los transeúntes.
—No me veas la cara de estúpido, Mónica. Sé perfectamente la relación que tenéis, ¿O qué creías? ¿Qué las personas de mi entorno no me hablarían de lo extraño de su relación? — Palidecí al instante al escuchar esas palabras y entonces soltó. —Ahora me entiendes, o te seguirás haciendo la estúpida.
—James no es lo que crees... no sé lo que te contaron, pero... —sin dejarme terminar, me agarro de la nuca arrastrándome hasta el auto.
—¡James, suéltame, no hagas esto en público! —me empujo hacia el asiento, provocando que aterrizara con brusquedad. Se sentó a mi lado, e intentando calmar los ánimos, solté.
—S-solo somos amigos, no ha pasado nada...
—Me importa una m****a lo que haga una estafadora —mi garganta sé cerro mirándolo con incredulidad. Me sonrió con autosuficiencia.
—De... donde… has... has... sacado eso.
—Era cuestión de tiempo para que lo supiera Mónica, y más sabiendo de lo que me he enterado. Quería algo para hacerte daño, y me enteré de que toda la familia de mi esposa son unos estafadores profesionales. Podría ahora mismo avisar a la policía y meterte a la cárcel, pero quiero algo mejor... la cabeza de mi hermano.
—A que te...
—Extorsión, coacción... lo que te parezca más adecuado. —Negué con una sonrisa nerviosa.
—Jemes no estás pensando con claridad, t- tú estás muy bebido, estás nervioso. Vamos a casa y piensa las cosas bien, es arruinarte la vida.
—¿Qué va a saber una estafadora de lo que está bien o mal? —lo mire nerviosa, respirando con rapidez.
—Te ayudaré, pero debes prometerme que no le harás daño. Puedo inducirlo a que te firme cualquier tontería, pero no te voy a ayudar a hacerle daño.
—¿Tanto te ha gustado revolcarte con él?
—Hazme daño todo lo que quieras, pero no le haré daño a Ezequiel.
—Dependiendo de que también hagas tu trabajo, prevalecerá su vida fuera de las rejas. —El auto se detuvo y Jemes abrió la puerta estirando su mano hacia mí.
—Vamos, esposa mía, que empiece la fiesta.
♥
Unos meses antes.
—Mamá, papá, ella es Mónica, mi novia —hice un pequeño asentimiento con mi cabeza saludándoles con timidez.
—Mucho gusto, señores Montgomery, es un placer por fin conocerlos.
—Así que eres la famosa Mónica, la mujer que robo el corazón de mi pequeño —sonreí levemente mirando la mansión de reojo, el lujo desbordaba en cada pared tapizada y escultura de mármol. Después de los saludos nos dirigimos hacia la mesa para la mesa.
Los Montgomery eran dueños de muchas propiedades y condominios en todo el condado de Orange. Daisy Montgomery, la matriarca de la familia, y la madre de James, es una mujer decidida y elegante, siempre es la cara de su familia procurando tapar cualquier escándalo que involucre su familia, una leona cuidando a sus crías. Si me tenía que cuidar de alguien era de esa mujer.
—Entonces, Mónica, cuéntanos, ¿a qué se dedican tus padres? — soltó Daisy con una sonrisa dulce, pero claramente me estaba interrogando. Alce mi mirada y James increpo con rapidez.
—¿Es en serio, mamá? Ya quieres empezar con tus interrogatorios.
—No exageres James, son preguntas de lo más normal. Esto no pasaría si no hubieras escondido a esta chica por tanto tiempo, pensaba que era una delincuente tatuada y vulgar por tu insistencia en esconderla.
—No se preocupe, señora Montgomery, entiendo lo que es una madre preocupada por sus hijos, pero mis padres murieron hace mucho tiempo —dije con fingida incomodidad, todos se quedaron pasmados en un silencio perpetuo.
—Vives sola...
—Creo que ya fue suficiente Daisy, es irrespetuoso avasallar a esta chica con tantas preguntas. ¿Dónde está Ezequiel? —increpo molesto Claus, él matriarca. Un hombre callado, pero muy inteligente, no por nada había amansado tal cantidad de dinero.
—Ezequiel... Ya sabes cómo ese muchacho, vive en otro mundo. —¿Ese era el hermano menor? No había investigado nada de él, no lo creía tan importante para el plan. Así que, aquel día, no espere que nuestra historia empezaría en ese mismo insistente.
—¿Cómo se supone que soy madre? —dijo una voz entrando al salón, paso por detrás de mi silla y cuando gire mi mirada nuestros ojos se encontraron, mi corazón dio un tumbo. Tenía la frialdad de la mirada de su padre, pero había algo en él que era diferente, se veía más relajado, menos estirado.
—Por dios, Ezequiel, no comas con las manos, tenemos visitas —le increpo Daisy dándole un golpe en la mano. Volvió de nuevo a mirarme y soltó con burla.
—¿Para bien o para mal? —dijo con tono sarcástico —¿Quién dijiste que era?
—A qué te refieres imbécil, es mi novia. —le increpo James, claramente irritado por la presencia de su hermano, no pensé que tuvieran tan mala relación. Él sonrió, me miro y dijo.
—Por desgracia eres su novia, lo siento mucho por ti... Un consejo, aléjate de esta familia de locos. Te terminarán matándote. —Tomo una hogaza de pan de la mesa y se levantó para irse.
—¡Ezequiel! Vuelve a la mesa ahora mismo, y pídele perdón a tu hermano. —Alzo su mano despidiéndose en la lejanía, dejándome un sentimiento de incertidumbre y curiosidad que nunca pude sacar desde que le conocía aquel día.
Al salir del hospital el rostro de aquella chica no salía de mi mente alce mi mirada y el auto de Ezequiel aún estaba estacionado, me acerque pensado que ya se había ido, cuando me miro hizo una señal con su cabeza para que entrara, en silencio sin decir nada camine hasta la puerta para entrar al auto. En silencio arranco el auto.—No fui hacerle daño si es lo que estás pensando, solo quería saber si estaba bien, es una buena chica —dije después de un largo rato de silencio nos acompañó.—¿Qué le contaste? —me giré para mirarle conducir con expresión seria en su semblante.—No fue importante… solo me pregunto por mi vida.—Me dijo que te diera la oportunidad de escuchar tu historia, bien… habla, te daré la oportunidad que no pudiste hallar a decirme nunca. —Mi estómago se revolvió, ¿oportunidad? No sabía si realmente podía hacer eso. Ya me había resignado hacer ante sus ojos lo que realmente era… su enemiga, la persona a la que debía cuidarse.—Ezequiel… haces bien en no creerme, ya e
—Te fui a visitar al hospital, pero no me atreví a ver lo que te había hecho… pero da igual ya es demasiado tarde. —Ezequiel me miro en silencio y con una expresión de decepción me dio la espalda para dirigirse al hospital, respiré hondo y le seguí rezagada pensado que debí callarme la boca. Al entrar apurado hacia la recepcionista, pregunto con rapidez.—¿Soy el cuidador de la señorita Katya, como está su estado?—Es el señor Ezequiel, ¿Verdad? La señorita Katya entro a emergencias en paro cardiorrespiratorio, ella fue quien llamo. Ahora mismo la han podido estabilizar, pero su estado no es muy favorable con su enfermedad actual.—pero ¿estaba bien? ¿Es por su tratamiento? ¡Necesito verla!—Señor Ezequiel, necesito que se calme, le dejaremos verla cuando despierte, pero por ahora le pido a usted y su pareja que esperen al llamado del médico. —Nos miramos confusos y sin decir nada nos sentamos en recepción. Miré a Ezequiel nervioso sentado a mi lado y dije.—Es una chica muy fuerte, d
Cuando me levanté de la mesa después de unas horas con la mirada perdida, decidí que ya era hora de irme, nada había cambiado después de esta conversación, sino cambio cuando era una niña con un padre alcohólico y ausente no iba a empezar ahora. De repente el celular empezó a sonarme y el nombre de Antuan apareció en mi pantalla con un deje de emoción conteste, pero una música muy fuerte lleno mis oídos.—¡Hola, Antuan! ¿Me escuchas? —por si no me escuchaba, poco a poco la música fue disminuyendo y la voz de Antuan se escuche.—Sí, sí, sí, te escucho, ¿qué quieres? Tengo mi teléfono viejo con el buzón lleno de tus mensajes.—Estaba preocupada, Ezequiel te saco de la empresa, quito todos tus anuncios redes, fue muy cruel… te dio la espalda, a él no le importa ni siquiera que trabajaras para él, dice ser lo que jura destruir. Y es solo un hipócrita — increpé aún dolida con la decisión de fría y cruel, yo podía ser una villana… pero entonces que era él.—No sé qué te haya dicho Ezequiel…
La tasa de mi café se había terminado y con ella mi historia, juguete con el residual del fondo de mi tasa mientras esperaba algo, que me insultara, que me mirara con disgusto, solo quería que dijera algo, pero en silencio pago la cuenta y antes de irse dijo.—¿Qué harás con tu vida…?—¿A qué te refieres?—Está claro que repudias tu situación, piensas cambiarla.—Pienso liberarme, a toda costa…—¿Cuándo? Y cuanto piensas perder por lograrlo.—¿Perder? Yo ya no tengo nada que perder.—Ezequiel… has pensado en él. ¿Por qué no le cuentas tu historia…? Si no lo haces lo perderás.—Hace mucho tiempo que le perdí, él solo me ve tal y como soy ante sus ojos… la villa de su historia —Guarde silencio, no le había contado qué pensaba robar aquella habitación de la misión de Ezequiel… no tenía cara para mirarla y contarle el delito que planeaba hacer para liberarme por fin de esta gente.—Dime una cosa Mónica… nunca amaste a Ezequiel —la miré en silencio, y no pude aguantarle la mirada.—Porque
—Voy a morir —me quede impactada y con una sonrisa amarga se quedó mirando las vistas, en silencio el viento acaricio su cabello, aparto su cabello de su rostro, y al mirarme de nuevo la sorpresa surco su semblante.—Ay, disculpa… debió conmocionarte lo que acabo de decir. Ya lo tengo tan asumido, que lo suelto sin querer.—No entiendo… por qué me dices esto —soltó un suspiro con fuerza y indiqué.—Porque no estaré para Ezequiel cuando me necesite, soy la única amiga a la que confía y me queda poco tiempo Mónica.—Lo siento mucho, eres muy joven —dije con la mirada en mis manos, entonces soltó una risa tímida.—Él dijo lo mismo cuando se lo conté…, y entonces dijo que me ayudaría a vivir mis últimos días dignamente. Ha pagado mis estudios, viajes, ropa… me lo ha dado todo. Creo que por eso todo el mundo piensa que somos novios. —aparte la mirada entendiendo que aquello último era para mí. Sabía a donde quería llevar la conversación, así que me levante y solté.—Mira, lo siento, es una
Ezequiel.Me tenía que sentir mal por una mujer que jugo ser alguien que no era, a veces me preguntaba si la mujer que una vez me compartió sus historias era real, realmente me enamore de una mentira…. Porque si, me había enamorado de Mónica y seguía doliendo su traición como aquel maldito día. Caminé con desgana por los pasillos de la mansión y entonces vi a Mónica, fruncí el ceño, al ver que tomaba la mano de aquel chico al que le di trabajo, y se lo llevaba a un lugar más íntimo. Me escondí detrás de una columna y escuché.—¿Qué mierda estás haciendo? —le increpo Mónica apretando su brazo, el chico sonrió y con brusquedad se soltó de su agarre.—Haciendo lo que tú no haces.—Estás trayendo demasiado la atención. —Fruncí el ceño recordado que Mónica me había dicho que apenas y se conocían, entonces porque se hablaban de una manera tan cercana.—Haré lo que me dé la gana, esta mansión es un lujo que no tenemos todos los días.—Si te pillan haciendo estupideces…. No te voy a defender.
Último capítulo