Mundo ficciónIniciar sesiónAmelia Torres creía que tenía todo en la vida: un esposo amoroso, cariñoso y responsable. En camino, venía una hermosa bebé, la cual era fruto de todo el amor que se tenían, o al menos eso era lo que ella pensaba. Un día cualquiera, su vida cambió de un momento a otro; una mala decisión, una reacción indebida, una cruda verdad, un corazón roto y la pérdida de su bebé cambiaron la vida de esta mujer para siempre. Luciano D’Angelo llegó a México junto a su bebé para comenzar de nuevo, solo que ese comienzo, con el paso del tiempo, se fue distorsionando y los planes poco a poco se convirtieron en otros. El hombre que, en un principio, intentaba ser un buen padre, olvidó de a poco, fue olvidándose de la verdadera razón de seguir vivo. Hoy día, es considerado como uno de los hombres más fríos y calculadores que hay en el mundo de los negocios. Por otro lado, Almendra, a sus 4 años, se enfrentará a una dura realidad que la está marcando, pues, ella para sus compañeras de colegio es “la niña que no tiene mamá,” “la huérfana,” “la niña que no puede jugar porque no tiene mamá.” Amelia jamás podrá volver a tener hijos, ella siempre será “la estéril,” “la infértil,” “la mujer incompleta,” “la mujer que no sirve para parir.” Ella debe lidiar con las miradas y los comentarios a sus espaldas, pues un día lo tuvo todo y hoy no tiene nada. Almendra busca una mamá, Almendra no busca ser mamá, aunque un día así lo deseó… Luciano no busca una esposa, busca sobrevivir a los recuerdos del pasado, olvidando que una parte de lo que busca olvidar sigue presente y lo necesita.
Leer másAlgo que debía reconocer Luciano era que, Barbara lo conocía bastante bien. El haberse conocido y haber hecho una sociedad, le había traído muchos beneficios, no solo a él, también a ella, pero, todo eso claramente había hecho que él descuidara a su hija, para enfocarse en aquellos jugosos negocios.Barbara en los 3 años que llevaba de conocerlo, había aprendido a leer a Luciano, sabía por dónde entrar y cómo hacerlo, solo había “algo o alguien” con quien no estaba dispuesta a lidiar, ya que ese “alguien” no era de su agrado y por como escuchó, el desagrado era mutuo.Tras algunos tragos, Luciano y Barbara salieron del lugar, luego el hombre se fue a su casa a revisar todo lo relacionado con la compra de aquella importante compañía, olvidándose de todo el drama que lo rodeaba.Mientras aquello sucedía, Teresa en el hospital, finalmente veía cómo Almendra se había quedado dormida tras llorar por largo rato. La mujer estaba preocupada, pues la pequeña Almendra no había querido probar b
Luciano se sintió incómodo ante las palabras que Amelia le dijo, una parte de él quería replicar, pues ¿cómo alguien como ella podría expresarse así? No lo conocía, ¿cómo podría juzgarlo?Tras pensarlo brevemente, no dijo nada más y dejó que esa mujer se fuera, al final, él le había dejado claro que no quería que volviera a buscar a su hija.De regreso en la habitación donde estaba Almendra, la niña sollozaba, ya que ella quería que Amelia se hubiese quedado a cuidarla, pero estaba segura de que su padre la había espantado.- ¡Tranquila, mi niña! Miss Amelia tenía que ir a casa, estoy segura de que en los próximos días irá a visitarte.- Ella tiene a mis compañeritos, ella podría comenzar a quererlos más que a mí. -dijo Almendra bajando su labio y comenzando a llorar.Luciano al escuchar aquellas palabras, no podía entender por qué su hija se aferraba a una mujer que, honestamente, se le hacía bastante común.- ¡Almendra! ¡Deja ya de llorar y mejor descansa! -dijo el hombre llamando l
Al salir del lugar, Amelia tomó el metro para llegar a casa, le quedaba claro que esta era la última vez que había visto a aquella dulce niña.Durante todo el camino, no paraba de pensar en el pasado, en su hija y su condición actual. Ella daría todo por poder ser madre, pero la vida la había castigado negándole aquella posibilidad.La mujer no podía creer que aquel hombre frío fuese padre de una niña tan dulce como lo era Almendra, aunque ahora entendía por qué Almendra buscaba tanto una imagen materna.Al llegar a casa, se topó con Daniela, su mejor amiga, quienes se conocían desde niñas. Aquella mujer, se encontraba angustiada, pues ya era hora de que su amiga estuviera en casa y, conociendo a su exmarido, se imaginaba lo peor, incluso, ya había pensado que, si no llegaba en menos de una hora, iría a poner una denuncia.- ¡AMELIA! ¡YA ME HABÍAS PREOCUPADO! ¡DIOS, MUJER! Creía que te habías topado al idiota de Edgar, te estuve marcando, ya no sabía qué más hacer… -dijo Daniela con l
Amelia estaba por abordar el metro para ir a casa, pero, Almendra no salía de su mente, por lo que, tras pensar un rato, decidió llamar a Paloma Pellegrini para saber sobre su alumna.- ¡Miss Torres!- Di… Disculpe el atrevimiento, pero, supe que Almendrita está en el hospital, ¿está todo bien? -preguntó la mujer preocupada.Paloma conocía a miss Torres y sabía que, Almendra mantenía una buena relación con ella, al grado de que esta, la defendió a sabiendas de que podría tener repercusiones.- Le están haciendo estudios, amaneció con hemorragia nasal y Tere no pudo detenerla, por eso la trajo a urgencias.- ¡Ya veo! Esas hemorragias, han ocurrido también en la escuela.- ¡Lo sé! Por eso estamos a la espera de los resultados.- Disculpe, ¿cree que podría ir a visitarla?- ¡Claro, miss Torres! A ella le va a gustar mucho verla. -dijo Paloma sin pensar.- Dígame en qué hospital está y voy ahora mismo.Mientras esa conversación de daba, en el consultorio del doctor Santiesteban, Luciano a
Capítulo 4: No te tengo muy buenas noticiasAmelia Torres había salido de casa sabiendo que hoy no sería un día fácil, pues ayer, con todo lo ocurrido, el director no había tenido tiempo de hablar con ella, pero hoy, hoy le había pedido presentarse en su oficina tan pronto llegase al colegio.Aquella joven mujer no auguraba un buen día, ya estaba acostumbrada, ya que desde que se había separado de su marido, la vida no había sido nada fácil, incluso, se sorprendió al recordar que este, era el trabajo en el que más había durado en los últimos 3 años.- Miss Torres… -dijo la asistente del director al verla ahí. – El director me pidió decirle que pase a recursos humanos por su cheque.- ¿Cómo? ¿Qué quieren decir con ello? -dijo la joven mujer tratando de tener una explicación.- ¡Discúlpame, Amelia! Pero no sabes lo que se armó aquí, hace unos minutos, el padre de la niña D’Angelo vino y, las cosas se salieron de control… El hombre estaba hecho una fiera, él llegó y pidió cortar cabezas,
Paloma observaba al hombre que iba a su lado y le quedaba claro que, la muerte de su esposa lo había cambiado y no precisamente para bien. Ella no quería reconocerlo, pero en más de una ocasión, se había percatado de que se mostraba arrogante, frío y calculador, tal como era en el pasado.- Luciano, ¿qué piensas hacer? -preguntó Paloma con duda.Luciano no respondió al instante, pero, tras unos minutos, volteó a verla y dijo:- Lo que deba hacer, no es asunto tuyo…- Sé que estás molesto, pero no tienes por qué hablarme de esta manera.- Yo no fui quien insistió en venir, ¿o sí?- Creo que podemos buscar una solución, sé que debe haber una buena explicación a lo que sucedió ayer. Aldo pensaba hablar con el director cuando las cosas se hubiesen calmado.- ¿Explicación dices? Mi hija no merece ser tratada como si fuese una delincuente… Lo menos que haré será sacarla de este lugar y, ¿te digo algo? Deben ofrecerme una disculpa pública, de lo contrario, créeme, Paloma, cerraré el maldito





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