Un amor por contrato – Sinopsis Luciana Rivas ha pasado los últimos cinco años sobreviviendo en la jungla corporativa como asistente personal del hombre más insoportable de la ciudad: Dylan Richard. Exigente, arrogante y encantadoramente peligroso, él representa todo lo que Luciana prometió evitar. Pero cuando una propuesta inesperada irrumpe en su rutina, todo cambia.Dylan necesita una prometida... de mentira.Y Luciana, sin saberlo, es su candidata perfecta.A cambio de un simple compromiso falso y tres meses de actuación frente a la élite empresarial, ella podría alcanzar su verdadero sueño: estudiar leyes. Solo hay una regla: nada de sentimientos, nada de confusión... y nada de enamorarse.Pero en medio de cenas elegantes, miradas que dicen más que las palabras y una convivencia forzada, las líneas entre el contrato y la realidad empiezan a desdibujarse.¿Podrá Luciana salir ilesa del juego del hombre que jura no saber amar?¿O será este "acuerdo profesional" el comienzo del romance más inesperado de su vida?
Leer másDesde el pasillo, detrás de una columna, Luciana observaba.No sabía muy bien por qué, pero había querido verlo.Quiso asegurarse de que recibiera su pequeño obsequio, y más aún, de que entendiera lo que significaba.Cuando vio a Dylan detenerse frente a su escritorio, fruncir el ceño y tomar el paquete, contuvo la respiración.Él abrió el regalo con esos movimientos medidos y elegantes que a veces le sacaban de quicio.Pero entonces ocurrió algo que no esperaba:Dylan sonrió.Una sonrisa pequeña, casi fugaz, como si quisiera ocultarla de sí mismo.Luciana sintió un nudo en el estómago.No por el gesto en sí, sino por lo que revelaba.Por un instante, Dylan Richard fue el tiburón de los negocios, ni el cínico experto en sarcasmo.Fue simplemente un hombre...Un hombre que había estado solo demasiado tiempo.Se apartó del pasillo antes de que él pudiera descubrirla, llevándose una mano al pecho.No debía pensar demasiado en eso.No debía permitirlo.Pero la imagen de su sonrisa ya se h
Luciana apretó su bolso contra el pecho mientras avanzaba hacia la entrada de su edificio, sintiendo la mirada de Scott clavada en ella como una daga.Cuando estuvo a unos pasos, él se adelantó y la interceptó, cortándole el paso.—Así que es cierto —escupió, con los ojos encendidos de furia—. Estás con él.Luciana tragó saliva, sosteniéndole la mirada, aunque por dentro todo le temblaba.—No tienes derecho a reclamarme nada, Scott —le soltó, la voz baja pero firme—. Tú tienes una amante.Decías que no podías venir a verme, que estabas ocupado... y ya estabas con otra mujer.—Su voz se quebró apenas, pero apretó los puños y se obligó a seguir—. Mientras yo aquí, haciendo el papel de idiota, esperándote.Scott soltó una risa amarga, una carcajada vacía.—¿Esperándome? ¿Así? ¿En los brazos de tu jefe?¿No eras tú la que decía que él era un idiota mujeriego, un engreído que no sabías qué veían las mujeres en él? —se acercó, invadiendo su espacio personal—. Y mírate ahora...Ya no te reco
POV Narrador omniscienteLa estrategia que Dylan y Luciana habían diseñado era clara: construir la imagen de una pareja sólida frente a la opinión pública requería de constancia y exposición.Así que armaron una agenda detallada que incluía almuerzos, reuniones y eventos donde ambos debían aparecer juntos, proyectando complicidad, naturalidad y, sobre todo, credibilidad.Dentro de esa agenda, el evento de beneficencia organizado por una de las familias más influyentes de la ciudad ocupaba un lugar crucial.Una aparición impecable esa noche consolidaría la historia que ambos estaban vendiendo.Cuando el día llegó, ambos estaban listos.O, al menos, eso querían creer.***Luciana descendió del auto como si flotara, envuelta en un vestido de seda negra que abrazaba su figura con una elegancia que quitaba el aliento. El cabello recogido en un moño bajo, algunos mechones sueltos rozando su cuello, y unos pendientes discretos que destellaban cada vez que giraba la cabeza.Dylan, que la espe
POV Narrador omniscienteDías después, ambos seguían con sus rutinas de mostrarse juntos en diferentes eventos y almuerzos o reuniones, donde querían afirmar su relación frente a los ojos de todos.La prensa al enterarse de que uno de los herederos más codiciado de la ciudad estaba en una relación comenzaron a seguirlos y al salir de una reunión de negocios que justo se había dado lugar en un fijo restaurante, los reporteros lograron captarlo justo cuando se dirigían a su auto.Luciana entrecerró los ojos en cuanto el primer destello de un flash impactó en su rostro.—Genial... —murmuró por lo bajo, mientras Dylan, mucho más acostumbrado a ese tipo de situaciones, la rodeaba con un brazo, guiándola hacia el auto.—Son solo moscas —susurró él en su oído, manteniendo la sonrisa perfecta de "prometido orgulloso" que requería el momento—. No los mires. No hables. Yo me encargo.Luciana asintió, demasiado aturdida para discutir.—¡Señor Richard! ¿Es cierto que está comprometido?—¡¿Quién e
POV Narrador omniscienteEl portazo del auto fue casi terapéutico.Luciana se dejó caer contra el asiento del acompañante con un suspiro largo, mientras Dylan rodeaba el auto para sentarse tras el volante.—¿Sobreviviste? —preguntó él, divertido, mientras arrancaba.Luciana le dirigió una mirada que decía todo lo que pensaba y más.—Tu madre... es un tiburón vestido de Chanel.—Eso fue un elogio viniendo de ella —rió Dylan.Luciana resopló.—No es gracioso. Hizo preguntas que no supe responder. Si vamos a seguir con esta farsa, necesitamos una historia mucho más sólida.Dylan alzó una ceja, mirándola de reojo.—¿Una historia, eh? ¿Así de comprometida estás con nuestro... noviazgo?—¡No se trata de eso! —saltó ella, cruzándose de brazos—. Se trata de que tu madre claramente no se va a quedar tranquila. Y en cuanto pueda, te va a hacer interrogatorio nivel CIA sobre mí.—¿Y? —preguntó Dylan, sonriendo como si disfrutara de su angustia—. Podemos improvisar. Somos inteligentes.Luciana lo
POV Narrador omniscienteLuciana intentaba concentrarse en su monitor, escribiendo el reporte que debía entregar antes del mediodía, pero era imposible.Sentía la mirada de Dylan sobre ella.No directamente, claro, sino esas miradas de reojo que la hacían sentir como si le quemaran la piel.Cada vez que levantaba la cabeza, él estaba allí, apoyado contra el marco de la puerta de su oficina, con una media sonrisa dibujada en los labios y los brazos cruzados.Parecía disfrutar viéndola debatirse entre el deber y la incomodidad.—¿Necesita algo, señor Richard? —preguntó, alzando apenas la voz para que los otros asistentes escucharan.Dylan fingió pensar unos segundos.—Nada, por ahora —respondió, ladeando la cabeza de manera provocativa—. Solo disfruto la vista.Varias cabezas se giraron curiosas.Luciana apretó los puños sobre su escritorio, contando mentalmente hasta diez.No podía permitirse explotar.No delante de todos.Justo cuando pensaba en inventar alguna excusa para escapar de
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