Después de diez años Luke Ferrari se encuentra de nuevo con Valentina Almeida, la chica que se vio obligado a dejar sin explicaciones cuando se regresó a su país. Verla de nuevo no solo avivó los recuerdos y sentimientos de Luke, sino que también realizó un gran descubrimiento, tenía un hijo del cuál nunca supo nada y no estaba dispuesto a renunciar a él, aunque tuviera que casarse para tenerlo a su lado. Valentina, por su parte, no esperaba volver a verlo y menos cuando la dejó sin darle ninguna explicación y mintiéndole sobre su verdadera identidad, pero no estaba dispuesta a dejar que alejara a su hijo de ella, no importaba si para conservarlo tenía que terminar casándose con ese mentiroso.
Leer másEl hombre se despertó antes del amanecer, tomó su teléfono y vio más de veinte llamadas pérdidas de su familia y como si fuera poco vio el mensaje que le había llegado.
“Debes venir urgente, llama en cuanto puedas”.—Valentina —llamó, pero ella solo se giró en la cama, por un segundo lo pensó y decidió dejarla en paz—, lo mejor es dejarla seguir durmiendo, seguramente está agotada.Le dio un beso en la frente y se levantó como si hubiera sido impulsado por un resorte, vio a Valentina dormir tan plácidamente que no quiso molestarla, se vistió con rapidez y no quiso dejar una nota, después la llamaría, salió de prisa, sin mirar atrás, necesitaba estar en ese momento con su familia.Un par de hora después, Valentina se despertó con el alba, una luz dorada inundó la habitación. Había tenido intenciones de levantarse temprano, pero se quedó dormida en la cómoda cama mucho más confortable que la suya.Se incorporó a toda prisa, necesitaba comenzar su jornada laboral, se giró con la alegría de encontrarse con Giovanni, pero cuando vio solo estaba una cama vacía, por segundos se sintió angustiada. Se levantó a toda prisa y sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo, su corazón latía con fuerza, se dio la vuelta a un lado para ver si estaba allí Giovani, pero no estaba. Un vacío inmenso se abrió en su pecho.Sin decir palabra, comenzó a buscarlo por toda la suite del hotel donde habían pasado la noche, porque no quiso ir al hotel donde él se estaba hospedando porque era mismo lugar donde ella trabajaba y no quería que esa situación le causara problemas.Lo buscó por todos lados, luego salió a los pasillos y recorrió todos los rincones hasta que llegó al vestíbulo. Y no encontró nada, ni una nota, es como si hubiera sido un fantasma y hubiera desaparecido.Regresó a la habitación, recogió su cartera y salió de allí sintiendo el alma pender de un hilo, se despidió de la recepcionista, caminaba por inercia, se sentía mal porque ella había sospechado que había algo que le estaba ocultando Giovani, pero no le hizo caso a su sexto sentido, y allí estaba, después de haber estado con él la había tirado al cesto de la basur4, no tuvo ninguna importancia para él.Quien creyó el hombre perfecto se había burlado de ella, no pudo evitar el caudal de lágrimas que vinieron a sus ojos, debió detener sus pasos porque el dolor era punzante. No pudo evitar recordar esa noche inolvidable. Se sentía triste y perdida sin él. Se preguntó una y otra vez por qué no la había esperado.—¿Por qué se fue así? ¿Por qué me dejó y ni siquiera me avisó? ¿Tan insignificante soy para él? —se dijo en voz alta.Aunque se sentía profundamente herida, debía hacer de tripas corazones y tenía que regresar a su trabajo, miró el reloj y como se le estaba haciendo tarde tomó un taxi.En diez minutos llegó al hotel, había llegado en el momento exacto, pero apenas entró un guardia de seguridad, la detuvo.—Señorita Almeida, por instrucciones del gerente, debe pasar primero por la oficina de Recursos Humanos.—Señor, si me voy primero a la oficina de Recursos Humanos, no podré limpiar las habitaciones antes de que lleguen los huéspedes.—¿Acaso se está negando a cumplir una orden del jefe? —ella negó con la cabeza.—No para nada, ya voy para allá —dijo un poco nerviosa, pero antes de poder salir hacia Recursos Humanos apareció el gerente.—No es necesario que vaya —manifestó el hombre.—Ah, entonces puedo irme a limpiar las habitaciones.—Creo que no me está entendiendo Señorita Almeida, ya no debe ir a Recursos Humanos, porque ya estoy yo aquí para darle el recado yo mismo. ¡Está despedida!Valentina se quedó viendo al hombre como si le hubieran salido dos cabezas, no podía creer lo que le estaba diciendo, incluso se negó a aceptarlo.—¿Estás bromeando?—Tengo cara de hacerlo —dijo con seriedad.—¿Por qué? Nunca he llegado tarde, siempre llego antes de la hora, trabajo horas extra si el hotel lo necesita, soy buena empleada —hizo una pausa y suspiró con pesar—. Cumplo las reglas —expresó a punto de ponerse a llorar como una niña.—No cumple las reglas.—Jamás he faltado a ellas.—No mienta señorita, usted quebrantó las reglas de este prestigioso hotel cuando inició una relación con un huésped —ella abrió la boca sorprendida y la volvió a cerrar al escucharlo decir—. Y no trate de negarlo, porque una de sus compañeras la vio. Así que haga el favor, recoja sus cosas y salga inmediatamente de este hotel.Valentina por un momento se quedó de piedra, sintiendo que el mundo le caía sobre su cabeza, sabía de la regla, y Giovani era uno de los huéspedes del hotel, y ella había sido advertida de las consecuencias de entablar una relación con un cliente. Pero se había enamorado de él y no pudo resistirse.Ella creía saber lo que era el amor. Ella creía saber lo que significaba el amor, que era algo hermoso, algo que podía durar para siempre. Pero cuando llegó la mañana y se dio cuenta de que se había ido sin decirle nada, supo que había sido una tonta ilusa al pensar que su amor podía ser algo real. Pero eso no hacía que el dolor fuera menos agudo.Con expresión severa e inflexible la miró el gerente, era notorio el sentimiento de decepción en los ojos. Valentina se miró las manos, con la mente llena de remordimientos. Había sido una insensata y ahora debía atenerse a las consecuencias.—Yo lo siento… por favor no me eche, le juro que no volverá a pasar —dijo en tono quebrado.—Por supuesto que no volverá a pasar porque no le daré otra oportunidad de intentarlo. ¡Váyase antes de que la haga sacar con seguridad!—Por favor, tenga piedad, mi familia necesita el dinero, mi padre está en Colombia enfermo, mi madre y mis hermanos solo cuentan conmigo —pronunció en tono suplicante.—Eso lo hubiera pensado antes de enredarse con un huésped —y como si no fuera suficiente que la estaba despidiendo en pleno pasillo, comenzó a gritar para ponerla de mal ejemplo—. ¡Vengan todos! Quiero que vean cuáles son las consecuencias de enredarse con un huésped, quedarse sin trabajo.El corazón de Valentina se hundió y empezó a llorar, por la humillación, porque ese era su medio de vida. Había sido tan descuidada y ahora se iba a quedar sin trabajo y sin futuro. Suplicó a El Gerente que recapacitara, que le diera otra oportunidad.—No puede hacerme esto… yo necesito el trabajo —habló sin poder controlar su desesperación—. Es injusto lo que trata de hacer conmigo.—¿Es injusto? ¿Acaso es mentira que tiene una relación con el señor Giovani Estrada? —inquirió el hombre y ella se quedó en silencio—. Es como lo pensé.—Ya es demasiado tarde, salga de aquí —como la vio que no hacía amago de salir, llamó a seguridad— ¡Échenla de aquí y no la vuelvan a dejar entrar!Los dos hombres llegaron, la tomaron cada uno de un lado y comenzaron a sacarla, por más súplicas que dio, nadie le tuvo compasión, se sintió con el corazón encogido, sentía un peso insoportable en el pecho. Pudo sentir los ojos del personal y de visitantes del hotel clavados en ella mientras la llevaban arrastrada, quiso liberarse para irse con sus propios pies, pero no se lo permitieron, hasta que finalmente la lanzaron en la acera del frente como si fuera un desperdicio sin ninguna consideración, mientras ella no dejaba de llorar y eso que lo peor aún no había pasado.Siete meses despuésHabían pasado siete meses desde que Roxy le informó a Paolo que iba a ser padre, y cinco desde que le dijeron que serían padres de gemelos. Durante todo este tiempo, la pareja había estado planeando y preparándose para la llegada de los bebés. Habían elegido nombres para ambos sexos y habían comprado todo lo necesario para el cuidado de los recién nacidos.Roxy tuvo un embarazo feliz, ni siquiera sintió síntomas, en su lugar los tuvo Paolo quien no dejaba de vomitar constantemente, mientras a ella solo le daba por comer, como eran gemelos, tuvo que ser internada en el hospital para dar a luz unas semanas antes del tiempo, aunque el médico le dijo que eso era normal en los casos de embarazos múltiples.La pareja, aunque estaban ansiosos, se aferraron a la esperanza de que esta vez todo saliera bien, a Roxy la internaron un día antes porque al día siguiente en la mañana le practicarían la cesárea.El día del parto llegó y Roxy fue llevada a la sala de operaciones. Pao
Tres años después—Roxy Ferrari —escuchó la chica su nombre y sus manos comenzaron a sudar, giró hacia atrás y allí vio a su esposo parándose para ovacionarla feliz, ella no pudo evitar emitir una sonrisa de alegría.Caminó con seguridad hacia la tarima del auditorio de la universidad, donde le entregarían el título. El sonido de los aplausos que salían de la multitud la llenaban de orgullo. La familia Ferrari, su familia por afinidad estaban allí un grupo, porque quienes no pudieron entrar estaban a fuera observando el acto de grado en un par de pantallas gigantes, y es que ellos eran así, todo lo hacían a lo grande y en ese momento estaban allí para testificar ese logro, definitivamente esta familia nunca dejaba de sorprenderla.Estaban apoyándola, alegres, celebrando con ella para verla recibir con honores su título como técnico en arte, mención pintura, con el mejor promedio de la universidad.Roxy miró una vez más a su alrededor, observando a la multitud, sin poder contener las
Paolo la desnudó lentamente, dejando que la ropa cayera al suelo, y él siguió su ejemplo. Con sumo cuidado, la metió en la bañera y abrió el grifo de la tina. Empezó a humedecer los contornos de su cuerpo con el agua caliente, usando para ello las yemas de los dedos, sin dejar de mirarla con devoción.—Eres hermosa mi Roxy, no dejo de observarte, de amarte, de venerarte, eres como una deidad, a quien adoro de manera ferviente —pronunció con voz ronca, mientras Roxy, a pesar de estar en la bañera, sentía una llamarada que recorría su interior.El aroma a rosas del agua humedecida llenaba el aire y la visión de su cuerpo le cautivaba. La tocó con ternura, recorriendo los momentos en que el agua tocaba su piel.Sus dedos dibujaron círculos alrededor de su ombligo y siguieron los contornos de su cuerpo con suaves caricias.Su respiración se hizo más lenta y relajada, y su piel empezó a brillar. Observó cómo subía y bajaba el pecho con la respiración, embelesado por la belleza de su cuerpo.
Roxy y Paolo estaban agotados después de haber pasado las últimas horas buscando desesperadamente a su hijo desaparecido. Habían estado estresados, nerviosos, angustiados, el miedo de no encontrarlo los había afectado mucho emocionalmente, pero ahora ya tenían a su bebé en brazos.Solo esperaban llegar a descansar a la casa, pero sus planes se fueron al traste, cuando llegaron a la casa y estaban un montón de autos.—¿Hay una fiesta aquí? —interrogó Roxy sorprendida.—¡Wow! Creo que los Ferrari han venido a darnos su apoyo emocional —dijo Paolo, sorprendido.—Y cómo ya encontramos a Renzo, esto se convertirá en una gran fiesta —declaró la chica conteniendo una sonrisa de burla al ver que los planes de su esposo se iban al traste.—Sí, seguramente hasta el amanecer.—Hasta que el cuerpo aguante —señaló Roxy.Se bajaron del auto, y mientras caminaban hacia el interior de la casa fueron recibidos por una multitud de familiares que habían venido a mostrar su apoyo. La familia Ferrari al c
Paolo y Roxy se dirigieron al complejo de apartamentos donde le habían dicho que vivía la mujer que habían visto el día anterior, estaban demasiado angustiados, las últimas horas había sido un infierno para ellos y mientras más tiempo pasaba se preocupaban de que no pudieran encontrarlo. Luego de pensarlo una y otra vez y de acuerdo a los testimonios de la gente, era bastante probable que hubiera sido esa mujer quien se llevó a Renzo, creyendo que se trataba del bebé que había perdido junto con su esposo en el trágico accidente.Cuando llegaron al lugar, pidieron información sobre la mujer y le indicaron el edificio y apartamento donde vivía, Paolo y Roxy se miraron el uno al otro con nerviosismo. No sabían qué les esperaba, pero estaban decididos a encontrar a su hijo y recuperarlo. Caminaron hacia la puerta del apartamento y en ese momento escucharon el llanto del bebé, los dos se miraron con una mezcla de alivio, aunque también de preocupación por todo lo que eso pudiera implicar
Paolo sintió que su mundo se derrumbaba. No podía creer lo que acababa de escuchar, no pudo evitar un escalofrío recorrer su espalda ante las palabras de Roxy. Su mente se nubló y no supo qué decir durante varios segundos.Finalmente, logró articular algunas palabras: “¡¡¡¿Qué? ¿Cómo que se lo llevaron?”, preguntó con incredulidad “¿Quién se lo llevó?”—No lo sé —respondió Roxy sollozando—. Lo dejé en la cuna mientras iba a poner la ropa en la lavadora, y cuando regresé ya no estaba. Lo he buscado por todas partes, pero no lo encontré.Paolo se sintió impotente ante la situación. No podía creer que algo así estuviera sucediendo. Trató de mantener la calma para no alarmar más a Roxy.“Tranquila, amor. Vamos a encontrarlo. Ya salgo para allá”.Roxy colgó el teléfono y comenzó a caminar de un lado a otro por completo desesperada, no podía creer que alguien hubiera entrado y arrebatado a su hijo.Los minutos se le hicieron eternos mientras esperaba a que llegara su esposo, y ese sentimie
Último capítulo