La Venganza se Viste de Novia

La Venganza se Viste de NoviaES

Romance
Última atualização: 2025-06-20
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Índice

Para salvar el honor y la estabilidad económica de su familia, Bianca Lira se ve obligada a tomar el lugar de su hermana fugitiva en el altar y casarse con Efraín Herrera, un multimillonario CEO. Efraín no es un esposo, es un verdugo. Consumido por el dolor de la traición, ve en Bianca el instrumento perfecto para su venganza, decidido a sanar su corazón roto a costa del sufrimiento de ella. Pero Bianca se niega a ser una víctima. Detrás de su aparente fragilidad, arde un espíritu desafiante que choca una y otra vez contra el hombre cruel que vive atrapado en su propio rencor. En medio de esta guerra de voluntades, los secretos del pasado salen a la luz y surgen las chispas de una atracción innegable y peligrosa. ¿Puede el amor florecer de las cenizas de la venganza? ¿O el dolor que sembraron solo cosechará la destrucción de ambos?

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Capítulo 1

Capítulo 1 ¿Me arrepentiré?

En la mansión de los Lira, en las afueras de la ciudad, se escuchó un grito de pánico.

—¡La señorita Claudia no está!

Quien gritaba era Rosa Torres, el ama de llaves muy querida por la familia, que sostenía un vestido de novia blanco mientras miraba, paralizada, la habitación vacía.

Todos corrieron hacia el cuarto. La abuela Lira casi se desmaya del disgusto y los empleados domésticos se apresuraron a llevarla de vuelta a su habitación. Bianca Lira se quedó pálida; recordó que, dos días antes, su hermana le había confesado que no quería casarse por un arreglo familiar. «¿Será que de verdad se fue con ese cocinero...?», no se atrevía a terminar el pensamiento.

—Señor, el carro para recoger a la novia está por llegar. ¿Qué hacemos? —preguntó Jacinto Pérez, el mayordomo de la familia. Llevaba años sirviendo a los Lira y sabía que la situación era grave. Su viejo semblante pareció arrugarse aún más.

—¡Esa Claudia! —maldijo Antonio Lira, tomando la nota de despedida que su hija había dejado y haciéndola pedazos.

Sara Lira, su elegante y dulce esposa, le tomó la mano. Aunque también estaba furiosa con Claudia, ver a su marido con las venas del cuello marcadas la preocupó.

—Antonio, no te alteres. No te hace bien. Seguro Claudia solo está confundida, ya volverá.

—¡Si vuelve, le rompo las piernas! La limusina ya casi está aquí. Los Lira y los Herrera somos familias importantes, ¿cómo se supone que le diga a los Herrera que la novia se escapó? ¿Que se cancela la boda? Sabes perfectamente que Efraín Herrera quiere mucho a nuestra Claudia. Y ahora esto… ¡esa niña! —Antonio se dejó caer en el sofá, derrotado.

—Papá, mamá, ¿y si le llamamos a la familia Herrera para ver qué hacemos? La prensa ya está llamando a esto “la boda del siglo”, tenemos que pensar en algo rápido —dijo Bianca, arrodillándose frente a su padre, con una mirada llena de angustia.

Antonio se levantó y fue a su estudio a hacer la llamada. El resto esperaba en la sala con una ansiedad que hacía que el tiempo pasara con una lentitud insoportable. Cuando regresó, su expresión era de puro espanto. Miró a Bianca, que se había acercado para ayudarlo, y sus labios temblaron antes de poder hablar.

—Efraín quiere que Bianca se case con él. Si no, retirará toda la inversión en nuestra empresa y nos llevará a la quiebra.

Todos en la habitación se quedaron helados. Los ojos de Sara se llenaron de lágrimas.

—Pero ¿por qué? Él ni siquiera ha tratado a Bianca.

—¡Efraín Herrera! —gritó Antonio, golpeando la mesa de caoba con tal fuerza que el impacto lo hizo colapsar.

Sara, desesperada, comenzó a llorar mientras llamaba al doctor Raúl Anaya. Jacinto, ordenó a otros empleados que ayudaran a recostar a Antonio en el sofá y le dieron una de sus pastillas para el corazón.

—Señora, señora, ¡llegó el carro de la familia Herrera! —anunció Luis, un joven del servicio, entrando a toda prisa.

—Dios mío, ¿qué vamos a hacer? —sollozó Sara, aferrada a la mano de su esposo. No se dio cuenta de que, a sus espaldas, su hija menor cerraba los ojos con una expresión de tristeza infinita.

—Mamá, yo me caso.

Sara se giró, incrédula. Se quedó mirándola un instante y luego la abrazó con fuerza, rompiendo en un llanto desconsolado.

—Señorita Bianca… —dijo Rosa, llorando también. «Pobre niña», pensó. «De pequeña se perdió y sus padres tardaron cuatro años en encontrarla en casa de unos campesinos que la habían comprado. Ahora que por fin tenía una vida tranquila, tenía que sustituir a su hermana en el altar».

Bianca apretó la mano de su madre y se volvió hacia Rosa.

—No estés triste —le dijo en voz baja—. Ayúdame a arreglarme. Hoy soy la novia.

Rosa se secó las lágrimas y subió las escaleras detrás de ella. Sara se mordió el labio con fuerza; por salvar a una hija, estaba sacrificando la felicidad de la otra. Pero, en ese momento, no había otra opción.

Cuando Bianca bajó las escaleras, todos en la habitación contuvieron el aliento. El vestido de novia ceñía su esbelta figura, su cabello oscuro enmarcaba una cara de piel blanca y labios rosados. Sus ojos negros, profundos y algo melancólicos, parecían un pozo sin fondo que atraía todas las miradas.

Era hermosa. Esa fue la primera palabra que cruzó la mente de todos.

—Hija mía… —dijo Antonio, que ya se había recuperado un poco. Con la ayuda del doctor, se sentó y le tendió la mano.

—Papi. —Bianca tomó su mano fuerte y sintió un poco de calor a pesar del frío que la invadía. Amaba a su familia, y eso era suficiente.

—Bianca… —Sara también extendió la mano, y los tres se abrazaron en un gesto de unidad. Ni uno solo de los miembros del personal pudo contener las lágrimas ante la desgarradora escena.

—Ya, papá, mamá, su hija se casa hoy. Voy a ser feliz, no se preocupen por mí. Cuídense mucho, ¿sí? —les dedicó una sonrisa amorosa.

Acompañada por su familia, subió a la lujosa limusina que encabezaba el cortejo nupcial. Una vez dentro, se despidió con la mano y cerró los ojos, negándose a mirar atrás por miedo a arrepentirse. «Papá, mamá, hermana, por favor, sean felices».

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Capítulo 1 ¿Me arrepentiré?
Capítulo 2 ¿Me amenazas?
Capítulo 3 Beso rapaz
Capítulo 4 ¡Hermana!
Capítulo 5 Crece tu odio
Capítulo 6 ¡Qué emoción!
Capítulo 7 No voy a llorar
Capítulo 8 Perdón
Capítulo 9 ¡Basura!
Capítulo 10 Sé cuidarme sola
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