Mundo ficciónIniciar sesiónValeria Montenegro firmó un contrato que selló su destino: un matrimonio secreto con Leónid Volkov, el magnate más temido del continente. Lo hizo para salvar a su familia de la ruina, sin imaginar que ese vínculo la condenaría al sufrimiento, al abandono… y a un amor imposible. Ahora, después de cinco años Leónid ha regresado. Más poderoso. Más frío. Más vengativo. Y exige recuperar lo que le pertenece: su esposa, su legado… y el hijo que ella le ocultó. Pero Valeria ya no es la joven sumisa que él dejó atrás. Esta vez, no se rendirá sin luchar. Porque el amor que los une es tan peligroso como el odio que los separa.
Leer másLa lluvia golpeaba el cristal blindado de la ventanilla del auto como si quisiera arrancarlo de cuajo. Valeria apretó el abrigo de lana contra su pecho, sintiendo un escalofrío que no provenía solo del clima, era su cuerpo que se resistía a entrar en aquella trampa mortal. Estaba temblando más por dentro que por fuera, antes de decidirse a abrir la puerta de la limusina.
Frente a ella, el Edificio Volkov se alzaba como una amenaza lúgubre que despertaba recuerdos de un sufrimiento que dejó huellas imborrables, un monumento de treinta pisos de acero, cristal y un poder financiero que podía doblegar países. Era la sede de su imperio, y cada trozo de piedra y metal proyectaba recuerdos que aún dolían, como cicatrices recientes.
Cinco años desde que huyó de él con el corazón roto y la verdad de una nueva vida creciendo en su vientre.
Cinco años desde que dejó atrás al hombre que la había comprado con un contrato y que, sin ella saberlo entonces, también la había amado con una intensidad que la quemó. El hombre que la había condenado al abandono y a un amor imposible.
Ahora él estaba de vuelta, mucho más poderoso, pero también más frío y vengativo. Y estaba exigiendo lo que consideraba suyo: su esposa, su legado... y el hijo que ella le había ocultado.
Valeria cerró los ojos un instante, inhalando el olor a cuero, a perfume caro y a lluvia. Debía ser fuerte por Liam. Por su futuro, no podía seguir huyendo porque en cualquier momento la encontraría, debía enfrentarlo.
—Mami, ¿por qué otra vez una casa nueva?
La pequeña voz, aguda y vulnerable, la trajo de vuelta. Su hijo, Liam, de exactamente cuatro años, estaba sentado en el asiento de atrás, sujetando un pequeño dinosaurio de plástico, refiriéndose a su madre sin dejar de mirarlo como si pudiera cambiar su forma solo con esa acción. Sus ojos azules, idénticos a los del hombre que estaba a punto de enfrentar, la miraban con una mezcla de cansancio y confusión, pero también de ternura. Inocencia y necesidad.
—No solo es una casa nueva, mi amor —le susurró Valeria, girándose para acariciar la mejilla suave de Liam—. Se trata de nuestra vida. Esta visita es muy importante, para que podamos tener una casa donde no tengamos que mudarnos más, ¿entiendes? — Liam frunció el ceño, su labio inferior temblaba.
—Pero siempre dices eso. Y siempre dejo a mis amigos, no pude traer a Mack —dijo con dolor en su tono —Además, le prometiste a la abuela que volveríamos a verla pronto —el reclamo la hizo sonreír. La abuela es lo que les queda junto al tío Jeremy luego que su padre muriera de tristeza por su ausencia — ¿Vamos a ver a la abuela?
La mención de la abuela, su madre con la que siempre mantuvo contacto ya que su enfermedad la obligaba a mantenerse informada, le recordó a Valeria por qué todo esto había sucedido. Estaba ahí porque no pretendía someterse nunca más a ese hombre que la trató como una posesión sin valor. Una vez lo hizo para salvar a su familia de la ruina total, hace cinco años atrás y no quería repetirlo. Porque ahora el riesgo era diez veces mayor. Si Leónid la destruía, no solo la arrastraría a ella, sino también a su hijo y a la gente que más amaba.
—Vamos a estar bien, mi amor. Eso es lo que mami está haciendo y luego, iremos a ver a la abuela y al tío Jer ¿te parece? —su voz firme a pesar de la punzada de culpa la obliga a ceder una poco—. Ahora, quédate con la Nanny y el chofer. No te muevas. Mamá tiene que ir a conversar con un señor —dijo, cuando en realidad iba a pelear la primera batalla que comenzaría una guerra.
Leónid Volkov. El magnate que podía destruirla con una sola palabra. El padre de su hijo. El esposo que nunca debió ser.
Valeria respiró hondo. No había espacio para el miedo. Solo para la ira y la venganza que había maquinado con cuidado desde que decidió abandonarlo aquella noche lluviosa. No podía fallar. Su fuerza radicaba en esa criatura inocente que amaba más que a sí misma.
No esta vez.
Salió del auto, sintiendo el aire frío cortar su piel, y se dirigió a la entrada.
—Estoy aquí para ver al Sr. Volkov —dijo al guardia de seguridad, con la voz tan firme como el acero del edificio y la mirada de quien ya no tiene absolutamente nada que perder.
Y mientras las puertas automáticas se abrían con un siseo, revelando el lujoso mármol del lobby, Valeria supo que el juego, el peligroso y definitivo juego de la venganza, apenas estaba comenzando.
Valeria miro a Nino Montreau hacer sus payasadas desde la comodidad de su sillón en la oficina que por el momento veía como refugio. No deseaba ver a Leónid por los acontecimientos acaecidos, pero su cuerpo reaccionaba con el solo pensamiento. Por otro lado, la imitación que le hacia su amigo de lo ocurrido era perfecta, ella nunca vio a nadie con un traje brillante mas atractivo que él. Su amigo parloteaba acerca de lo que sucedió en la noche y ella solo podía pensar en que Leónid dio una muestra de humanidad al no retarla por responderle a su madre como lo hizo. No se sentía orgullosa al respecto. Sin embargo, apreciaba bastante saber que, por lo menos, delante de Irina Volkov… era la dueña de la casa.—Esperaré a que bajes de la nebulosa donde te encuentras en este momento para continuar —refirió ofendido al notar que no le prestaba el mínimo de atención.—¿Ah? —sus duras palabras la hicieron regresar —. Lo siento mi amor, es que me perdí por un momento.—Por un largo rato querrás d
El rostro de Leónid palideció al ver la figura de sus padres aparecer en el umbral de la puerta, cada uno de sus músculos se tensó hasta el punto del dolor. Jamás pensó que este momento llegaría y menos en esta desagradable circunstancia.Irina Volkov, observaba la escena con asco y desagrado, como si el mundo a su alrededor le perteneciera, miró a su hijo con desdén y a Valeria con un desprecio que la hizo temblar visiblemente.—Espero que hayas aprendido la lección de no juntarte con personas de la clase de esa... Arribista —ni siquiera le importó que Valeria aun estuviese en la sala para lanzar el insulto.Notó al instante la incomodidad de Leónid y su mal genio afloró de inmediato y se giró para encarar a la mujer que acababa de insultarla.—Cuide sus palabras al menos, cuando se refiera a mí porque yo no soy una cualquiera, de eso puede dar fe, su hijo —el rostro de Irina Volkov se desfiguró al punto de que hizo amago de caminar hasta donde se encontraba Valeria.—Pero ¿qué insole
La contención de Antoine Kirill fue inútil. El hombre acusó al suegro de Volkov de ladrón, confesó haberlo ayudado cuando en realidad él mismo fue el autor intelectual del fraude siendo el jefe de Contadores en VolkovCorp. El hombre se hallaba dormitando la mona en una silla dentro del despacho de Kirill.—¿Cómo coño sucedió esta m****a, Kirill? —la pregunta salió como fuego de la boca de Leónid al referirse a su jefe de seguridad.—No lo comprendo señor —este respiró profundo porque, aunque lo deseaba no encontró una respuesta satisfactoria para ambos —, cuando ingresé a la casa todo estaba en orden. Recibí la notificación de que habían violado la cerradura. Al entrar aquí encontré este sobre encima del escritorio y luego…—No me refiero a como entro el borracho asqueroso a la mansión, sino de donde lo sacaron —espetó con un humor de perros —. Estaba enterrado ¿cierto? —el hombre asintió con la vergüenza reflejada en el rostro —. Entonces repetiré la maldita pregunta ¿cómo coño sucedi
—Pero ¿Qué coño te sucede mujer del demonio? —Leónid sacudió a Valeria del brazo con firmeza, pero de la manera más disimulada que pudo —. Esas no eran tus malditas líneas —la cubrió con su cuerpo tratando de que se notara como si se estuviesen besando apasionadamente.—Solo estoy cumpliendo mi parte del contrato, Leónid —lo empujó tratando de apartarlo de encima.No porque la estuviera lastimando, sino porque se había tomado ya tres copas de champan y su aroma la seducía sin siquiera quererlo. Estaba enajenada, necesitó de toda su voluntad para cerrar los ojos y retirarse un poco de él o, sino iba a tener que llegar alguien a salvarla porque de otro modo se entregaría sin reservas.—¡Te dije que, tenías prohibido socializar! —le habló tan cerca que su aliento bañó su cara —. Debías quedarte callada como parte del ornamento —dijo y esas palabras fueron suficiente para traerla de nuevo a la realidad.—Vete al demonio ¡Leónid de m****a! —lo empujó. Necesitaba alejarlo a como diera lugar
Valeria se movió como pez entro del agua entre los invitados, del brazo de Nino Montreau. Saludó a los afines de su esposo con una sonrisa de pasta dental tal y como lo recomendó su cómplice en esta batalla. Continuó con algunos ases bajo la manga, su inteligencia y dominio por los conocimientos generales guardados por ahora. Necesita que vean al florero actuar como la anfitriona perfecta.—Te felicito mi diosa, lo haces perfecto —Valeria tembló visiblemente ante el elogio de su amigo.—Gracias cariño —apretó su trabajado brazo con ambas manos —. Debo confesar que estoy muy nerviosa, pero al parecer a estas personas solo les interesa que les sonrían —susurró al oído de Nino, este soltó una risita cómplice.Las horas avanzaron y entrada la noche se sirvió una cena express presidida por Dino y el grupo de logística de Nino. Todo estaba saliendo a la perfección con la única intención de agradar a los presentes. Niño se acerca a Valeria con una gran sonrisa engreída, su expresión denotaba
Marco Céspedes quedó impactado con la belleza de Valeria. Ella se mantuvo a una distancia prudente de él ya que ni siquiera lo soportaba cerca porque no confiaba en su manera de mirarla.—Valeria —pronunció su nombre con tanto anhelo que ella tembló de pura aversión —. Te ves, impresionante —dio un paso adelante y ella se retiró dos.Su espalda chocó con el hombro de Nino y este enseguida notó la ansiedad que la agobiaba. Abrazó su cintura en modo protector en el momento que sus ojos conectan con los de Marco.—Si te acercas a ella conocerás por fin mi lado hombre ¿Entiendes? —siseó cerca de su cara con la expresión amenazante.Sofía abordo a Valeria transmitiendo le un poco de confianza, gesto que agradeció. La transportó a un momento de sus vidas en el que se hacían pasar la una por la otra. Su sonrisa se ensanchó y Sofía la abrazó por los hombros.—Tranquila cariño, Nino enseñará sus dientes y ese depredador desvergonzado se va a retirar —la sonrisa de Valeria no le llegó á los ojo
Último capítulo