Como líder de la familia mafiosa más temida de Italia, Alessandro ha construido un imperio basado en el miedo y la lealtad. Pero todo cambia cuando conoce a Valeria Santoro, una mujer de carácter indomable que no teme desafiarlo. Hija de un empresario con oscuros lazos en el bajo mundo. Lo que comienza como un enfrentamiento de voluntades se convierte en una atracción peligrosa. En un universo donde la traición acecha en cada sombra y los enemigos se ocultan entre los aliados, Alessandro deberá elegir entre proteger su imperio o arriesgarlo todo por la única mujer capaz de igualarlo. ¿Podrá Valeria convertirse en la reina de un imperio construido sobre violencia? ¿O su amor por el mafioso la condenará a la ruina?
Leer másVALERIA SANTORO
—Hija... al fin te graduaste en Administración de Empresas. ¡Felicidades, mi princesa! —La voz cálida de mi padre me envuelve justo antes de un abrazo fuerte y reconfortante. Él, ese hombre firme y ejemplar que jamás me ha fallado.
—Gracias, papá. Todo esto es gracias a ti, a tu esfuerzo incansable. —Sonrío, aunque una punzada de tristeza me cruza el pecho—. Me hubiera encantado que mamá pudiera estar aquí...
Nuestros ojos se encuentran, y por un momento, el silencio se carga de melancolía. Pero él, como siempre, transforma la tristeza en fortaleza con solo una mirada.
—Dondequiera que esté, tu madre debe estar inmensamente orgullosa de ti, hija. No lo dudes ni por un segundo.
Mi madre falleció en un accidente cuando yo tenía apenas diez años. Nunca supe los detalles, y mi padre evitó siempre hablar del tema. Intuyo que el dolor aún le pesa, tanto así que desde entonces jamás volvió a enamorarse.
—Bueno, ahora sí trabajarás oficialmente a mi lado. Pronto, serás la heredera del imperio que con tanto esfuerzo construí.
Mi padre, Sandro Santoro, es un empresario multimillonario, dueño de Luxury, una de las compañías de tecnología más influyentes del país. Siempre se ha enorgullecido de desarrollar productos innovadores que han cambiado la vida de muchas personas. Y digo "nuestra empresa" porque, desde que empecé la universidad, me he involucrado en cada proyecto. He trabajado a su lado, aprendiendo, equivocándome y creciendo. Sé que, cuando llegue el momento de asumir las riendas, estaré preparada.
—Vamos, la familia debe estar esperándonos —dice con entusiasmo.
Entramos a una elegante recepción decorada con luces cálidas, flores blancas y detalles que reflejan el buen gusto de mi padre. Allí me esperan mis tíos, primos, colegas de la empresa y compañeros de universidad.
—¡Felicidades! —Antonia, mi mejor amiga, aparece entre la multitud. Siempre ha estado a mi lado, incluso en mis peores días.
—¡Lo logré! —respondo entre risas, con una mezcla de alivio y felicidad.
—Y yo estoy tan orgullosa de ti. Aunque ahora, oficialmente, tu padre te tiene contratada de por vida.
—¡Ay, encontraré maneras de escaparme de vez en cuando! —bromeo.
—Pero no te olvides de mí —me dice con ternura, antes de abrazarme.
—Eso jamás. Eres como una hermana para mí.
—Y tú para mí.
Agradezco cada felicitación, aunque no todas me parecen sinceras. La familia de mi padre siempre ha mostrado cierta envidia por su éxito. La mayoría solo se acerca por interés. Excepto una persona...
—¡Nona! —corro hacia mi abuela, la única de la familia que realmente siento como mía.
—¿Cómo crees que iba a perderme la graduación de mi nieta adorada? —dice mientras me toma la cara con sus manos y deja un beso en mi mejilla—. Estoy tan orgullosa de ti, mi niña.
—Gracias, nona. Ahora empieza la verdadera aventura.
—Y sé que lo harás incluso mejor que tu padre.
—¡Shh! No digas eso muy alto, que se enfada —bromeo, y ambas reímos mientras nos sentamos junto a Antonina. Hablar con mi abuela siempre ha sido como hablar con una segunda madre. Ella me entiende como nadie.
De pronto, escucho la voz de mi padre desde el escenario.
—Hija mía... —dice con emoción contenida—. Hoy es uno de los días más felices de mi vida. No hay palabras suficientes para expresar lo orgulloso que me siento de ti. Te graduaste de Administración de Empresas y estás lista para tomar tu lugar como futura directora de Luxury. Eres mi mayor tesoro, y solo deseo que seas feliz. Aunque tu madre no esté aquí físicamente, estoy seguro de que nos observa desde donde esté, tan emocionada como yo. Felicidades, mi niña. Lo mejor está por venir.
No puedo contenerme. Me levanto, corro hacia él y me sumerjo en sus brazos. Me envuelve con la misma protección de siempre y besa mi coronilla.
—Sigues oliendo a jazmín... como cuando eras pequeña.
—Te amo, papá.
—Y yo a ti, princesa.
Todo marchaba de maravilla en la empresa. Al graduarme, mi padre me dio mayor responsabilidad. Ahora lidero un equipo de desarrollo tecnológico enfocado en un sistema de análisis para detectar fallas en maquinaria compleja. Me encargo de los presupuestos, de la gestión de recursos y participo activamente en reuniones estratégicas.
—Mañana es la gala anual de la empresa. Estoy emocionado —me dice Francisco mientras revisamos los últimos informes.
—¡Se me había olvidado por completo! Con tanto trabajo, ni lo recordaba.
—¿De verdad? —responde con su típica expresión burlona—. Menos mal me tienes a mí.
—¿Qué haría sin tu exagerada memoria? —le sonrío.
Francisco es parte de mi equipo, junto a Lorenzo y Faviola. Tenemos edades similares, aunque él siempre actúa como el "papá del grupo". Nos cuida, nos regaña, y claro, también nos hace reír.
—Voy a ver a mi padre un momento —le digo antes de salir. —Al entrar a su oficina, lo encuentro leyendo unos documentos.
—Papá, ¿recuerdas que mañana es la gala anual?
—¡Maldita sea! Se me había olvidado por completo.
—A mí también... menos mal tenemos recordatorios humanos. Será una buena oportunidad para conocer a todos tus socios.
En cuanto lo digo, su expresión cambia. Se pone tenso, como si mis palabras hubieran despertado algo incómodo.
—¿Pasa algo?
—No, hija, nada. Solo... procura mantenerte profesional. Hay socios con los que es mejor no confiar demasiado.
—¿Hay algo que deba saber?
—Solo quiero protegerte. A veces eres muy inocente, y en los negocios eso puede ser peligroso. Solo cuida con quién hablas y cómo. —Asiento, aunque su respuesta no me convence del todo.
—Está bien, papá.
Día de la velada
Mi vestido negro resalta mis curvas con elegancia. Tiene un escote discreto y un diseño que transmite clase sin parecer pretencioso. Llevo el cabello recogido con algunos mechones sueltos y un maquillaje sutil. Perfecta para representar a la futura directora de Luxury.
—Estás preciosa, hija.
—Y tú muy guapo, papá.
Entramos a la gala y el ambiente se llena de aplausos. Las cámaras capturan el momento, y yo respondo con sonrisas medidas, como me enseñó papá. Me presenta uno a uno a sus socios, aunque noto algo extraño: hay ocho sillas en la mesa principal, pero solo he conocido a siete.
—Papá, voy a salir a tomar un poco de aire. Necesito un respiro de tantas presentaciones.
—Está bien, pero vuelve pronto. Pronto será el primer baile.
Salgo al balcón. El aire nocturno es fresco, casi helado, pero me ayuda a calmarme. Miro las luces de la ciudad, preguntándome si realmente estaré lista para heredar todo esto.
—¿Seré capaz de manejarlo?
—Estoy seguro de que sí. —Una voz grave y profunda irrumpe en mis pensamientos. Me volteo... y lo veo.
Dios santo. Qué hombre.
Alto, imponente, con una mirada tan intensa que me atraviesa. Su sola presencia hace que el aire parezca más denso.—No imaginé conocer hoy a la hija de Sandro, pero me alegra haber tenido esa suerte.
—¿Quién es usted? —Él extiende su mano con una sonrisa segura y peligrosa.
—Alessandro Rizzo. Soy uno de los socios de tu padre.
Y así, comenzó todo.
5 AÑOS DESPUÉSHoy celebramos el cumpleaños número ocho de nuestra pequeña Celeste. Ocho años desde que llegó a cambiarlo todo. Es increíble lo mucho que ha crecido, no solo en estatura, sino en sabiduría y sensibilidad. Ama los animales con una devoción que enternece el alma. Dice con absoluta convicción que quiere ser veterinaria. Y lo dice tan seguido y con tanta certeza, que Alessandro y Lucas han terminado por complacer todos sus deseos: perros, gatos, conejos... incluso una mini vaca que llegó el año pasado como regalo inesperado.Celeste es el centro del universo para su padre, y con Lucas basta que le ponga una carita de "ternero degollado" para que caiga rendido. Es su debilidad, su talón de Aquiles.—¿Princesa, ya estás lista? —le pregunto desde el pasillo.Sale corriendo hacia mí con un vestido morado que le sienta como si fuera de cuento de hadas. Ama ese color. Su habitación entera parece un santuario púrpura.—¿Cómo estoy, mami? —da una vuelta coqueta, esperando mi aprob
VALERIA RIZZOVeo salir de la cocina a Lucas con cara de enojado y, al rato, salen Antonia y mi marido, pero ella tenía la nariz roja, como si hubiera llorado.—Yo estoy algo cansada y quiero llegar a mi hotel. —¿Hotel? Ni loca dejaré que se vaya a un hotel.—Anto, eres mi invitada. No pienso dejar que te vayas a un hotel —ella se ríe.—Prefiero el hotel —se acerca a Celeste, quien está bastante concentrada con sus juguetes—. Adiós, preciosa. Mañana nos vemos —le deja un beso en la frente y a los demás les dedica una cálida sonrisa.—Te acompaño —camino con ella hasta la entrada, pero antes de que se vaya la detengo.—¿Qué ocurrió?—Val, no quiero hablar del tema justo ahora. Han pasado muchas cosas y aún no las proceso.—¿Es por Lucas? —ella agacha la mirada.—Me impactó verlo con otra mujer. Se le ve bien, contento, y se nota que ella también está enamorada y es muy bien recibida en tu casa.—No creas. Alessandro a veces la quiere matar.—No creo que ella mate ni a una mosca. —Ay, A
ALESSANDRO RIZZONo me podía creer que, en serio, la tal Medusa haya hecho el trabajo, pero me sorprende más que lo hiciera sola. Debo admitir que esa mujer se acaba de ganar mi respeto, y por lo que veo, tendré que verla más seguido, ya que estoy un 100 % seguro de que Lucas y ella van para algo serio.—Te transferiré el dinero.—Lo quiero en efectivo —sí que es exigente.—Lucas, saca el dinero de la caja fuerte y entrégaselo en maletas.—¿Te quedas a comer? —mi mujer y su boca... ¿Por qué mejor no nos quedamos ella y yo solos?—. Tú también, Lucas.Ambos se miran y luego dicen que sí. Veo cómo la chica toma la mano de mi hija y la lleva hasta la sala donde hay más juguetes de ella.—Veo que se la lleva con los niños —le digo a Lucas al verla jugar y hablar con mi esposa.—Es extraño ver a una mujer que ha matado a un montón de personas por dinero, jugando con una niña, así de tranquila, como si no hubiera hecho nada.—Cada uno tiene su historia, y de seguro ella debe tener la suya.—
VALERIA RIZZOMi hija...Sonaba tan lindo escuchar a Alessandro decir eso. ¡Tenemos una hija! ¡Somos padres! ...Bueno, Val, no te emociones, estamos en un proceso. Oh, Dios, ¿a quién engaño? Estoy saltando de felicidad.—¿¡TÚ QUÉ!?? —el llanto de la pequeña se hizo presente en la sala y Alessandro fulminó con la mirada a Lucas.—¡Las despertaste! —grita él—. ¡Idiota! —Ver a Alessandro tan pegado a Celeste, mientras la arrulla intentando calmarla...—¿Entonces me vas a decir por qué carajos me dices que es tu hija?—Ay, Dios, Lucas. No es tan difícil de entender —interviene Melina—. Adoptaron a esa hermosa niña que tiene en brazos el señor Rizzo.—No te quiero en mi casa. —¡Por Dios! ¿Por qué carajos es tan grosero?—Melina, disculpa. Mi marido es un poco gruñón.—¿Eres mi esposa o mi enemiga?—Soy tu esposa, pero deja de ser grosero con ella. Es la invitada. —Tengo que reírme un ratito.—Esta mujer no dormirá en mi casa.—Amor, déjala que se quede con Lucas.—Cariño, acabamos de traer
Escuchar la dulce voz de la niña hizo que algo en mí se ablandara por completo. Su rostro cálido y sus ojos celestes hacían que me derritiera por la ternura que emanaba de ella.—Cariño, ve con los otros niños. Ahora voy contigo —el tono de voz de mi esposa había cambiado por completo; su voz era dulce y tierna.—Sí —la niña se va y los ojos de mi esposa quedan clavados en ella hasta que la pierde de vista. Su mirada se gira y, al verme, parece que me estuviera clavando un puñal—. ¿Qué haces aquí?Su tono de voz fue tan rudo que la señora Blanca dio dos pasos hacia atrás.—Voy a dejar que hablen a solas.—Gracias, señora Blanca —esta se va y me quedo solo con el ogro de mi mujer—. ¿Ya me vas a responder?—¿Hace cuánto estás viniendo aquí?—No llevo mucho tiempo. Cuando lo descubrí, el lugar estaba en muy malas condiciones y decidí ayudarlos.—La señora Blanca piensa que yo soy la donadora.—Lo hice con el dinero que siempre dejas en mi cuenta —con razón se me hacía tan raro que ella l
ALESSANDRO RIZZOMe quedé de piedra cuando Valeria me lanzó esa frase. Jamás pensé que ella lo fuera a comentar, y más sabiendo lo que representa formar una familia. En mi mente solo estaba una pregunta: ¿Quiero hijos? No, no creo que este mundo sea el indicado para criar un hijo. Valeria lo sabía cuando decidió continuar conmigo. Además, por su problema para concebir, pensé que eso haría que descartara esa idea por completo.—Dime algo, Alessandro. Me tienes pensando, viendo tu cara.—Cariño, creo que es un tema que ya hemos hablado.—Lo sé, pero ahora todo está más tranquilo. Podemos tener una familia.—Ya somos una familia. ¿Quieres que consiga un perro? —su cara se pone seria, creo que no debí irme por ese lado.—¿Por qué no quieres tener un hijo?—No quiero discutir aquí. —Creo que no es el lugar para hablar de ese tema.—Solo responde. —Valeria, naciste para sacarme de quicio.—¡¿Por qué quieres exponer a un ser inocente a esta vida de mierda?! Un hijo solo sería un estorbo en e
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