VALERIA RIZZO
Mi hija...
Sonaba tan lindo escuchar a Alessandro decir eso. ¡Tenemos una hija! ¡Somos padres! ...Bueno, Val, no te emociones, estamos en un proceso. Oh, Dios, ¿a quién engaño? Estoy saltando de felicidad.
—¿¡TÚ QUÉ!?? —el llanto de la pequeña se hizo presente en la sala y Alessandro fulminó con la mirada a Lucas.
—¡Las despertaste! —grita él—. ¡Idiota! —Ver a Alessandro tan pegado a Celeste, mientras la arrulla intentando calmarla...
—¿Entonces me vas a decir por qué carajos me dices que es tu hija?
—Ay, Dios, Lucas. No es tan difícil de entender —interviene Melina—. Adoptaron a esa hermosa niña que tiene en brazos el señor Rizzo.
—No te quiero en mi casa. —¡Por Dios! ¿Por qué carajos es tan grosero?
—Melina, disculpa. Mi marido es un poco gruñón.
—¿Eres mi esposa o mi enemiga?
—Soy tu esposa, pero deja de ser grosero con ella. Es la invitada. —Tengo que reírme un ratito.
—Esta mujer no dormirá en mi casa.
—Amor, déjala que se quede con Lucas.
—Cariño, acabamos de traer