DESPUÉS DE ESTAR CASADA DOS AÑOS CON EL PODEROSO ALFA LEONARDO SALVATORE, LIDER DE LA MANADA LUNA DE PLATA, EL NO HA DEJADO DE AÑORAR A SU PRIMER AMOR. EL ME OBLIGA A DARLE DE MI SANGRE A ESA MUJERZUELA, LEONARDO A PESAR DE AMARLO CON LOCURA DESDE QUE CUMPLÍ LOS DIESICIETE AÑOS, HA DEJADO QUE TODA LA MANADA CONSIDERE A SU AMANTE SU VERDADERA LUNA, UNA NOCHE QUE SE HABÍA BEBIDO TODO EL VINO DE SU DESPACHO, ME TOMÓ APASIONADAMENTE DEJÁNDOME EMBARAZADA DE SUS CACHORROS, PERO AHORA SU AMANTE Y SU MANADA QUIEREN MATAR A MIS HIJOS Y YO TENGO QUE HUIR PARA PROTEGER SU VIDA, SU PADRE NO LOS AMA, EL NO LOS DEFENDERÁ, SOLO ME TIENEN A MÍ, A LA LOBA QUE CREEN LA MÁS DÉBIL DE LA MANADA.
Leer másEn la comida, como siempre el Alfa ayudaba a sus cachorros a partir su filete, ellos esperaban atentos a lo que su padre hacia, ese sencillo detalle les encantaba, los hacia sentir queridos e importantes. La luna Alejandra se veía rozagante con su embarazo, la mirada le brillaba diferente, el rey no podía estar más enamorado de verla con su cachorro dentro de su barriga. — Hay algo que queremos decirles, pero deben tomarlo con tranquilidad, sabemos que no deben sufrir sobresaltos pero... ya no queda más tiempo. Hoy por la noche saldremos a enfrentar al clan de vampiros que se encuentra en el territorio del Alfa Jones. — ¿Qué...? ¿Irán a una guerra? No me habías dicho nada Leonardo, pensé que... Todo estaba yendo bien. — Angelino, ¿Qué voy a hacer si algo te pasa? ¡El cachorro ni siquiera ha nacido, no me puedes dejar sola...! — Angya se puso muy sensible. El amor de su vida y padre de su cachorro iba a la guerra con esos letales vampiros, y si algo le pasaba ella... —
Algas y lunas encontraban comprensible que Alejandra se sintiera superada en número por tantos cachorritos, pero el rey no la dejaría hacer todo a ella sola. — ¡Mamá, ya estás aquí! ¿Dinos por qué vas a tener otro cachorro? ¿Ya no te gustamos nosotros tres? El pequeño Lionel volvió a llorar, sentía que iban a desplazarlo. La madre se secó las lágrimas y se apartó del Alfa para cargar a su cachorro. — No digas eso, yo los amo con locura a ti y a tus hermanos, pero la diosa luna nos ha enviado otro lobezno, y no podemos devolverlo. — ¿Por qué no? Escribe una carta, diles que ya no necesitas más cachorros. Qué ya tienes suficientes. La inocencia de Lionel causaba mucha ternura. — Nadie va a devolver nada, nos vamos a quedar con el cachorro que su madre tiene dentro de su vientre, ustedes deben aprender a querer a su futuro hermano. — Ahhhsss... Es que, mamá... ¿Cómo llegó ese cachorro a tu barriga? Debiste comerlo sin darte cuenta y ahora va a comenzar a crecer.
Alejandra poco a poco se fue calmando, al final el Alfa la convenció de dejarse pinchar. Necesitaban saber que le ocurría, no podían simplemente marcharse del hospital. Los tres Alfas esperaban en la sala de espera, cada quien estaba sumido en sus pensamientos. Estaban preocupados, la salud de sus lunas era muy importante. El Alfa Damiano, y el Alfa Petya, llegaron al hospital con los cachorros, ellos habían insistido en ir a ver cómo estaba su madre. — Papá, ¿Cómo está mamá? ¿Ya la vió el doctor? — Leo preguntaba apenas llegando. — ¿Qué hacen aquí, cachorros? Ustedes son muy pequeños para estar en este lugar. — ¿Nos vas a echar, papá? — Los ojos redondos del pequeño Lionel, estaban puestos sobre su padre. El Alfa miró a su cachorro y estiró sus brazos para cargarlo. — ¿Cómo se te ocurre? Ven aquí Lionel, su madre está estable, pero estamos esperando los resultados de los análisis. — Tío Damiano, ¿Cargas al cachorro? — Lorenzo le pedía a su tío que lo alzara. —
Extrañamente las lunas no habían despertado todavía y ya eran cerca de las dos de la tarde. Cosa muy extraña porque ellas siempre bajaban a desayunar. El rey Salvatore se dirigía al despacho después de darse una ducha, pero fue interceptado por sus cachorros apenas bajó las escaleras. Los lobeznos estaban un poco tristes, y andaban como alma en pena por el castillo. — Papá, mamá aún no se ha despertado, ella siempre nos acompaña a merendar, ya casi es la hora de comer y no baja, ¿Crees que esté enferma o que no quiera ver a los cachorros? — El pequeño Lionel pestañeaba esperando la respuesta de su padre. — ¡Yo no hice nada para enfadar a mamá, seguro que fue Leo, él siempre es el que le da problemas, y la preocupa! El cachorro mal miró a su hermano mayor, lo estaba exponiendo frente a su padre. — Está vez no fuí yo, quizás fue papá. ¡Siempre me culpan a mí de que mamá se moleste! Tengan un poco de paciencia, iré a ver a sus tíos al despacho, y después subiré para ve
La cita había resultado en algo que Alejandra no esperaba. Se entregó de nuevo a su Alfa y ahora no estaba dormida, estaba más que consciente, y eso la tenía abrumada. — Mamá, papá, ¿Cómo les fue en su cita? — El cachorro Lorenzo preguntaba. — ¿Comieron un delicioso corte de carne? ¿Le trajeron algo al cachorro Lionel? — Lionel, acabas de comer pollo, ¿Qué no tienes llenadera? Mamá, ¿Cómo se portó, papá? Sin duda es el mejor partido de todos los reinos, ¿Cierto? La luna apenas iba a responder cuando un centinela llegaba a dar un informe. — Tengo que hablar con él Alfa Romano, es urgente. — El está ocupado ahora mismo, ¿Dime a mi de que se trata? — Pero... — ¡Qué carajos, soy el rey, es una órden, habla ya! — La paciencia no era el fuerte de ese Alfa. — Lo siento rey Salvatore, nos han informado que el clan de vampiros que habíamos hechado del territorio, de ha instalado en el territorio del Alfa Preston Jones, A menos que esos chupasangre hayan exterminado tod
El Alfa abrió la puerta para que su luna subiera, ella tomó su mano para apoyarse, afuera estaba helado y el carruaje tenía vestiduras de tela gruesa en tonos morado oscuro y plateado. Alejandra corrió un poco la pequeña cortina para apreciar los jardines majestuosos que decoraban el castillo. El Alfa se había vestido con un pantalón negro de pero un poco más alto de lo normal, una camisa azul claro con un decorado dorado, y zapatos negros. Su largo cabello negro lo llevaba atado en una coleta baja. Lucia tan apuesto, sus ojos verdes, su mandíbula cencilada, su cuerpo perfecto. Leonardo era como un lobo hecho a mano por la diosa luna Las rodillas del Alfa y la luna de repente se tocaban, Alejandra se ponía un poco nerviosa, estaba a solas con el padre de sus hijos, y ella había pensado que no volvería a verlo, que quizás sus caminos se habían separado para siempre. Pero ahí estaban de nuevo. — Rey Salvatore, hemos llegado... — Avisó el cochero. — Bien. — El Alfa bajó y
Último capítulo