Los herederos del Alfa están en camino.
RECUERDOS DE ALEJANDRA.
FLASH BACK
Esa noche el Alfa Leonardo Salvatore había bebido todo lo que encontró en el almacén de la manada para tratar de no escuchar ese llamado de pareja que lo atormentaba, su cuerpo ardía en deseos por tomar a su bella luna. Pero se había estado resistiendo luchando contra si mismo.
Más sin embargo no pudo más y encaminó sus pasos hacia su habitación, Ale dormía con una transparente bata que dejaba al descubierto sus torneadas y blancas piernas, sus cabellos largos color chocolate adornaban las almohadas, su trasero redondo y perfecto sobresalía de la sábana que apenas la cubría.
El Alfa salivó de deseo y lujuria, la verdad era que se moría por hacerla suya, por enterrarse entre sus piernas y probarla, quien se lo impedía después de todo, era su luna, su esposa, entró en su cama y comenzó a besarla, Alejandra quiso oponerse pero el hizo uso de su poder sobre ella.
— ¡Tu Alfa te quiere, y te quiere ahora! — Se escuchó su voz acompañada de un gruñido.
La hermosa Alejandra sucumbió a los besos y caricias expertas de su pareja destinada, se entregó a él en cuerpo y alma, correspondió a sus besos, lo acarició también, lo tocó cuánto quiso, gimió y grito su nombre al desbordarse de placer después que el dolor punzante de su primera vez pasó.
FIN DEL FLASH BACK
El médico dejó descansando a la luna, el embarazo estaba en peligro y no debían escatimar en cuidados, solo saldría a mostrarle los resultados al gran lobo.
— Ya estoy aquí Alfa, aquí tiene ya los resultados de las pruebas que ordenó le hiciéramos a la reina luna. — El doctor le entregó el resultado de laboratorio
El lobo los leía con avidez sus penetrantes ojos verdes mar se movían de un lado a otro.
— ¿Qué...? ¿Qué quiere decir esto? ¿Estás diciendo que mi luna está...?
— Lo está, nuestra luna está embarazada, no hay ninguna duda, ella está esperando no uno, ni dos, si no tres cachorros, Alfa.
Leonardo se llevó una mano al cabello pasándola por este, no daba crédito a lo que estaba leyendo, Alejandra embarazada de sus cachorros. Eso era por qué...
El rey recordó todo lo que había pasado y lo que habían hecho esa noche que los concibieron, sin duda los lobeznos eran suyos. sus herederos por fin venía en camino. Esa era una sensación que no podía describir, pero que le llenaba el pecho de dicha.
— Tus herederos vienen en camino, ¿Qué harás ahora? — Preguntaba el beta Patricio.
En ese momento los padres de Esmeralda llegaban al hospital, ya se habían enterado del delicado estado de su hija, ella había contraído una extraña enfermedad que afectaba a los lobos de manadas extranjeras, era por eso que habían llegado a Luna de Plata a pedirle ayuda al Alfa Leonardo.
— ¿Qué ha pasado con mi hija? ¡Si esa loba se atrevió a envenenar su sangre para asesinarla, exijo que le den un castigo ejemplar y la maten en la explanada delante de todos como se merece! — Exigía el beta Maurice de la manada Lago de luna.
— Señor, está precipitando las cosas, nuestra luna no se ha envenenado a propósito, ella lo que está es embarazada de los cachorros del Alfa, fué la sangre de los lobeznos que... protegieron a su madre. Ellos solo están defendiendo a su progenitora. — El doctor llegó a explicar con detalles lo que había sucedido.
— ¿Qué está diciendo? ¡Esa es una vil mentira! ¿Cuánto le pagó ella para que abogara a su favor? ¡Alfa no puede permitir que le vean la cara de esta manera! ¡Quiero justicia para mi hija, usted debe hacerle justicia!
— ¡Silencio! ¿Quieres decir que el médico miente?
— ¡No miento Alfa, juro por la diosa luna que nuestra luna Alejandra está embarazada de sus cachorros. Soy doctor desde hace casi cien años, y tengo la suficiente experiencia para confirmar mi diagnóstico! — Volvió a intervenir el doctor. No iba a permitir que pusieran en tela de juicio su palabra.
— ¿Cachorros dices...? ¿No es solo uno? — Preguntaba el Alfa Maurice, el lobo estaba impresionado con la noticia. Si eso era cierto su hija estaba lejos de poder se la luna y reina de Leonardo en el futuro.
— ¡No señor, la diosa luna ha bendecido A mi Alfa no con uno, ni con dos, si no con tres cachorros para que sean sus herederos y continúen con el linaje de sus antepasados! ¡¿No es esto una bendición de la misma diosa?!
En la manada el número de embarazos había estado disminuyendo a través de los años, ahora mismo que una loba quedara en cinta era una gran bendición que la diosa luna vertía sobre ellos.
De pronto se comenzaron a escuchar gritos de auxilio en la habitación continua, se oían objetos caer al piso, rápidamente todos acudieron a ver de qué se trataba. El instinto protector de Leonardo se activó en ese momento como nunca antes y se apresuró a ir a ver a su embarazada luna. Qué nadie la tocara o iban a conocer su terrible furia.