Mundo ficciónIniciar sesión—No me interesa como quedaste embarazada de mi hijo, tampoco lo que desees. Ahora serás la madre de mi heredero, así que no puedo dejarte ir… *** Christina creyó que tuvo un golpe de suerte al ser contratada como asistente en una empresa prestigiosa, que le daría el dinero suficiente para poder pagar el tratamiento de su padre y salvarlo de la muerte. Pero cuando Christina se involucra con las personas equivocadas en el trabajo y mediante amenazas es obligada recibir un tratamiento de inseminación artificial, ella se da cuenta de que su vida no volverá a ser la misma… Ya que ha quedado embarazada de un desconocido. Enfrentando amenazas y personas que parecen querer utilizarla como una pieza más de una venganza macabra, Christina deberá descubrir quién es el padre de su hijo, su ruin y cruel jefe Víctor Silverstorm o el amable heredero Gabriel Dunne, los dos únicos hombres que podrían ser los padres del bebé. En medio de una guerra de dos magnates, Christina no sólo deberá sobrevivir a sus enemigos, también al propio padre de su hijo, ya que un hijo de la familia Silverstorm o Dunne podría desatar una masacre, y Christina es quien pagará las consecuencias.
Leer másRetrocedo de inmediato cuando la taza de café se estrella en el piso, a solo un par de centímetros de mis nuevos zapatos de tacón, manchando por completo mi ropa y quemando ligeramente mi piel.
—¿Esto es lo que tú llamas un Americano? —pregunta mi jefe sin siquiera mirarme— Repitelo, o la siguiente taza irá a tu estúpida cara, señorita Christina Galloway. Sin saber que hacer, pues esta es la primera vez que alguien me trata de una manera tan cruel, con las manos temblorosas decido recoger la taza en el suelo, y rápidamente salgo de la oficina del señor Silverstorm, mientras las lágrimas comienzan a correr por mis mejillas. Tal vez este trabajo no es una bendición después de todo… Lo más rápido que puedo, camino en dirección a la pequeña cocina que hay en el piso, donde intentando recordar nuevamente las instrucciones que me dió la anterior asistente en mi puesto, preparo nuevamente el café con cuidado, con las manos tan temblorosas que creo que en cualquier momento las cosas escaparan de mis dedos. Me siento como una tonta, pues la anterior asistente me lo advirtió ayer: Trabajar para Víctor Silverstorm es más difícil de lo que aparenta. Sin embargo ya es demasiado tarde para retractarme, y aun si odio este trabajo, debo mantenerlo por el dinero. Mi situación no es nada fácil, cuando era pequeña mi madre nos abandonó a mi padre y a mi cuando tenía 7 años, pues ella decía que la casa la asfixiaba, y si se quedaba con nosotros terminariamos matandola. Siempre fuimos pobres, mi padre sin estudios trabajó en una fábrica toda su vida, y creo que mi madre no soportaba lo difícil que era la vida para nosotros. Aun así después de que ella se marchó, mi padre no se dió por vencido, pagó mis estudios y me crió bien, aunque seguíamos siendo increíblemente pobres. Debido a sus esfuerzos, yo me quemé las pestañas dando lo mejor de mi misma en la universidad estudiando finanzas y negocios internacionales, siendo de las mejores de mi clase, hasta que a punto de graduarme de la universidad… Todo se arruinó, y ahora terminé en ese trabajo, siendo la asistente de un hombre tan ruin como Víctor Silverstorm. Soltando un largo suspiro, terminó de preparar su café, y llena de miedo decido regresar a su oficina, para enfrentar a ese monstruo. Sin embargo cuando salgo de la cocina, lo encuentro en el pasillo, con su impecable traje negro y esos ojos azules tan frios como el hielo. —La reunión con los inversores de las empresas DXP está a punto de empezar, ¿Tienes listos los papeles que presentaremos? —pregunta el señor Silverstorm, sin siquiera mirarme. —Si, su anterior asistente los preparó para la reunión —respondo tímidamente—, además… Ya preparé su café. —¿En serio te preocupas por un café cuando tenemos una reunión tan importante? ¿Acaso eres estúpida? —pregunta mi jefe de manera agresiva, mirándome por solo un segundo, antes de continuar con su camino. Sintiéndome humillada por la vez número 100 en mi primera hora de trabajo, me apresuro a regresar a la cocina donde dejó la taza con el café en el fregadero, y luego a mi escritorio para tomar los papeles de la reunión. Esperar que Víctor Silverstorm me esperara para ir juntos a la sala de reuniones era demasiado, por lo que cuando llegó al ascensor del piso este estaba vacío, mi jefe se había ido antes. Con un nuevo suspiro entro en el ascensor y me miro en el espejo, me veo como un desastre. Como lloré parte de mi maquillaje está corrido, y mi ropa por debajo de la cintura está llena de café. De la manera que puedo intento secar y ocultar las manchas en mi falda, pero es imposible, la tela está demasiado mojada, ¿Que se supone que haré ahora? Detengo mis inútiles intentos de arreglarme cuando las puertas del ascensor se abren y detrás de mí entra un hombre alto y de cabellos castaños y ojos dorados, quien vestido de manera elegante, me mira de arriba abajo con una expresión sorprendida. —¿Un accidente en el trabajo? —preguntó él amablemente, entrando en el ascensor junto a mi. —Si… —susurro apenada. Esta no es la forma en la que se suponía que debían ir las cosas, ¿Hacer el ridículo en mi primer día de trabajo? Si, solo puede pasarte a ti, Christina… —Descuida, todos tenemos malos días a veces —responde el amable hombre con una sonrisa. Sin que yo se lo pidiera, el misterioso hombre guapo me extiende un pañuelo de papel con las iniciales GD bordadas, el cual yo dudo en tomar, pero finalmente acepto pues lo necesito. —Gracias… —digo en un susurro, sin poder evitar deslumbrarme por su amabilidad. En un primer día de trabajo tan horrendo, ver personas tan amables como este hombre, me dan un poco de esperanza sobre el futuro que me espera en esta empresa. El ascensor se detiene en la planta baja del edificio principal de la empresa, donde están los auditorios y salas de reuniones. Siendo mi primer día me siento algo desorientada, pero gracias a que observo a todas las personas yendo en una reacción, consigo hallar la sala de reuniones principal, donde mi jefe está sentado en la cabecera de una gran mesa. Afortunadamente tengo unos minutos para limpiar un poco mi ropa con el pañuelo de ese amable desconocido, sin conseguir desaparecer las manchas, pero por lo menos hacerlas no tan visibles. Después de eso me senté detrás de mi jefe, con la carpeta de los documentos en mi regazo. Finalmente la reunión empieza cuando ese mismo amable desconocido entra en la sala de reuniones acompañado de un grupo grande de personas, sentándose al lado opuesto de la mesa, algo que me hace sentir confundida, ¿No es alguien que trabaja para mí misma compañía? —Señor Gabriel Dunne, gracias por acompañarnos en esta reunión —saluda mi jefe al verlo entrar. —Siempre es un placer, señor Víctor Silverstorm —responde ese amable desconocido, que ahora reconozco como Gabriel Dunne. Extremadamente sorprendida, introduzco una de mis manos en mi bolsillo y nuevamente tomó ese bonito pañuelo de tela con las letras “GD” bordadas. ¿En serio recibí esto del mayor rival comercial de mi jefe?Pestañeo un par de veces, esperando que ella me diga que todo esto es una broma, pero como mantiene su silencio, me doy cuenta de que dice la verdad…¿Es en serio?—¿Qué? —pregunto confundida.—No te preocupes, tu no tienes que saber nada, solo tienes que prestarme tu cuerpo por un par de meses y luego de eso toda esta pesadilla terminará.—No, eso jamas —me niego en rotundo, dejando mi actitud pasiva—. Si usted quiere un bebé concibalo por su cuenta, las dos somos mujeres…—No, conmigo no funcionaría para lo que necesito…Entonces lo entiendo, esta maldita loca es una de esas niñas “ricas” que creen que pueden comprarlo todo por tener dinero, pero yo no soy algo que se pueda comprar, y absolutamente no voy a quedar embarazada por el capricho de esta tipa.—No lo haré, punto final —me niego en rotundo.Ya sin importarme nada, me giro en dirección a la puerta, dispuesta a marcharme, cuando uno de los aterradores guardias de Sophia me cortan el paso, y me obligan a retroceder nuevamente
—No sabía que tenías familiares en el hospital Santa Helena —dice Sophia arrancando su coche.—Si… Mi padre está un poco enfermo —respondo sin querer dar demasiados detalles.Sophia es la hermana de mi jefe, y aunque luce tan amable, no puedo evitar tenerle algo de miedo y querer guardar cierta distancia con ella, pues no estoy segura de que cosas podría compartir con Victor Silverstorm, y no quiero darle mayores motivos a esa bestia para torturarme.—Que tristeza, espero que se recupere pronto —dice Sophia de la misma manera amable.Ambas guardamos silencio por algunos minutos, mientras su coche avanza por las calles del centro de Chicago que están bastante llenas a la hora de salida de los trabajos, así que el tráfico es una pesadilla.—Lo lamento, no pude evitar quedarme preocupada por ti hoy, ¿Estás segura de que todo está bien? —pregunta ella mirándome de reojo.—Si, solo fue un día pesado —respondí de manera tímida.—Lo siento mucho, mi tonto hermano mayor tiene la mala costumbr
Para mi buena suerte el señor Silverstorm no regresa en toda la mañana, supongo que ocupado con sus accionistas o con otros asuntos de la empresa. Lo que me da tiempo de ordenar mejor los documentos y revisar algunas de las cosas de la computadora, dándome cuenta de que su anterior asistente tenía un orden casi religioso, ¿De verdad ella ordenó mal la carpeta con sus documentos?Sin embargo, lo bueno no dura para siempre, y finalmente después del almuerzo, mi jefe regresa a su oficina.Al verlo llegar, con ese traje oscuro y su cabello dorado perfectamente peinado, espero que se haya olvidado del asunto de la reunión y me deje tranquila. Pero cuando pasa cerca de mi escritorio observo sus ojos azules fijarse en mí como un depredador, y su voz fuerte suena por toda la habitación.—Señorita Galloway, a mi oficina ahora —ordenó él con firmeza.Sin tener más alternativa, me pongo de pie y entró en su oficina principal detrás de mi jefe, observando cómo él se para frente a su escritorio, y
Si, se que no es algo usual que una casi graduada de la carrera universitaria de Finanzas haya terminado como una simple asistente, sin embargo el trabajo y la paga es buena, así que al aceptarlo creí que tendría una gran oportunidad.Obtener en mi currículum que trabajé para las famosas empresas tecnológicas Silver me abrirá muchas puertas, y con la paga podría saldar muchas de mis deudas… O eso pensé antes de conocer a mi jefe, pues ahora creo que no voy a durar ni una semana en este trabajo.Al iniciar la reunión tras las típicas formalidades, mi jefe me pidió la carpeta con los documentos, la cual yo tímidamente le entregué.Pero cuando Víctor Silverstorm abre la carpeta y hojea su contenido, me lanza una mirada furiosa, preguntándome en un susurro demasiado audible:—¿A esto le llamas documentos contables? ¿Qué clase de mierda es esto? —pregunta furioso.—Lo siento señor Silverstorm, pero yo no… —intento explicarme.—Eres la peor empleada de esta compañía, señorita Galloway.Sin
Retrocedo de inmediato cuando la taza de café se estrella en el piso, a solo un par de centímetros de mis nuevos zapatos de tacón, manchando por completo mi ropa y quemando ligeramente mi piel.—¿Esto es lo que tú llamas un Americano? —pregunta mi jefe sin siquiera mirarme— Repitelo, o la siguiente taza irá a tu estúpida cara, señorita Christina Galloway.Sin saber que hacer, pues esta es la primera vez que alguien me trata de una manera tan cruel, con las manos temblorosas decido recoger la taza en el suelo, y rápidamente salgo de la oficina del señor Silverstorm, mientras las lágrimas comienzan a correr por mis mejillas.Tal vez este trabajo no es una bendición después de todo…Lo más rápido que puedo, camino en dirección a la pequeña cocina que hay en el piso, donde intentando recordar nuevamente las instrucciones que me dió la anterior asistente en mi puesto, preparo nuevamente el café con cuidado, con las manos tan temblorosas que creo que en cualquier momento las cosas escaparan
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