Ella, una joven brillante pero subestimada por su apariencia, trabaja para un magnate atractivo y poderoso, uno de los solteros más deseados de América. Entre humillaciones, secretos y un amor inesperado, se enamoran. Pero cuando todo parece derrumbarse, ella desaparece embarazada y sin dinero, mientras la hermana de él es la única que sabe la verdad. Él entrará en pánico y hará lo imposible por encontrarla, sin saber que está a punto de conocer su propia redención.
Ler maisEl primer sí
Isabella
El edificio Lennox-Spencer Group era tan imponente como intimidante. Brillaba como una joya en medio de la ciudad, con su fachada de cristal y líneas modernas. Los autos de lujo entraban y salían del estacionamiento privado como si fuera lo más normal del mundo. Isabella Taylor, en cambio, bajó del autobús con su currículum doblado dentro de una carpeta de cartón gastada, y los zapatos un poco vencidos. Su falda no era nueva, pero estaba planchada con esmero. Llevaba una camisa blanca que no era precisamente de diseñador y un abrigo beige heredado de su madre. Su cabello pelirrojo y rebelde estaba recogido en una coleta alta, y sus grandes lentes ocultaban parcialmente sus pecas y ojos verdes, nerviosos y curiosos.
Isabella respiró hondo, apretó los labios y miró hacia la entrada del edificio como si fuera a entrar al Olimpo. “Es ahora o nunca”, se dijo mentalmente, y comenzó a caminar hacia la recepción con paso firme, aunque sus piernas temblaban como gelatina.
Llevaba meses buscando trabajo. Múltiples entrevistas, así como Múltiples rechazos. No por su currículum —era excelente, graduada con honores en Economía y con un post grado en finanzas y un sin números de cursos sobre el tema, decir que todos quedaban impresionados era quedarse cortos. Pero todo cambiaba con un pequeño detalle. — sino por lo que no podían evitar mirar: su rostro común, sus lentes gruesos, su ropa pasada de moda. “No encajas con la imagen de la empresa”, le habían dicho con sonrisas falsas. “Buscamos un perfil más… comercial”.
Ya no recordaba cuantas veces fue rechazada, solo por su apariencia que no tenía nada de malo para ella.
Pero ese día, milagrosamente, Lennox-Spencer Group había dicho sí.
Después de ver la alerta en el sitio de trabajo online ,donde ella solía postular, vio la convocatoria para el puesto de asistente junior.
Con un sueldo bueno para ella, y los horarios le permitirían seguir ayudando en el orfanato.
Y sin pensarlo postulo y esa misma tarde tuvo su respuesta.
Decir que no tenía terror, era quedarse corto, pero ya está frente del imponente edificio.
—Buenos días —saludó con su mejor sonrisa a la recepcionista, una mujer con una manicura perfecta y labios rojo intenso que la miró con desdén, como tantas—. Vengo, a una entrevista con el señor Julián.
La recepcionista revisó su computadora y asintió no dejándola terminar con la frase.
—Taylor… Isabela Taylor. Sí, aquí está. Te están esperando en el piso 19.
La estaban esperando. No se había acostumbrado a eso. Subió al ascensor con una mezcla de emoción, nerviosismo y temor. Era la primera vez que un edificio la hacía sentirse tan diminuta. Todo olía a perfume caro, a éxito, a un mundo inalcanzable.
Al llegar al piso 19, fue recibida por un joven vestido de traje que la condujo a una oficina de vidrio.
—Espere aquí, por favor. En unos minutos vendrá el jefe de área.
Isabella se sentó en una silla moderna y muy incómoda, repasando mentalmente sus respuestas. La oficina estaba decorada con cuadros abstractos, estanterías minimalistas y una enorme ventana que mostraba la ciudad en todo su esplendor. “Este no es mi mundo”, pensó. Pero se obligó a sonreír. “Todavía se dijo a si misma”.
A los Minutos después, un hombre de unos 50 años entró. Alto, bien vestido, con rostro amable.
—Isabella, ¿cierto? Bienvenida. Soy Julián Pérez, jefe de Finanzas. Ya revisamos tu expediente, y las recomendaciones que nos brindaste y… honestamente, nos impresionó.
Isabella parpadeó. ¿Había escuchado bien?
—¿De verdad?
—Sí. Te estamos contratando, Isabella. El puesto es tuyo, si lo quieres claro está.
Isabella se quedó sin palabras buscando un rastro de broma en el rostro del hombre sentado frente a ella.
—¿En serio? ¿Así… tan rápido? Su voz se quebró un poco cuando respondió.
—Llevamos meses buscando a alguien con tu perfil, y si te soy sincero, todos eran… adornos sin fondo. Tú tienes una mente única y sé que serás una gran ayuda. Y Eso es lo que nos importa aquí.
Ella asintió, conteniendo las lágrimas, de felicidad. No sabía que decir o como decirlo ya que desde que se graduó nadie le dio la oportunidad.
—¡Lo acepto! Muchas gracias… ¡gracias! De verdad y no se arrepentirán por confiar en mí.
Julián sonrió con calidez. Solo era una niña asustada.
—Empiezas el lunes. Te daré un poco de información sobre tu puesto, de la empresa y de los dueños de todo esto, debes conocer y empaparte con los detalles. Tienes potencial, Isabella. No dejes que nadie te convenza de lo contrario.
Salió del edificio después de casi tres horas en donde le mostraron donde trabajaría y con el corazón a mil, con el contrato en una carpeta de cuero nueva que le entregaron al salir, y una sensación que nunca antes había sentido: valía la pena.
La casa de los Taylor era modesta, en una zona tranquila al sur de la ciudad. Su madre estaba doblando ropa frente al televisor y su padre regaba las plantas en el pequeño jardín cuando Isabella llegó, casi corriendo.
—¡Mamá! ¡Papá! ¡Me contrataron! —gritó desde la puerta.
Su madre dejó caer una camisa, mientras su padre se asomó a la puerta con la manguera goteando.
—¿Qué? —preguntó su madre, soltando una risita nerviosa.
—¡Que me contrataron! ¡En Lennox-Spencer Group! ¡Empiezo el lunes!
Hubo un segundo de silencio, como si nadie supiera cómo procesar la noticia. Luego, la madre de Isabella soltó un grito saltando de alegría y corrió a abrazarla con fuerza.
—¡Ay, mi niña! ¡Sabía que lo lograrías! —dijo, besándola en la frente con lágrimas en los ojos, puramente de orgullo.
—Te lo dije, Carmelo —dijo la madre al padre de Isabella—. ¡Te lo dije!
Su padre la abrazó también, torpemente, pero con el orgullo desbordándole la cara.
—Mi hija trabajando para ese ricachón famoso… ¿Cómo es que se llama? ¿Luciano Lennox?
—¡Sí! —dijo Isabella, aún sin creerlo—. No lo conocí hoy, pero es el dueño de eso y mucho más, mami, papi no saben cuánto dinero tiene.
Yo creo que ni él es consciente. Dice Isabella con una risa de asombro.
—Ese tipo sale en la revista de empresarios más codiciados —dijo su madre, divertida—. Y tú vas a trabajar en su empresa. ¡Mírate!
—Es solo un trabajo —respondió Isabella, pero no podía ocultar su emoción.
—Es el primer paso —dijo su padre, tomándola de los hombros—. Y tú naciste para dar pasos grandes, hija.
Esa noche comieron pastel improvisado, con jugo de manzana servido en copas de vidrio viejas. Rieron, se emocionaron, y en la habitación de Isabella, antes de dormir, ella miró al techo con los ojos brillantes. No sabía que estaba a punto de iniciar la aventura más intensa, dolorosa y hermosa de su vida. Solo sabía que, por primera vez, alguien había visto su valor.
Y eso, para Isabella Taylor, lo cambiaba todo.
Un viaje combinado.LUCIANO LENNOX - SPENCER Tenerla entre mi cuerpo fue algo surrealista, jamás pensé que ella sola me pidiera hacer el amor, pero quedé feliz y ni que decir sobre su interior, ya que fue lo más maravilloso que he sentido. Después de haber hecho el amor por varias horas, puesto que no podía encontrar saciedad, quería más y más de ella. Se durmió entre mis brazos y cuando desperté la miré, aún no creyendo que estuviera en mi cama junto a mí.Y sin esperar le solté que no quería que se fuera, quería tenerla a mi lado, ya no quería soltarla.Así que le conté todo, bueno, casi todo, en el acoso del maldito de Jasón, también le di a entender que su padre está metido hasta el fondo, y no que ya recibió un pago para entregarla.Y no debo decir que funcionó y no lo hice por maldad o aprovechamiento, sino que, no estoy dispuesto a correr el riesgo de que el maldito se la lleve.Tr
La noche que nos desarmó Isabella TaylorDormir a su lado no fue solo entregarme, sino que fue redención.Y la decisión no la tomé así, por así, solo necesitaba olvidar todo, ser yo misma y hacer algo que, desde que lo conozco, he querido hacer.Sé que posiblemente lo nuestro no florezca o quizás sí, y la vida me dará mi final feliz, pero hoy, ahora quiero hacerlo y quiero que sea él.Cuando terminé de darme un baño, salí más relajada, pero solo con una bata de baño cubriendo mi cuerpo. Me acerqué al balcón y miré toda la ciudad. Desde ese día siempre me he preguntado en el porqué a mí, el porqué mi padre me vendió cuál trozo de carne.Y recordando siempre hubo situaciones en donde jamás me cuestione por actitudes de mi padre hasta ahora que ya soy adulta.Salgo de mis pensamientos cuando siento la puerta abrirse detrás de mí y no tengo que ver quién es porque siento su mirada en mi espalda. Él se a
La escena que lo rompióJASON SPENCER.4 años atrás.El momento fue tan fugaz como eterno. La volví a ver, pero esta vez la vi sonreír con mi primo en la oficina de él. Su rostro estaba un poco más maduro que hace cuatro años cuando la dejé, por decisión de mis padres.Flash BlackSé que fui muy brusco con ella, pero su distanciamiento sin aparente justificación me volvió loco. Desde que la vi, supe que era diferente.Al principio ella se reusó, pero con el tiempo aceptó mis halagos, no me lo dijo; sin embargo, tampoco lo paró y eso es clara señal de que lo quería de igual manera.Debo reconocer que fui un poco intenso con ella, ya que muchas veces me metí a su dormitorio para poder conocerla mejor, miraba sus cosas olía su cama y también urge en su ropa y artículos personales y debo reconocer que muchas veces tomaba su ropa interior solo para saber a qué olía y ese olor al instante se convirtió en mi droga, y tuve que robarle algunas prendas íntimas para poder saciar mis ganas de ell
UNA CENA CON VARIEDADISABELLA TAYLORCuando la madre de mi jefe insiste en que debo ir con ellos a cenar, no me queda más que tomar mis cosas. No es por su insistencia, sino por la ilusión que tiene en su rostro.Llegamos a un restaurante muy elegante y las miradas se posan en los Lennox-Spencer, obviamente, ya que ellos son la SOCIALITE de esta ciudad y creo que están más arriba de eso.Pero salgo de los pensamientos cuando llega el camarero para tomar nuestras órdenes, miro la carta y de todo lo que veo, lo único que reconozco es, un pollo a la no sé qué, así que Luciano me ayuda y después de eso casi todo sigue como si nada, hasta que después de una hora mi celular comienza a sonar con desesperación, lo dejo y no me preocupo hasta que Luciano nota mi incomodidad.Se levanta, pide permiso por ambos y nos retiramos a la terraza con nuestras manos entrelazadas, tome mi celular entre mis manos, lo miro y mi cuerpo por completo tiembla porque son 45 llamadas de mi padre, 82 mensajes de
Un pasado más vivo que antes.Isabella Taylor.Todo lo que ha pasado en estos últimos meses me tiene confundida, sus actitudes me confunden, sus muestras de cariño y luego su rechazo, me volverán loca.Cuando me besó, sentí que por fin él me miraba de forma diferente. Los días posteriores fueron un sueño para mí. Pero de la nada me baja de ese pedestal en que me sube, y no solo eso, sino que a veces es cruel.No lo entiendo, es como si le gustará, pero se da cuenta de quién soy y cómo soy y se retracta de todo y sigue con sus actitudes raras.Pero cuando vi al maldito de Jasón, las preocupaciones por Luciano y sus actitudes quedaron en segundo plano.Saber que son familia enciende todas mis alertas. Ese maldito ser me marcó por mucho tiempo. FLASH BACKCuando ingresé a la universidad el primer semestre, este maldito puso sus asquerosos ojos en mí y fui perseguida por él.No le bastó con declinar a todo lo que él me propuso, se convirtió en mi acosador personal. En el campus siempre s
Punto de Quiebre SEGUNDA PARTE La miro como si me hubiera dado una bofetada. Me acerco y sin pensarlo ni nada la abrazo con desesperación. Tomo su rostro entre mis manos y la beso despacio, pero sin ocultar mis sentimientos, esos que no puedo dejar salir.La abrazó a mi pecho y ella cierra sus bellos ojos. Mis latidos son frenéticos, no obstante toda la magia se esfuma porque una tos fingida se escucha a unos metros de nosotros.Ambos abrimos los ojos y miramos quién es y nos damos cuenta de que mi madre y Renata están de pie en mi oficina, ambas sonríen en dirección a Isa.Isa trata de zafarse de entre mis brazos, aun así, no la suelto, ya que más de ellas nos vieron y es solo cosa de horas para que toda la ciudad se entere, así que la beso en sus labios frente a ambas mujeres.Pues debo decir, están más contentas, que quien está en mis brazos.Mi madre tiene una sonrisa gigante que no se la podría borrar ni con una bofetada.—Disculpen, niños, pero debemos hablar urgente. Rena me
Último capítulo