Mundo ficciónIniciar sesiónMuchos creemos en el amor a primera vista, otros en el amor con el cual nos reencontramos después de muchos incluso creen que solo es tiempo de esperar. En mi caso jamás me gustó pensar en eso aunque no puedo negar que estoy enamorada de un niño, un niño al cual quiero con todo mi corazón. Aún recuerdo la primera vez que me dió un beso teníamos tan solo 7 años, corríamos por la playa sin importar que nos llevaramos el me tomo con sus pequeñas manos de mi rostro y me besó, recuerdo sus bellos ojos color cafés claros mirándome con ternura, su cabello castaño alborotado y su piel rosada por lo que acabábamos de hacer. Esa fue la última vez que lo ví, fue la última vez que Vi a ese niño del que llevo enamorada toda mi vida y todavía puedo recordar sus palabras cuando nos despedimos. –Hasta siempre Luci –
Leer másMiraba por la ventana del auto perdida en mis pensamientos extrañaría mucho la ciudad de Nueva York pero solo sería por un tiempo además necesitaba pensar con claridad y aquí no lo haría de eso estaba completamente segura.
–Estas segura que quieres irte aún? – pregunto mi padre mirando por el retrovisor haciendo que yo me exaltará.
–Ya te lo dije papá necesito estar lejos de aquí por un tiempo – suspiré resignada. –Ademad no veo a Nana desde hace 11 años.
–Lucia tiene razón tiene que estar lejos de todo esto por un tiempo – ahora mi madre era quien hablaba en mi defensa.
–Bueno, pero prométeme que llamaras si no estás comoda.
–Lo haré papá no te preocupes estaré bien – negué con una sonrisa burlona.
–Solo son dos meses tranquilo cariño – mi madre poso una mano en el hombro de mi padre que conducía con tristeza.
–Mi bebé ya crecio.
–Papá enserio deja de llamarme así ya no soy una bebé – reproche.
–Para mi lo eres y punto.
Todos reímos al mismo tiempo. Después de 20 minutos de estar escuchando las despedidas de mis padres por fin llegamos al aeropuerto en dónde me informaron que mi vuelo con destino a los Ángeles partía en 15 minutos así que sin preámbulo de me despedí de mis padres y aborde el avión.
En el vuelo aproveché para ir al baño a cambiarme los pantalones por unos shorts, de mezclilla que quedaban a la perfección con mis tenis completamente negros.
Me mire al espejo y mi rostro lucia pálido con un par de ojeras como adornó en los últimos días no había dormido nada pensando en como resolvería este pequeño problema que tenía adentro de mi.Salí del pequeño baño que se encontraba dentro del avión y tome mi asiento, aproveché para dormir un poco ya que el vuelo duraría aproximadamente 3 horas y no las podía desperdiciar.
Desperté gracias a los suaves movimientos de la azafata que dió en mis hombros está me indico que estábamos por aterrizar y que debía de colocarme el cinturón de seguridad, con la cara aún adormilada solo pude dar un leve asentimiento con la cabeza.
Baje del avión algo mareada últimamente siempre estaba mareada pero en mi estado era algo normal o eso supongo. Recogi mis maletas en la zona de equipaje !cielos este aeropuerto si que era grande!, tarde más de 20 minutos en recoger mis dos maletas.
Salí al estacionamiento en dónde rápidamente pude identificar a mi nana, su pelo rubio y sus ojos bellamente azules me miraron y rápidamente se lanzó sobre mi para abrazarme y apapachar me solo como ella sabía hacerlo.
–¡Niña en qué momento has crecido tanto! – no paraba de verme con alegría.
–No lo se – respondí con una sonrisa tímida.
–Aah!, Ven aquí te extrañe tanto – me volvió a abrazar de una manera cálida y cariñosa.
–Yo también no tienes idea de cuánta falta me has hecho estos años – dije y no pude dejar caer una pequeña lágrima de mis ojos.
– Mi niña pero no llores mejor vallamos a casa. – Me abrazo por los hombros con una sonrisa. –¡ Sebastian, Sebastian! Ven ayuda con las maletas. – comenzó a gritar el nombre de aquel individuo al que también había extrañado.
Paramos enfrente de una camioneta blanca grande y justo de ahí bajo un joven alto, guapo, con el cabello castaño y alborotado y sus ojos esos ojos marrones que con la luz se tornan de un color miel atinandole al verde me miraron y yo a ellos los había hechado tanto de menos.
Sebastian corrió hacia mí y de un movimiento rápido me levantó en sus brazos para abrazarme.
–¡Dios Lucia! – sonrió embobado al verme y con las mejillas rojas me bajo.
– Sebastian qué gusto verte – dije con una sonrisa y valla que era un gusto el niño de siete años se había convertido en todo un hombre, guapo y maduro todo lo que una mujer pudiese desear.
–Estas hermosa – suspiro y volvió a abrazar me no pude evitar que mis mejillas ardieran en el color rojo.
–Bueno, bueno ahora sube las maletas niño – la voz de mi nana se hizo presente sacándonos a mí y a Sebastian de nuestro momento feliz.
Sebastian subió las maletas a la parte trasera de la camioneta y después los tres subimos en ella para dirigirnos a la casa de Nana.
Ella vivia a las afueras de los Ángeles en una casa cerca de la playa con todo lo necesario para poder vivir tranquilamente.....
– – –¡Aaaahhhh!, ¡Maldita sea duele! – – Grite tratando de calmarme. – – –Amor tranquila ya vamos para el hospital respira – – Sebastian soplaba con su boca indicándome que me calmara estaba más nervioso que yo.Así es Sebastian el, el amor de mi vida creímos aver perdido las esperanzas pero después de 3 meses de estar en coma un día mientras le hablaba como lo hacía todos los días mientras él seguía conectado a esa cama despertó. Haciéndome la persona más feliz del mundo. Tal vez no estuvo conmigo en los primero meses del embarazo pero el resto fue la persona más atenta que puede existir en este mundo. A Esteban le condenaron 25 años de prisión y con una orden de aislamiento para cuando saliese libre no se nos pudiese acercar.Y ahora estábamos aquí camino al hospital para esperar al deseado bebé que por cierto estaba siendo doloroso traerlo al mundo. – –¡Idiota ve más rápido! – – le grite molesta a Sebastian golpeando su hombro. – –¡Puedes parar de insultarme! – – brameo igu
Lucia.Otro golpe estampó en mi mejilla está era la tercera vez que recibía otra cachetada por parte de Esteban y ardía como el mismo infierno. – –¡Por favor ya dejame! – – suplique entre sollozos y tratando de levantar mi cara. – –Te prometo que si me dejas ir no le diré a nadie te lo prometo. – –¡No, no y no!, ¡¿Acaso me crees estúpido?! – – grito con el ceño fruncido. – –Ahora si tú Sebastian no está aquí para salvarte – – hizo un puchero acompañado de una risa tenebrosa. – –Se te acabo la valentía Luci – – en ese momento saco de su cintura un arma apuntando directamente a mi frente. – –¡Si no eres mía tampoco serás de ese idiota! – – Pego con fuerza el arma a mi frente haciendo que yo cerrara mis ojos esperando el impacto.Por un momento todo pareció estar bloquedo estaba esperando a que soltará el gatillo de esta para poder quedarme dormida pero todo paso tan rápido que de un momento a otro Sebastian estaba encima de Esteban tratando de quitarle el arma y Lia ayudandome a
El cuerpo me dolía en especial la zona de las muñecas estás se sentían apretadas y con mucho ardor. Poco a poco abrí mis ojos de par en par también sentía un leve mareo. Entonces me di cuenta de que no estaba en mi apartamento estaba en una clase de sótano amarrada a una silla con mis pies y mis muñecas atadas y en mi boca un pedazo de cinta. Todo estaba obscuro a excepción de una pequeña ventana. Intenté moverme pero definitivamente era inútil además de que el dolor en mi cabeza me estaba matando. – –Ni si quiera lo pienses hermosa – – una voz tenebrosa me hizo dar un pequeño salto y empezar a buscar por todo el lugar a alguien. – –Eres hermosa – – susurro. Entonces poco a poco sentí como alguien se ponía enfrente de mi y cuando por fin lo tuve cara a cara mis ojos no creían lo que veían.Esteban estaba en frente de mi con aspecto bastante mal, tenía ojeras por doquier y sus ojos estaban rojos con las pupilas dilatadas, estaba drogado de eso no había la menor duda. Con brutalidad s
– –¡Santo cielo lo viste?!, ¡Era del tamaño de una semilla! – – Sebastian gritaba afuera del estacionamiento emocionado. – –Si Sebastian, si lo ví y tienes razón era muy pequeño – – dije con una pequeña sonrisa.El día de hoy habíamos tenido nuestra primera ecografía en la que apenas y se podía apreciar una pequeña bolita. Sebastian había estado presente y su emoción era notable en verdad me hacía tan feliz que el aceptará a este bebé y que estuviésemos juntos de nuevo.El mismo día que le contamos a mis padres llamamos a Nana para avisarle y fue tanta su emoción que hoy llegaría aquí a Nueva York para ver si todo estaba en orden conmigo. – –Adelante bella dama – – dijo mi novio abriendo la puerta del auto para dejarme subir. – –Gracias – – asentí con una pequeña sonrisa. Sebastian rodeo el auto y después se subió para poner el auto en marcha. – –Ahora vallamos por tu madre al aeropuerto estará ahí en 30 minutos y nosotros nos hacemos 25 así que acelera por favor – – demandé
Salimos del hospital por la tarde y nos dirigimos a mi apartamento. Sebastian me llevo a la recamara a que me recostara mientras que Niall y Lia salieron para comprar algo de comida.Me dejó sobre la cama con cuidado y se dedicó a quitarme los zapatos para después comenzar a darle un masaje a mis pies. – –¿Cómo te sientes – – pregunto en un susurro y se sentó a un lado mío. – –Estoy bien, ya lo he dicho más de 100 veces todo está en orden – – sonreí de oreja a oreja – –¿Cómo le diremos a tus padres?, ¿A mí madre? – – hablo demasiado rápido debido a su nerviosismo. – –Oye, oye tranquilo – – lo tome con una mano del rostro y con otra del hombro. – –Esta noche hablaré con mis papás y después le diremos a Nana estoy segura de que ellos nos entenderán – – sonreí de lado tratando de calmarlo. – –¿Y que hay de la universidad?, ¿La dejaras?, No puedes hacer eso es tu sueño – – pregunto y se respondió por sí solo que hasta me hizo reír. – –Ya pensaré en eso mientras seguiré asistiendo
Lucia.Desperté con un dolor en mi brazo izquierdo y con la cabeza aturdida dándome cuenta de que en este se encontraba una aguja enorme pegada a él. Poco a poco me incorpore en la cama y me di cuenta de que estaba en un hospital. Entonces reaccione, ¡Mi bebé! Rápidamente lleve una mano a mi vientre, ¿Y si lo había perdido?. No, no eso no podía ser. – –Tranquila tu y el bebé están bien – – una voz me hizo elevar la cabeza, ¿Niall?. – –¿Que haces aquí? – – pregunte poniéndome una mano en la frente debido al dolor. – –Bueno te desmayaste, Sebastian te trajo aquí, Lia y yo vinimos a verte y ahora despertaste y estás bien – – se cruzó de brazos explicando con seriedad. – –¿ Sebastian está aquí? – – levanté ambas cejas confundidas. – –Si, fue con Lia a la cafeteria, está un tanto confunfido – – asintió con la cabeza repetidas veces. – –Dios – – lleve ambas manos a mi pelo pasando las con desesperación. – –No debí dejar que esto pasará, no debió pasa. – –Luci de alguna o de otra ma
Último capítulo